En Miami se está desarrollando un complejo escenario político. Los republicanos latinos de Florida, un grupo demográfico clave en este disputado estado, se enfrentan a una contradicción. Por un lado, existe un creciente malestar por la incendiaria retórica de Donald Trump sobre la inmigración, en particular su reciente afirmación de que los inmigrantes indocumentados están “envenenando la sangre” de Estados Unidos. Por otro, su apoyo al expresidente sigue sin disminuir.
El representante Carlos Giménez (republicano de Florida), cuya familia tiene raíces cubanas, personifica esta dualidad. Giménez ha criticado abiertamente los comentarios de Trump, pero sigue dando su apoyo al ex presidente. Su postura refleja un sentimiento más amplio entre los republicanos latinos de Florida, que, a pesar de las reservas sobre la retórica de Trump, parecen dispuestos a pasarlo por alto por una variedad de razones.
Las razones de este apoyo continuado son múltiples. Muchos en la comunidad ven a Trump como una figura que, a pesar de su falta de tacto diplomático tradicional, habla de sus preocupaciones más profundas sobre la inmigración y la seguridad nacional. Ernesto Ackerman, miembro del grupo Independent Venezuelan American Citizens y miembro del comité del Partido Republicano, se hace eco de este sentimiento. Reconoce la brusquedad de Trump, pero sugiere que la sustancia de sus políticas eclipsa su retórica.
Los resultados de las elecciones de 2020 en Florida señalaron un cambio notable. A pesar de la controvertida postura de Trump sobre la inmigración, incluida la política de separación de familias y los intentos de prohibir los viajes desde ciertos países de mayoría musulmana, obtuvo un apoyo significativo de los votantes hispanos en el sur de Florida. Este cambio fue particularmente evidente en el condado de Miami Dade, donde Biden ganó por solo 7 puntos porcentuales, un fuerte descenso respecto al margen de 30 puntos de Hillary Clinton en 2016.
La residencia a tiempo parcial de Trump en Florida y sus esfuerzos por conectar con los votantes hispanos, como la visita al famoso restaurante cubano Versalles en Miami, han ayudado a mantener su popularidad. Su enfoque parece resonar entre quienes han huido de la persecución política y las dictaduras en sus países de origen.
En marcado contraste, la respuesta demócrata a los comentarios de Trump ha sido una rápida condena. Estableciendo paralelismos con figuras autoritarias como Adolf Hitler, la campaña de Biden ha lanzado anuncios bilingües en estados disputados en los que se presenta a Trump de forma negativa. Sin embargo, estos anuncios no se emitieron en Florida, donde la campaña se centró en la postura de Biden contra los dictadores y su compromiso con la libertad y las oportunidades, centrándose en los cubano-americanos y los venezolanos-americanos.
El panorama en Florida se complica aún más por la actual situación de la inmigración. Con más de 10 000 detenciones diarias en la frontera sur y más de un millón de casos de asilo pendientes, las preocupaciones por la seguridad fronteriza y la política de inmigración están en el punto de mira de los votantes. Estas cuestiones son especialmente importantes en lugares como Hialeah, una ciudad de mayoría cubana, donde el alcalde republicano Esteban Bovo ha acusado a los demócratas de ignorar estos problemas.
A medida que el panorama político sigue evolucionando, los republicanos latinos de Florida se encuentran en una encrucijada. Su continuo apoyo a Trump, a pesar de sus polémicos comentarios sobre inmigración, pone de relieve una compleja interacción de prioridades políticas, historias personales e identidades políticas.
Una “Cuba paralizada” se enfrenta a la contracción económica
Por Nieves Roger
Es probable que la economía cubana se contraiga hasta un 2% este año, lo que supone una importante desaceleración, informó el ministro de Economía, Alejandro Gil.
