Los hombres del gobierno llegaron a la casa de Menéndez un día en la Cuba prerrevolucionaria y registraron el lugar, volcando las cosas mientras buscaban dinero, testificó la hermana del senador por Estados Unidos Robert Menéndez durante su juicio federal por corrupción el lunes.
Bob Menéndez aún no había nacido, pero Caridad González, que ahora tiene 80 años, dijo a los jurados que los cuatro agentes y un hombre vestido de negro nunca encontraron el dinero escondido en el falso fondo del reloj de pie del patriarca Mario Menéndez.
“Ahí es donde papá guardaba todo su dinero”, dijo González, añadiendo que su familia acabó huyendo a Estados Unidos en 1951 después de que el negocio de su padre cayera en desgracia ante las autoridades cubanas y la familia perdiera gran parte de su fortuna.
Es parte de la leyenda familiar que el equipo legal del senador trató de destacar el lunes cuando su primer testigo subió al estrado en la octava semana del juicio.
El testimonio podría ser una parte crucial de la defensa, ya que el senador trata de explicar los 486.461 dólares en efectivo y más de 100.000 dólares en oro que los agentes del FBI incautaron en su casa de Nueva Jersey durante un registro en 2022.
¿En pocas palabras? Bob Menéndez guardaba dinero en efectivo en su casa, dijo su hermana.
“Era normal”, dijo la hermana del senador. “Es algo cubano”.
Los fiscales sostienen que el atesoramiento de efectivo y oro procedía de sobornos pagados por un trío de empresarios de Nueva Jersey a cambio de la influencia del senador. Los abogados defensores rebaten que gran parte del dinero incautado había sido retirado por el propio senador de sus propios ahorros a lo largo de los años.
Menéndez está acusado, junto con su esposa Nadine, de soborno, fraude, extorsión, obstrucción a la justicia y actuación como agente extranjero de Egipto. Nadine Menéndez será juzgada por separado más adelante, ya que actualmente está recibiendo tratamiento contra el cáncer.
El senador aún no ha dicho si subirá al estrado, pero su hermana ofreció a los miembros del jurado el retrato más simpático hasta ahora del otrora poderoso presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que se defiende por segunda vez de acusaciones de corrupción.
Calificó al legislador demócrata de 70 años de “mi hermano pequeño” y contó cómo le había cambiado los pañales.
“Ayudé a criar a Bob”, dijo.
Su hermano pequeño nació en Manhattan, poco después de que su familia llegara a Estados Unidos en 1951, dijo González, y la familia le hablaba tanto en inglés como en español para evitarle “el problema que tuvimos cuando llegamos a este país.”
“No te fíes de los bancos”
La vida en Cuba había sido “perfecta”, recordó González.
Su padre dirigía un exitoso negocio textil, especializado en corbatas para hombres, y la familia vivía cómodamente en La Habana, dijo la hermana del senador.
Su madre, Evangelina, tenía ayuda para cocinar y limpiar, así como un chófer.
“Fuimos los primeros del barrio en tener televisión”, dijo. “No tuvimos ningún problema. Teníamos todo lo que queríamos”.
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando “un hombre muy influyente de La Habana”, competidor del negocio de su padre, intentó que Mario Menéndez “cerrara su negocio y trabajara para él.”
“Papá se negó a hacerlo, y con eso, todo lo demás empezó a ir cada vez peor, gente que venía a casa o hablaba y demás”, dijo.
A los miembros del jurado se les ahorró una historia completa de la política cubana y se les dieron pocos detalles sobre cómo encajaba la familia Menéndez en el panorama, pero según el testimonio de González, el hombre que amenazó a su padre tenía aliados en el Gobierno.
Esto fue antes de la Revolución Cubana, durante el mandato de Fulgencio Batista, que más tarde fue derrocado por Fidel Castro.
En un momento dado, dijo, funcionarios del gobierno cerraron una fábrica que Mario Menéndez tenía en la parte trasera de su casa.
Cuando la familia huyó, se llevaron su dinero y otros objetos de valor, pero perdieron todo lo que tenían en propiedades inmobiliarias y bancos. A partir de entonces, la familia guardó el dinero en casa. Escondido en armarios, detrás de las paredes y bajo las tablas del suelo.
“Papá siempre decía: ‘No te fíes de los bancos’”, cuenta González.
González vive ahora con su familia en un edificio propiedad de su hermano menor, que ella ayuda a administrar, “como un encargada”.
“Debes estar muy orgullosa de tu hermanito”, le dijo a la testigo el abogado de Menéndez, Avi Weitzman, lo que provocó una objeción de los fiscales antes de que González pudiera replicar.
“El jurado hará caso omiso de los comentarios de los abogados”, ordenó el juez, “por muy arteros que sean”.
El equipo de la defensa también llamó a declarar a la hermana de Nadine Menéndez, Katia Tabourian, quien declaró que los lingotes de oro y las joyas que los investigadores encontraron en el armario de Nadine formaban parte de una cultura de hacer regalos en su familia.
Declaró que el armario cerrado donde los agentes del FBI encontraron el oro era donde Nadine guardaba sus objetos de valor después de que una niñera robara dinero de la casa hace años.
El testimonio de los miembros de la familia marcó el comienzo de varios días de testigos de la defensa de Menéndez en un juicio que se ha visto empantanado por disputas sobre las pruebas.
El juez del Tribunal de Distrito de Estados Unidos Sidney Stein suspendió el juicio por un día para ordenar un “tsunami de presentaciones” y advirtió a la defensa y a los fiscales que no convirtieran el juicio en “una mala telenovela”.
* Artículo original: “‘It’s a Cuban thing.’ Menendez’s sister says it was ‘normal’ for the senator to hide cash at home”. Traducción: ‘Hypermedia Magazine’.