Maykel (Osorbo) Castillo Pérez, nacido en 1983, se ha convertido en un importante símbolo de la resistencia contra la represión de la libertad de expresión y la disidencia política por parte del gobierno cubano. Esta historia recorre la vida de un artista que, a pesar de numerosas adversidades, ha conseguido dejar una huella indeleble en el mundo del hip-hop y los derechos civiles.
Sin embargo, el caso de Maykel Castillo Pérez es un ejemplo conmovedor de los derechos de un individuo pisoteados por los aparatos del Estado, denuncia el Observatorio de Derechos Culturales, en su 5º informe. Al examinar sus experiencias en el marco de los instrumentos internacionales de derechos humanos, surgen varias violaciones claras:
- Derecho a la libertad de expresión: Art. 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos estipula que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión. Al censurar y señalar a Maykel por su contenido lírico, el gobierno cubano violó directamente este derecho.
- Derecho de reunión y asociación pacíficas: Según el Art. 20 de la DUDH, toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas. Las detenciones de Maykel por su participación en el Movimiento San Isidro y otras protestas pacíficas contravienen este derecho.
- Derecho a la libertad y seguridad personales: Art. 3 de la DUDH y Art. 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también conocida como Pacto de San José, afirman el derecho del individuo a la libertad y seguridad personales. Detener arbitrariamente a Maykel en numerosas ocasiones, a menudo sin cargos, es una violación flagrante.
- Derecho a un juicio justo: Art. 10 de la DUDH y Art. 8 del Pacto de San José subrayan el derecho a un juicio justo. La prolongada detención de Maykel sin juicio y su posterior condena sin un proceso judicial transparente infringen estas disposiciones.
- Libertad frente a la tortura y los tratos crueles: Tanto la DUDH (art. 5) como el Pacto de San José (art. 5) prohíben la tortura y los tratos crueles, inhumanos o degradantes. Los informes sobre los malos tratos infligidos a Maykel bajo custodia, incluida la incomunicación y la denegación de atención médica, infringen estos estatutos.
- Derecho a la familia y a su protección: Art. 17 del Pacto de San José garantiza los derechos de las familias y establece que nadie puede ser privado arbitrariamente de sus bienes. El continuo hostigamiento a la familia de Maykel y la intromisión en su vida privada, incluyendo allanamientos, desafía esta disposición.
- Libertad frente a la detención arbitraria: Art. 9 de la DUDH y Art. 7 del Pacto de San José protegen contra la detención arbitraria. Las repetidas detenciones de Maykel por parte del gobierno cubano, sin cargos ni motivos claros, transgreden estos artículos.
- Derecho a buscar asilo y a disfrutar de él: Según el Art. 14 de la DUDH, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en caso de persecución en otros países. Aunque Maykel no ha solicitado asilo, la constante persecución por parte del gobierno cubano subraya las condiciones que impulsan a las personas a buscar refugio en otros lugares.
- Reconocimiento ante la ley: Art. 6 del Pacto de San José garantiza a todos el derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica. Al presentar a Maykel como un delincuente en lugar de reconocer su legítima condición de artista y activista, se menoscabó este derecho.
- Derecho a indemnización: Según el artículo 10 del Pacto de San José, toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber sido condenada por error judicial. Dado el cuestionable juicio de Maykel, este aspecto merece ser examinado.
La situación de Maykel representa las alarmantes consecuencias de un gobierno que da prioridad al silenciamiento de la disidencia sobre la defensa de los derechos fundamentales de sus ciudadanos. A medida que su historia se hace más conocida en la escena mundial, sirve de potente llamada a la acción para que las entidades internacionales y las organizaciones de derechos humanos intervengan y aboguen por la justicia.
La infancia de Maykel estuvo plagada de dificultades. A los 10 años, tras el suceso conocido como #ElMaleconazo, su madre se marchó de Cuba. El trauma afectó negativamente a su rendimiento académico, lo que le llevó a ingresar en “el combinadito”, un centro de detención de menores. Este sombrío comienzo presagió su tumultuosa relación con el sistema de justicia cubano. A los 16 años, Maykel estaba encarcelado en una prisión para adultos, donde pasaría la siguiente década.
Sin embargo, el hip-hop cambió la trayectoria de la vida de Maykel. Canalizando sus luchas y desafíos en su arte, junto a su amigo de la infancia #ElFunky, el dúo forjó un estilo único que pronto les hizo adornar los escenarios de hip-hop más prestigiosos de Cuba. Su éxito alcanzó un hito en 2016 cuando consiguieron tres premios #PuñosArriba en el #FestivalDeRapNacional. Sin embargo, su canción “Por ti señor”, que hace referencia a Fidel Castro, llamó la atención del gobierno, lo que provocó un aumento del escrutinio y la vigilancia.
El activismo político y el arte iban de la mano para Maykel. Su postura contra el #Decreto349 le valió un encarcelamiento de 18 meses tras un concierto en #LaMadriguera (@ahsjovenescuba). Su protagonismo aumentó aún más como cofundador y figura destacada del Movimiento San Isidro (@Mov_sanisidro). A pesar de las repetidas intimidaciones y detenciones, Maykel se mantuvo firme, defendiendo campañas por los derechos de sus compañeros artistas, oponiéndose a la violencia policial y apoyando a sus compañeros “artivistas”.
El punto de inflexión llegó en agosto de 2020 cuando, en protesta por los artículos 86 y 90 del Código Penal cubano, acudió a una citación policial con la boca cosida. Este acto fue una respuesta al continuo acoso que sufría su familia, incluida una aterradora redada de las Brigadas Especiales de la Policía Nacional Revolucionaria.
En noviembre de ese mismo año, Maykel se unió a un grupo de manifestantes en la sede de @Mov_sanisidro para protestar contra la detención de otro artista, #DenisSolís. Esta protesta lo llevó a someterse a una huelga de hambre de 11 días hasta que fue sacado por la fuerza.
Al amanecer 2021, el rapero había sido objeto de casi un centenar de detenciones arbitrarias y violencia. Sin inmutarse, estuvo al frente de las protestas ante la sede de @CubaEsCultura en enero, sólo para ser detenido de nuevo. El régimen intentó empañar su creciente popularidad presentándolo como un criminal, no como un artista, ante sus 80 000 seguidores en las redes sociales.
Mayo de 2021 marcó otro periodo sombrío en el que Maykel estuvo incomunicado y desapareció. Mientras el Comité contra las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas buscaba respuestas de las autoridades cubanas, fue acusado y recluido en una prisión de máxima seguridad. Más de un año después, sin un juicio justo, fue condenado por presuntos delitos de desacato, resistencia a la autoridad, agresión y difamación contra instituciones del Estado.
Mientras estuvo encarcelado, persistieron los malos tratos. La salud de Maykel se deterioró sin recibir atención médica adecuada. Varias entidades internacionales, entre ellas Prisoners Defenders, Freemuse y Amnistia Internacional, han reconocido su difícil situación y condenado las acciones del gobierno cubano. Cabe destacar que, en reconocimiento a su coautoría de #PatriayVida, Maykel recibió dos Grammy Latinos, convirtiéndose en un himno para muchos cubanos. Además, sus contribuciones fueron reconocidas con prestigiosos galardones como el Freedom Prize de Freedom House en 2022 y un reportaje en la revista Rolling Stone.
La historia de Maykel Castillo Pérez es un duro recordatorio de la continua violación de los tratados internacionales de derechos humanos por parte del gobierno cubano. Su caso arroja luz sobre múltiples infracciones, desde la Declaración Universal de Derechos Humanos hasta el Pacto de San José, subrayando el constante desprecio de Cuba por la libertad de expresión, la libertad personal, la integridad física y mental y el derecho a la justicia.
Mientras el mundo observa, la resistencia y el arte de Maykel siguen inspirando a muchos, recordándonos el perdurable espíritu humano y la incesante lucha por la libertad.
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