Los remolinos del golfo de México podrían intensificar los huracanes

A medida que se acerca la temporada de huracanes en el Atlántico, Florida y otros Estados del Golfo de México deben prepararse para un factor a menudo pasado por alto, pero crítico, que puede transformar rápidamente las tormentas en monstruos mortales: los remolinos oceánicos calientes.

Estas masas arremolinadas de agua caliente, parecidas a los huracanes en su denominación, desempeñan un papel importante en la intensificación de las tormentas. Uno de estos remolinos, bautizado Eddy Cardone en honor a un meteorólogo pionero, ha estado girando cerca del centro del golfo desde marzo.

“Cuando las tormentas se encuentran con estos cachorros, suelen explotar”, explicó Nick Shay, oceanógrafo de la Escuela Rosenstiel de la Universidad de Miami. Shay, que estudia las corrientes oceánicas y su impacto atmosférico desde los años ochenta, destacó la importancia de estos remolinos en la dinámica de los huracanes.

Los remolinos oceánicos calientes forman corrientes en todo el planeta. En el golfo de México, se desprenden de la corriente del Lazo, que trae agua cálida del Caribe al golfo y luego fluye hacia el estrecho de Florida, uniéndose a la mayor corriente del golfo. Estos remolinos pueden abarcar más de 160 kilómetros y durar meses, proporcionando la energía que las tormentas necesitan para intensificarse rápidamente.

La consultora privada Woods Hole ha rastreado 78 de estos remolinos desde la década de 1980. En 2022 se registraron tres, entre ellos uno bautizado con el nombre de Oscar Wilde, que persistió a través de varios colapsos y reformulaciones.

Los avances en la monitorización de los océanos han demostrado que estos remolinos han estado presentes durante intensificaciones rápidas de huracanes, remontándose al huracán Opal en 1995. Shay recordó que el inesperado ascenso de Opal a categoría 4 en 18 horas desconcertó a los meteorólogos, que inicialmente lo atribuyeron únicamente a las condiciones atmosféricas. Sin embargo, la presencia de un remolino de núcleo caliente proporcionó el “combustible de mayor octanaje” para la tormenta.

Este patrón se ha repetido a lo largo de los años con huracanes como Gilbert (1988), Lili (2002), Katrina y Rita (2005), y Michael, la primera tormenta de categoría 5 que azotó el territorio continental de Estados Unidos. “En 2021, Ida explotó. De nuevo, se encontró con ese remolino de núcleo cálido y, sin más, subió a categoría 4”, explicó Shay, destacando el importante impacto del remolino.

Aunque no son la única causa, estos remolinos pueden aumentar la intensidad de las tormentas entre un 20% y un 40%. Desempeñan un papel crucial en la regulación térmica del planeta al transportar las aguas más cálidas hacia el norte, lo que respalda el argumento de que las corrientes oceánicas influyen significativamente en la fuerza de los huracanes.

A pesar de su escasa profundidad —apenas unos 30 cm—, la distribución horizontal del calor de los remolinos afecta a la dinámica de los huracanes. A diferencia del afloramiento típico, en el que los huracanes remueven agua más fría, los remolinos retienen su calor, impidiendo un enfriamiento significativo.

Los investigadores se centran ahora en comprender la dinámica de los remolinos y su formación antes de la temporada de huracanes. La vigilancia sólo puede detectarlos después de su formación, lo que complica las predicciones. Shay forma parte de un estudio de las Academias Nacionales de Ciencias cuyo objetivo es descifrar esta compleja dinámica.





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