Localización de Maikel Domínguez en la #diásporacubana

Localización 4/7 en la #diásporacubana de jóvenes artistas: ubicación mediante una variable de justificada recurrencia. Esta vez he seleccionado a Maikel Domínguez, radicado en Miami.




En síntesis, defines tu obra como “narraciones de un mundo agridulce, lleno de contrastes y cinismos”. ¿Cuánto ha perfilado tu trabajo el hecho de no permanecer en Cuba?

Mi salida definitiva de Cuba fue una escapada. Hubo un momento en el que coincidieron gran número de factores que me hicieron sentir algo terrible: no pertenecía allí.

Una vez fuera de Cuba, tanto en mi obra como en el plano personal, fue como volver a nacer: mi vida dio un cambio radical de 180 grados; me vi frente a frente a una idea de libertad individual y respeto hacia el otro que ni siquiera sabía que existía.

Yo venía del ISA, una experiencia extraordinaria a la que debo mucho, pero que sin dudas idealicé. Era imposible no contrastar el enfoque crítico agresivo con el que, durante cualquier taller de crítica, cualquier persona sin filtro alguno podía referirse a cualquier obra de cualquier estudiante como algo desechable. Sin mencionar los clásicos grupos que son constantes históricas en las aulas del ISA: pintores, arte político, arte feminista, o tendencias a la filosofía oriental.

Cuando me enfrenté a la enseñanza artística en Suecia, entendí que el taller de crítica es un espacio donde, ante todo, debe mediar el respeto a la obra del otro. Y que los discursos artísticos son tantos como artistas puedan existir.

Estos son solo pequeños ejemplos, pues considero que lo verdaderamente enriquecedor para mí fue beber de muchas aguas.


Maikel Dominguez

Maikel Domínguez, He Calls Me Diablo (Boys don’t Cry), 2019.


Por otro lado descubrí que, en el mundo, el arte es una de las carreras con menos probabilidades de éxito que existen. A diferencia de Cuba, donde se cree que los artistas viajan, y eso los convierte en ciudadanos de categoría superior. Fuera de Cuba, en un elevadísimo porciento, los artistas llevan su obra por un lado y tienen otros trabajos con los que realmente costean su vida; es lo más natural del mundo.

Estos y tantísimos otros factores me han dejado la única y la mejor de las posibilidades: hacer en arte solo aquello con lo que me sienta realizado como el artista que soy, donde me reconozco y, con o sin éxito, celebro cada una de mis obras como si fuera la última.

Fuera de Cuba desarrollé conciencia política. (Para ser justos, la tuve por primera vez). Entendí que para tener una postura política no es necesario hacer arte político, y que el 90 % del llamado arte político que se produce en Cuba es disfuncional, porque se sustenta en un coqueteo con la institución, y lo que debería ser frontal y crítico no es más que un rejuego ambiguo que nada entre dos aguas y, lejos de incidir en el sistema, lo acredita y lo legitima.


Maikel Dominguez

Maikel Domínguez (Holguín, 1989).


Irónicamente, estos son los artistas de corte político que en más de una ocasión han tildado de evasivos, comerciales y cobardes a pintores u otros creadores que no califican dentro de la escuela histórica del arte político cubano. Que, dicho sea de paso, para nadie es un secreto que ha sido la carta blanca para representar a las propias instituciones cubanas en Bienales e importantes proyectos curatoriales fuera de Cuba. La prueba indiscutible fue, a mi pesar, la injustificable ausencia de tantos artistas en los sucesos del 27N.

Sin lugar a dudas, vivir fuera de Cuba a influido en mi obra, pues mi pintura se retuerce en mi locura y duerme en paz, enamorada, luego del sexo.




Jenny Feal

Localización de Jenny Feal en la #diásporacubana

Evelynn Alvarez

“He seguido trabajando de forma regular con artistas, curadores e instituciones culturales cubanas. Me intereso mucho por lo que se hace en la isla. Ahora mismo, todos estamos atentos a lo que sucede allá. Me solidarizo con quienes trabajan por la libre expresión y por la sociedad en general”.