Cuando se habla de la autodeterminación de los autores para mostrar su trabajo, me cuestiono las funciones y el papel de los llamados intermediarios. Para aterrizar este asunto en un escenario donde el creador ha validado históricamente la autonomía de su proyección, es interesante acercarse a algunas consideraciones sobre: “El rol del curador en una exposición personal”.
Selecciono a un artista para que se manifieste acerca del tema desde sus experiencias y extienda la convocatoria a otro colega, dejando abierta la posibilidad de ejecutar una cadena de invitaciones. En esta entrega les comparto la cuarta intervención de “Challenge” por Rodney Batista, que ha sido invitado por Leslie García.
Los artistas con el afán de visibilizarse juegan varios roles, se desdoblan para tomar la postura tanto de creador, como de curador y gestor de su propia obra. Quizás por esto han existido discrepancias entre artistas y curadores a la hora de tomar decisiones respecto a una muestra y más si es de carácter personal. A veces, las discrepancias se deben a que una de las partes ha querido sobresalir. No deseo satanizar la mencionada relación, sino que desde mi punto de vista —teniendo en cuenta el contacto que he establecido con diferentes curadores en mi trayectoria—, es clara la necesidad de un entendimiento mutuo, para que fluyan de manera coherentes las ideas expresadas por el creador y potenciarlas a su máxima expresión.
En lo personal, sí me interesa trabajar conjunto a un curador que investigue mi línea de trabajo. Un curador actúa a manera de “juez y parte”, esto puede influir positivamente en la puesta en escena final de mi obra.
Desde otra perspectiva —más entrenada en compenetrar al público con lo expuesto— el curador tiene la capacidad de ofrecer información sobre el ensamblaje final de la exposición, redimensionando las ideas del artista, que está sumergido constantemente en su obra.
Una de mis experiencias, sobre los tópicos anteriormente mencionados, fue con la crítica y curadora de arte Magaly Espinosa. Desde el primer instante que conoció mi trabajo se compenetró, dando lugar a un proyecto curatorial de su propia iniciativa y, de esta forma, surgió la exposición Mundo de mi Mundo (Galería Servando, La Habana, 2015). Lo más interesante de todo para mí fue que, a través de conversaciones, pudimos concretar cuáles eran los puntos de contactos entre las obras —concebidas de manera aislada—, y pensarlas como un todo para la exposición. Ejemplo de esto fue la capacidad de visibilizar los tres sistemas principales de relaciones que operaban dentro de mi trabajo: de lo orgánico consigo mismo, de lo orgánico con lo inorgánico y de lo orgánico dispuesto en paisajes y ambientes que lo decoran. Así se unificó toda la obra, se creó un hilo conductor en la narrativa de la muestra.
Esta experiencia me hizo entender que la colaboración entre ambas partes es un pilar importante a la hora de gestar una exposición. Se amplía el concepto de las obras en cuestión y se conectan con un mundo ajeno al del artista.
Galería
Leslie García: Curador… un ente que logra robar protagonismo
“El ejercicio de la creación comprende como parte igualmente de su contenido entretejer las posibles narraciones entre unas obras y otras, así como la manera de hacerlas visibles”.