La verdadera Historia de Cuba está aún por ser publicada dentro de la Isla, y la del Arte cubano tiene pendiente un complejo proceso de reconstrucción, antes de ser también develada.
Para desarticular proyectos como Arte Calle, Paideia, el Festival de Rap, el Festival de Rock, Rotilla (el suceso más multitudinario de la contracultura en el país), Puños Arriba, Poesía sin Fin, la Galería El Círculo, Perséfone Teatro, muestras de cine independiente y una lista interminable de intentos de autonomía cultural, la rígida política del Partido Comunista de Cuba (PCC) ha dirigido desde la sombra operativos que alternan pretextos burocráticos, infiltraciones en los grupos, fragmentación y coacción, con represiones en público, detenciones y arrestos arbitrarios.
Pero, así como es de implacable el cercenar de la censura; la necesidad de oxígeno, de movimiento, es irrefrenable en una sociedad que agoniza alimentándose de su propia descomposición.
En esta primavera convulsa —asistimos a una supuesta transición de poder y se respira una tácita incertidumbre—, el arte alternativo reacciona con una vitalidad inesperada en medio de una atmósfera mucho más represiva.
En opinión de Tania Bruguera, artivista de reconocida trayectoria internacional:
Hace unos meses me está gustando mucho cómo se están uniendo los artistas que hacen crítica de la realidad desde el teatro, el cine, las artes plásticas, la escritura y la danza, estamos todos unidos ahora. Eso es muy especial, quizás no dura mucho tiempo, porque la Seguridad se dedica a sembrar bombas de tiempo en todos los grupos, pero mientras dure es algo bello y mientras subsista tendremos un frente consolidado (para usar los términos de ellos, que son militares).
Es significativo y esperanzador que, a pesar de tantos proyectos frustrados, de tanta desbandada como reacción casi obligada de artistas e intelectuales ninguneados en su propio país; a pesar del éxito relativo del adoctrinamiento de las nuevas generaciones (éxito fundado no en la aceptación de un dogma, sino en el escepticismo total a toda filosofía que no sea “lo mío primero”), la luz que porta la alternatividad cultural en la Isla, no haya caído al suelo.
La Habana ha vivido recientes acontecimientos simultáneos de libertad:
La fundación de INSTAR (Instituto de Artivismo Hannah Arendt), creado por Tania Bruguera, que ha seguido operando a pesar de toda la campaña de descrédito desplegada en contra de la artista, la intimidación de sus invitados extranjeros (respetables personalidades del mundo del arte), y de todos los obstáculos erigidos a su paso.
La resurrección del evento Poesía sin Fin, coordinado por Amaury Pacheco, y a pesar de que la mitad de sus fundadores (y de OMNI-ZONAFRANCA), vive ahora en el exilio.
La presentación del documental Nadie, del realizador Miguel Coyula, en la Galería El Círculo. Una galería abierta en una casa particular (el único espacio que por ley pertenece al propietario), el hogar de Luis Trápaga y Lía Villares, quienes por este proyecto han sido acosados por las autoridades hasta el golpe reciente de un registro domiciliario y confiscación de equipos e información personal.
Las puestas en escena de las obras Los enemigos del Pueblo, actuada por Lynn Cruz y dirigida por Miguel Coyula, y el monólogo Psicosis, interpretado por Iris Ruiz bajo la dirección artística del joven dramaturgo Adonis Milán. La presentación de ambas obras fue boicoteada por la Seguridad del Estado que impidió el acceso al público a la sede. La obra Psicosis desató la psicosis oficial y culminó con el arresto de la actriz y de varios implicados en la puesta, como Lía Villares, quien estuvo desaparecida por más de 24 horas.
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El paso del huracán Irma dejó una Habana despoblada de árboles y plagada de escombros y tristeza. Las instancias autorizadas a regir la cultura enuncian que la XIII Bienal de La Habana, prevista para realizarse en octubre-noviembre de 2018, será aplazada para el año 2019, y los fondos del evento serán destinados a la recuperación del país.
Los jóvenes Yanelis Núñez Leyva, historiadora de arte, y Luis Manuel Otero Alcántara, artista autodidacta, deciden convocar a una Bienal alternativa.
La pareja ya había creado el Museo de la Disidencia, una página web que toma la acepción de “disidente” de la Real Academia Española y une a personalidades de la Historia de Cuba como el cacique Hatuey, José Martí, Fidel Castro y Oswaldo Payá. Una plataforma donde artistas y creadores pueden confluir sin presiones en términos de concepto, estética o ideología. Por este proyecto Yanelis Núñez fue expulsada de su centro de trabajo, la revista Revolución y Cultura.
Este controvertido museo virtual tomó forma física en una vivienda en la calle Damas #955, Habana Vieja, y ha servido de sede al festival Poesía sin Fin, a la presentación de la antología de Enrique Del Risco, El compañero que me atiende, y a una lectura trunca de escritores censurados, que pretendía ocurrir paralela a la Feria del Libro.
Es válido destacar que con el auge de la tecnología al que Cuba se ha ido sumando a ritmo muy ralentizado, la vanguardia de pensamiento a través del movimiento de blogueros fue creando una isla virtual donde es posible el disenso, el cuestionamiento y las proposiciones.
El gobierno ha seguido controlando el acceso a internet, bloqueando websites incómodos y contando con la banalidad del cubano promedio y la inmanente paranoia, para exportar una conveniente imagen de pluralidad política a la par que monopolizaba los medios y la información consumida por las masas. Pero aspirar a un espacio autónomo dentro de la Cuba física, sigue siendo inadmisible.
Los proyectos que chocan con la horma oficial, van descubriendo que el límite real no son las instituciones. No es posible usar ningún espacio público para hacer un evento sin permiso de la entidad cultural local. Esto implica que las calles, parques, playas de la Isla, NO son del pueblo. El secuestro del Festival Rotilla y su sucedáneo “Verano Jibacoa”, es una muestra palpable de cómo opera el gobierno, violando leyes de derecho de autor, robando un público creado con esfuerzos y recursos ajenos, y arrasando con cualquier concepto ideoestético.
La primera reacción oficial ante la iniciativa de la llamada #00 Bienal, fue un registro domiciliario en la casa-sede del Museo de la Disidencia, y el arresto de Luis Manuel Otero Alcántara bajo el absurdo cargo de tenencia ilícita de materiales de construcción (unos pocos sacos de cemento que fueron justificados legalmente por un familiar del artista). Pero el motivo real del registro era impedir la conferencia de prensa sobre el evento.
Después de permanecer tres días encarcelado e incomunicado durante los cuales el artista se negó a comer y a beber agua, fue puesto en libertad bajo fianza con una multa de 1000 cup.
En la convocatoria lanzada para la #00 Bienal, sus coordinadores expresan:
La Bienal de La Habana es patrimonio nacional. La Bienal no es el grupo de exposiciones oficiales que se inauguran en las galerías y museos del país, no es el conjunto de muestras colaterales. Es la activación de los espacios independientes, es la interacción del público con el mundo del arte y sus prácticas, es la vibración que experimenta la ciudad desde sus cimientos. Por el fenómeno cultural que ella constituye es que, a pesar de estar en crisis el evento (espejo del sistema que impera y la dirige) lo defendemos, y responsabilizamos al gobierno por su concreción.
Sin embargo, tal como ha ocurrido en momentos anteriores, se le pide hoy al artista revolucionario levantar el tendido eléctrico, minimizando lo que sus acciones intelectuales dentro de la sociedad pueden provocar. Al disentir con tal imposición es que un grupo de artistas se ha propuesto organizar la Bienal, que no pretende establecerse como un evento alternativo, ni boicotear las actividades que se programan desde hace veinticinco años; sino tratar de generar el evento que por derecho propio pertenece al pueblo.
Con un carácter inclusivo y multidisciplinario, la #00Bienal de La Habana comprenderá todas las manifestaciones artísticas y desarrollará como es usual, su parte teórica. Todas las actividades se efectuarán del 5 al 15 de mayo de 2018.