“Todos tienen su propia América, y luego tienen las piezas de una América de fantasía que creen que está ahí afuera, pero no pueden ver … Y vives en la América de tus sueños que has hecho a medida del arte, el schmaltz y las emociones. tanto como vives en tu vida real”.
Andy Warhol: America.
Durante aproximadamente dos décadas, el Medio Oeste estadounidense se ha convertido en el patio de juegos de Juan-Sí González. Después de vivir en dos de las ciudades más extravagantes de la costa este, Miami y Nueva York, se trasladó en la bisagra del siglo al corazón más profundo, mudándose a Ohio, un estado que es Estados Unidos en pocas palabras, posiblemente el barómetro natural de la política estadounidense.
Este cambio de escenario, desgarrándolo en otra capa de inculturación, ha sido para Juan-Sí el descubrimiento de un nuevo laboratorio sociopolítico para llevar a cabo un trabajo de campo detallado. Siempre extraño en una tierra extraña, “un disidente perpetuo en su peregrinación, un invitado incómodo incluso en su propia patria”, Juan-Sí González logra mantenerse intacto mientras muta de manera camaleónica en un artista que pertenece a ese nuevo contexto, no como un testigo pasivo o un denunciante turístico, siendo un protagonista totalmente involucrado de manera sutil e incisiva en la configuración de la realidad sociopolítica estadounidense. Desde entonces, ha viajado mucho, documentando sus alrededores y fotografiando esos misteriosos paisajes “como ilustraciones de una geografía psicológica y cultural… un imaginario social encriptado dentro de un lugar en particular”.
American Playgrounds, muestra una selección de fotogramas de su viaje, ¿o decimos una película de carretera íntima? Un docudrama visual de lugares abandonados, edificios simétricos, ideología de cartelera, haikus culturales, capitalismo rural y pragmatismo evangélico conformando un diario de belleza asombrosa. Después de una década de Paisajes mentales, su exposición de instalación, creada junto con su esposa y colaboradora Paloma Dallas, en la Galería Olin en Kenyon College, que reunió una muestra temprana de esta maravillosa realidad alternativa, más real que la realidad misma en tiempos de incertidumbre política.
Hay en estas piezas fotográficas una cualidad vintage que es un signo de su inmanencia; la calidad de haber estado admirando una imagen que no cae en la relación ordinaria tiempo-espacio; un espacio recortado y (de)sincronizado para contener todas las contradicciones históricas de un microuniverso. Desde la dislocación de la identidad hasta lo que Martin Heidegger (2001: 175) llamó “la naturaleza de la cercanía”, Juan-Sí reasigna significados a su entorno después de un proceso mental de cosificación mediante “replanteamiento y edición”, y los convierte en “ficciones de ellos mismos, metáforas de ese paisaje mental que traducen [su] soledad dentro de ese vasto territorio en el que [él] sigue siendo un extraño”, exponiendo y creando, en su singular estilo estético, una visión surrealista y puritana de los Estados Unidos que es inherente a la obra literaria y visual de algunos de los titanes de la cultura estadounidense. Profundizando en el alma a menudo invisible de esa América subterránea, en la que sentaron las bases reales de un país que en un nivel superficial parece un mosaico de culturas e inmigraciones, Juan-Sí acumula el suspenso requerido para que los transeúntes sean absorbidos por su trama visual.
Este es un largo viaje para el artista cubano-estadounidense transformado en otro de Ohio. Juan-Sí ha pasado del arte más interactivo y performativo durante los años 80 en el colectivo Art-De, que representa Art + Rights, una combinación volátil que en el español vernacular cubano suena como “arde” (quemadura) – pioneros del desempeño político en Cuba —y lo que luego se conoció como artivismo—, a una forma de denuncia mucho más aislada y sutil. El partido de la narrativa épica revolucionaria cubana no se someterá a los espejismos políticos ni a la nostalgia. Se mantiene alerta en una especie de paranoia antiestablishment que siempre produce algunos gramos de arte conceptual de alto quilate.
Siempre en los caminos (cruzados), literal y metafóricamente, a pesar de que “la ansiedad limita [su] capacidad de viajar”, pero no se lo diga a [su] madre, la producción creativa hipercinética de Juan-Sí ha explorado todos los reinos, elogiada por más tiempo como artista conceptual, lo que lo distingue de la manada es su comprensión de lo que la gran Georgia O’Keefe expresó con palabras: “el mundo está mucho más allá de mi comprensión, tal vez de comprender tratando de ponerlo en forma».
Jugando para expresar ideas en formas y descubriendo los mensajes ocultos detrás de las formas, Juan-Sí ha cubierto una trayectoria que la mayoría de los artistas solo pueden soñar. Ubicuo y ambicioso, quitando el statu quo de su nostalgia visual, con una imagen mutable pero aún reconocible, impregna su entorno con una inquietud surrealista, como cuando caminó desnudo dentro de una nube de humo de autobús a través de La Habana de los años ochenta, que nos hace adivinar si nos engañan y creemos que él está retratando la magia de la realidad mientras el mundo real está reflejando su maravillosa imaginación.
Here come the Cubans
La identidad nacional como constructo y otros espejismos del arte cubano contemporáneo.