Un pomo de mermelada francesa

Una de las características del subdesarrollo es la sustitución, de modo que no pudo ser más coherente el hecho de darle contenido cubano a una forma extranjera. Mermelada de guayaba reenvasada en un pomo de mermelada francesa en Corazón azul.

Sophie de Lannoy es una actriz francesa que estuvo radicada en Cuba por ser la esposa de un diplomático. Como trabajó en Insumisas, fue quien nos invitó a ver el filme durante la presentación en el cine Chaplin para la prensa y el staff de la película. Fue aquella mañana en que fuimos con Tania Bruguera y coincidimos con Héctor Noas y Gustavo Arcos. 

Sophie vio un anuncio que pusimos en Facebook solicitando un pomo de mermelada idéntico al que se nos había roto. Durante varios días estuvo buscando en vano entre sus reservas. Los que halló eran muy pequeños. Le dejamos la tapa para que se guiara y al parecer se le perdió. Desde entonces solo supimos de ella cuando compartió la noticia de que abandonaba la Isla. ¿Dónde estará ahora? 

Una mujer se presentó en mi puerta como la coordinadora de los CDR, en el municipio Plaza. La mujer preguntó por el CDR y le respondí que soy miembro del CV (Consejo de Vecinos), pero no pertenezco a algo que dice llamarse Comité de Defensa de la Revolución. No defiendo a la Revolución, defiendo mi derecho y en todo caso el de mis vecinos. “Además, soy izquierdoanarquista”, le dije. La mujer se quedó absolutamente perpleja. Le conté a Miguel lo que había ocurrido. Después me llevé la sorpresa de ver una variación de ese momento en la realidad de Corazón azul.

—¿A usted le gusta el dulce? —pregunta la vecina, sosteniendo la puerta para evitar que Elena la cierre.

—No.

—¿No? El azúcar alegra la vida.

Esta última línea proviene de un vendedor de caramelos que llegó al Hospital Calixto García pregonándolos mientras yo esperaba para ser inútilmente atendida con un cólico nefrítico. Después de repetir varias veces esa frase y al notar el desinterés de los presentes, dijo:

—No estaba pa’esto hoy. 

Dio media vuelta y se alejó por donde mismo vino. Por supuesto, sin vender ni uno solo de sus caramelos. 

La vecina María (Minerva Maseira) fisgona y delatora, trae de regalo mermelada de guayaba. Antes pregunta por Tomás y por David. Ese momento, sin quererlo, parece también una evocación a la manzana envenenada de Blancanieves. 

Elena trata a María con frialdad, como si intuyera que la mujer trama algo; pero no lo hace de manera consciente, sino siguiendo su instinto. Elena prácticamente la bota de la casa con sus palabras mordaces. Pero María toca una fibra importante en Elena al preguntarle por su madre. 

—¿Usted visita a su mamá? A que sí.

La televisión muestra el animado soviético La hija del sol. Elena comienza a beberse la mermelada con desenfado, mientras las lágrimas transforman el dulce en amargo. Tuve que llorar varias veces. Hay un momento de la concentración en que el llanto empieza a perder sentido. Uno llora simplemente porque sabe que debe llorar. Lloras porque sabes hasta dónde quieres llegar y te arriesgas. El llanto desde la frialdad de un rostro llega a ser perturbador. También mis ojos son oscuros, y suele decirse de los ojos oscuros que transmiten misterio.  

Finalmente, Marino y Carmen, amigos de amigos, nos trajeron el pomo de mermelada francesa, vacío. Luz Escobar nos había regalado uno, pero resultó ser también más pequeño del que habíamos filmado. 



Lynn Cruz. Fotograma de ‘Corazón azul’.


Actores que comparten la escena y nunca se vieron durante el rodaje

En la escena del estudio de la televisión se escuchan las voces de José Aparicio, Carlos Diéguez y Leonardo Padura. Aparicio es el camarógrafo y Padura el coordinador.

Aramís Delgado interpreta a un narrador brechtiano. La actriz Yailín Coppola es su maquilladora. El narrador comenta sobre la situación del país, la pérdida de la calidad en las maquilladoras, su incapacidad para comprender la situación actual, pero se asegura de estar out of the record.



Miguel Coyula, Aramís Delgado y Yailín Coppola.


El narrador es uno de los personajes que creció durante la transformación del guion. Al principio la idea era solo que presentara la película, pero gradualmente fue ganando protagonismo. 

Aramís es un actor muy dúctil. Contrario a lo que muestran algunos de sus trabajos, la rigidez de la televisión, nada tienen ver con su calidad como intérprete. La pasamos muy bien rodando con él. Además, es de esos actores que mantiene la frescura y pasión por su profesión de actor. 

Para ese momento de la TV en la película, la última de sus escenas, pasamos varios meses llamando por teléfono a Aramís. Coincidió con que él estaba trabajando en varios proyectos a la vez. Luego nos contó que estaba enfermo y la duda se apoderó de nosotros. Era inevitable que los obstáculos nos hicieran cuestionarnos más de una vez si alguien había hablado con él para que parara de trabajar en Corazón azul.

Finalmente pudimos rodar la escena. Recuerdo que fuimos a casa de Yailín a hacerle su prueba de vestuario. Tanto ella como Aramís solo tenían del texto hasta el momento en que alguien irrumpe en el estudio. Yailín mencionó habérselo leído al dramaturgo Abel González Melo y este le preguntó en tono jocoso: “¿Y quiénes son los que llegan al final?”. A lo que Yailín respondió que solo le importaba su parte. 

Cuando hay actores que se niegan a trabajar con los independientes con un discurso disidente, como es el caso de Miguel, siempre pienso en aquella respuesta de Yailín. Son las personas quienes hacen los sistemas. Son las personas quienes aceptan o niegan ser parte del absurdo. Eso cada vez me queda más claro. 

La escena en la TV muestra la hipocresía del narrador. Prefiere la crítica entre bambalinas a asumir la responsabilidad que conlleva expresar una opinión política en el espacio púbico. 

—Oye, ¿tú no estás grabando esto, ¿no? 

El narrador detiene la acción de la maquilladora prestando atención a la respuesta del camarógrafo.

—No, no. 

En los alrededores del Instituto de Televisión, Elena observa. Tuve que cruzar varias veces la avenida 23. Caminar desde el hotel Habana Libre hasta la esquina de la calle M y mirar hacia el techo del Instituto. 

David, Diana y el líder están juntos en la escena. Tuvimos que buscar dobles para Diana y David. Chabely Núñez y Mauricio Fuentes Coyula, sobrino de Miguel. Mariana Alom se fue a vivir a Brasil y Carlos se rapó el cabello.  



Lynn Cruz y Mauricio Fuentes.


David y Diana fueron añadidos en el set de televisión. 

Con Chabely y Mauricio rodamos en la Cueva del Aguacate y en la Puntilla. Miguel los subió en un muro que hay cerca de la costa. Era imposible hacerlo en el techo del edificio de la Televisión. Luego los recortó y los ubicó allí. 

La dirección digital de esta escena fue una de las más complejas. No solo por todos estos momentos de recortes, sino porque en el set solo estuvieron Aramís y Yailín. 

Miguel se filmó a sí mismo encima de un tanque en una azotea. 

El resultado de la escena es un set de televisión lleno de gente que se escucha fuera de campo y con anarquistas que corren en la azotea del Instituto de Televisión. Pero ni Aparicio habló con Padura, ni ellos hablaron con Yailín o Aramís, ni vieron a la banda de anarquistas. 



Mauricio Fuentes, Chabely Núñez, Miguel Coyula y Lynn Cruz.


Este es un ejemplo de una de las maneras en que trabaja Miguel, como si todos los actores de sus películas, en vez de personas, fuéramos dibujos animados. 




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Terror en la sombra de la vieja escuela

Lynn Cruz

En Cuba nada permanece por mucho tiempo. Menos en el mundo del arte. Nos hemos acostumbrado a despedir gente. Lo sucedido con los actores en la película es una metáfora del país.