Otro obituario. Colección automatizada

Muerte química

Detenido. 
Mirando en otra dirección.
Ausente.
La luz pega en la espalda y el rostro ha quedado en la sombra.
Sin respirar.
Ya sin moverse.
El lente de la cámara le congela la sangre.



Poema I del luto

Me gustan las imágenes donde aparezco con el rostro difuso.
Parecen una alerta.
Me convierten en recuerdo.
He aprendido a vivir y a morir en un instante.



Lynn Cruz. Fotograma de Corazón Azul.


Poema II del luto

Quiero estar donde no estoy.
Imaginar la ausencia de mí misma.
La vida para mí está siempre en otra parte.



Poema III del luto

El paciente de la G-29.
El Teniente Coronel recuerda.
En su mano izquierda una aguja atraviesa la vena.
Lo miro, pero no abre los ojos.
Le limpio los párpados pegados a causa de las secreciones.
¿Cuánto tiempo habrá pasado así, sin auxilio?
Le converso y se percata de que he llegado yo, su hija.
Le pregunto qué piensa y me responde: 
—Nada, pienso en mi situación.
—Estamos juntos.
—Es verdad (dijo sin volver a abrir los ojos).



Poema IV del luto (continuará)

Nadie lo nombra.
Nadie lo escucha.
Nadie lo alienta.
Nadie lo entiende.
Nadie lo atiende.
Nadie lo ama.
Nadie lo mima.
Nadie lo siente.
Nadie lo yergue.
Nade lo humilla.
Nadie lo odia.
Nadie lo estima.
Nadie lo supera.
Nadie lo hiere.
Nadie lo lamenta.
Nadie lo cuida.
Nadie lo abraza.
Nadie lo alimenta.
Nadie lo viste.
Nadie lo acaricia.
Nadie lo calza.
Nadie le teme.
Nadie le ordena.
Nadie le cobra.
Nadie le paga.
Nadie le miente.
Nadie es nadie.
Nadie está con papá.
Nadie lo espera.



Eumelio Gómez Hurtado, (1940-2021).


Poema V del luto 

A menudo lloro por ti.
Leo una frase sobre la ausencia y lloro.
Sobre crecer. 
Sobre envejecer.
Sobre vivir.
Sobre morir.
Todo me conduce irremediablemente a ti.



Poema VI del luto 

Estaba triste pero tan triste que aborreció su doble en el espejo.
Se cortó un mechón de cabello, que antes le cubría la frente.
Recordó haber hecho lo mismo a la edad de siete años.
Volvió a mirarse.
Reflexionó.
No soy yo.



Poema VII del luto

Te olvidaré.
Me adaptaré.
Sobreviviré.
Tendré que seguir disfrutando la miseria de estar viva.



Poema VIII del luto

Escribo el poema y río.
Me he dado cuenta de que lo he escrito en medio del llanto.
Me he dado cuenta de que ríe, me observa y tranquilo me cuenta cómo puede salvarme
de un suicidio.




Orestes Hurtado

Orestes Hurtado

Orestes Hurtado

Alterado, encabronado, con ganas de fajarme. Por encima de mis estados más precisables flotaba una tristeza áspera. Una congestión en el alma.