Cirenaica Moreira

Carta de despedida para llegar a ninguna parte

En cada frase del gobierno percibo un tufo de segregación, como si nos tuvieran asco. Como si mirando por encima del hombro y la panza y la guayabera encartonada, por encima de sus perlas falsas, los cuellos cirrosos quisieran aplastarnos. Pero entonces no tendrían quien trabaje para ellos.

Nadando en un mar de gelatina, rabiando de dolor - Cirenaica Moreira.

Nadando en un mar de gelatina, rabiando de dolor

Estaba leyendo Lancha rápida, de Renata Adler. Me parecía ideal para el momento: ningún orden, ninguna historia que seguir, ningún personaje, ni siquiera a su protagonista, reportera de The New Yorker. Si me harto puedo saltar la página: siempre habrá un chanchullo nuevo detrás. Tal como se mueve el mundo. Como se mueven las noticias.

¿Alguien le preguntó a Luis Manuel Otero acerca de su desesperación?

¿Alguien le preguntó a Luis Manuel Otero acerca de su desesperación?

Teníamos la tierra y teníamos el mar para salir adelante, teníamos, además, la fuerza y la fe; en sesenta años la culpa es nuestra, todita nuestra. O de ustedes. ¿Qué es la obra de Luis Manuel Otero comparada con este crimen mayor? ¿Y comparada, por ejemplo, con el crimen de escucharle gritar a un niño: “Pioneros por el Comunismo, seremos como el Che”?