“Mi práctica gira en torno a una sensibilidad, la cual describo simplemente como tropical y caribeña. Quiero que frente a los ojos de alguien muy humilde, como mis amigos de Centro Habana, mis trabajos resuenen y representen para ellos algo lindo, algo tan rico como un buen mango de agosto”.
Glexis Novoa: “Yo elegí vivir del otro lado del muro”
“Regresé a vivir y trabajar en Cuba en 2013, gracias al clima de cambios que prevaleció en esa época. Pero, principalmente, porque es el país donde nací y debo usar mi derecho de regresar libremente”.
Douglas Pérez: “Yo no vendo cuadros, los hago”
La obra de Douglas Pérez rinde culto a la Pintura, con mayúscula, pero también a la pintura popular, ingenua, primitiva, infantil: “Con la sobreexposición del ego en las redes sociales, el arte cubano ha comenzado a premiar de forma absoluta al individuo. El artista construye su discurso a fin de lograr una identidad digital”.
Luis Gómez: “Este país tiene un olvido conveniente y perenne”
Luis Gómez es uno de los artistas cubanos más destacados. Su obra se halla en la intersección de las corrientes más importantes del arte contemporáneo. “Mi obra tiene que ver con mi opinión sobre el cómo de lo que sucede en el entorno artístico, o sea, sobre su política y sus gaps, que pueden ser de muchos tipos, desde estéticos hasta éticos” .
Juan Miguel Pozo: “¿Podemos pedir coherencia a los artistas?”
La obra de Juan Miguel Pozo es el lugar de la libertad perfecta, esa libertad que es el privilegio de los artistas auténticos: «¿Puedes tener una lista de ideas comprometidas mientras estás en la lista VIP de todas las ferias internacionales? ¿Se les puede pedir a los artistas lo mismo que a los políticos?».
José Ángel Toirac: “El dinero está sobrevalorado”
José Ángel Toirac es uno de los artistas cubanos que con mayor lucidez y agudeza ha escrutado, desde los años ochenta, la construcción monolítica y uniforme del discurso político en Cuba. Aunque su obra se refiera al caso cubano, su vigencia y trascendencia sobrepasan las fronteras, estableciendo un paralelismo entre lo local y lo global.
Raúl Cordero: “Yo no me considero un exiliado”
Conocí a Raúl Cordero en La Habana a mediados de los años noventa, pues viví por un tiempo frente a su apartamento en la Avenida de los Presidentes. Su personalidad y su arte me cautivaron inmediatamente. Vivía como le daba la gana, pintaba cuando quería, escuchaba buena música, sabía mucho de todas las artes y jugaba al tenis, como yo.
Luis Cruz Azaceta: “Solos en un país que se llama Exilio”
Conversación con Luis Cruz Azaceta, una de las figuras más destacadas de su generación; artista múltiple, paradójico, a contracorriente: “Mi primera emoción estética, ya en el exilio, nació de la gran necesidad de comunicar mis experiencias como cubano en Nueva York. Con sus luces, su energía y todas las posibilidades que ofrece, Nueva York fue un choque visual”.
Gustavo Acosta: una epifanía del silencio
Gustavo Acosta dibuja y pinta el futuro que se hunde en el pasado, el derramamiento del sueño en la vida real, los recuerdos fraguados por la erosión del olvido. No tiende al espectador anhelante el cebo de una significación, de una demostración, sino una sugerencia para que su visión se abra, desborde su época y resuene su espacio mental.
Ezequiel Suárez: el arte otro
El arte de Ezequiel Suárez constituye una bocanada de aire fresco, un palmo de narices, una burla a costa de la cultura seria. Una oposición radical al arte establecido, complaciente, ilusionista y sentimental. Un rechazo a cualquier forma de arte virtuoso, técnico, profesional, doctrinario…