Corazón azul

Los masturbadores de las playas desiertas

Miguel seguía encuadrando a unos cien metros de mí. Empecé a escuchar unos gemidos a mis espaldas. Me volteé. Tras las uvas caletas, había un hombre tirado en el suelo, con los pantalones bajados, masturbándose… Pero Miguel había decidido terminar la escena a toda costa. Su cine es más importante que la propia vida.

Lynn Cruz

Y sin embargo, el embargo

¿Por qué quiero firmar la carta de La Joven Cuba, a pesar de no conocer a muchos de los firmantes? No necesito imaginar lo que sucederá en Cuba en caso de ocurrir un estallido social. Una lucha descarnada solo conduciría al beneficio de los sectores más reaccionarios.

Lynn Cruz

Los enemigos y el “Amigo del pueblo”

En casa de un amigo, estaba hablando sobre la censura de mi obra Los enemigos del pueblo. No recuerdo cómo se coló el tema. Una mujer mayor estaba de visita. Cuando mencioné el Remolcador 13 de marzo, su memoria se disparó. Lo primero que me dijo fue: “Qué tristeza que los jóvenes en este país tengan miedo”.

Broselianda y Rolen Hernández

Dicen que la escena cubana ha perdido el alma de una estrella

Está claro que, por mucho que doren la píldora, Miami no es ciudad para los actores. Y menos para el tamaño de Broselianda Hernández. Lo más duro es que el cine cubano también la abandonó. Ese cine ingrato que desatiende a muchos, aun en el momento de mayor brillo. Brose se quedó sin tierra. Por eso se ahogó.

El Fondo de Fomento y el sofisma de la independencia - Lynn Cruz

El Fondo de Fomento y el sofisma de la independencia

El Fondo de Fomento para el Cine Cubano tiene muchos simpatizantes. Me atrevería a decir que los detractores somos unos pocos. Hay algo muy perturbador: si el Fondo lo da el ICAIC, que es la única industria de cine en Cuba, con un archiconocido expediente de censura, ¿cómo pueden llamarlo cine independiente?

La escena de sexo de Corazón Azul* - Lynn Cruz

La escena de sexo de ‘Corazón Azul’

La noche de la filmación me pareció interminable. Tuve que andar desnuda por ese pasillo infinito, desde el crepúsculo hasta la madrugada. Hubo un momento en que el padre de Carlos subió a darle de comer al gato y tuve que esconder mi cuerpo debajo de las sábanas azules de la película.