No hay idilio auténtico que no sea auténticamente kitsch.
Silvio en la Revolución de las maravillas
Tu erudición sin ética la enterraremos contigo: entérate a tiempo, Silvio, ahora que ya casi te estás yendo y sin pedirnos perdón.
La derrota más bella del mundo
Estas derrotas no solo son necesarias. Son morales. No pueden quedar ni trazas de nuestra felicidad prehistórica. O nunca seremos libres cuando llegue la libertad.
En su propia madriguera
En la foto de este 13 de marzo, no me llaman tanto la atención los trece balazos en la estación vedadense de Radio Reloj. Al contrario, me llama la atención que el cristal en la práctica resistió.
El brigadista
La Revolución es hoy una sala a oscuras, con su pantalla grande convertida en un agujero negro en la bóveda vacía del socialismo sideral.
De aplausos y otras atrocidades
Es una risa sin género y sin raza. Espontánea, como un vómito de aire. Por reír, ríen hasta los verdugos de verde oliva, antes del preparen-apunten-fuego en los pelotones de fusilamiento.
Si compartes mi oculto secreto
Dos hermanitos sexagenarios entonces, rodeados de aquella infancia insular. Los dos fallecidos en el siglo XXI, tan pronto como dejamos de mirar la foto. Hoy.
Padilla desaparecido
Haced pública de una vez la pataleta de Heberto Padilla. Revelad por fin su insignificancia. Nos pertenece a todos y cada uno de los cubanos que quedamos.
Quince minutos de felicidad occidental
Los únicos instantes de humanidad del caudillo cubano ocurrían siempre con extranjeros. Fidel se sentía en casa cuando lo rodeaba la fascinación foránea. En más de un sentido, él mismo fue un extranjero, un imprevisto, un invasor.
Urea contra Utopía
Mear a Martí entraña mil veces más amor corporal que citarlo con la pulcritud del cirujano en serie, sobre el carnaval de cadáveres que ha sido y seguirá siendo nuestra patria.