Pablo de Cuba Soria (1980). Poeta, bibliófilo, editor. Fundador de la editorial Casa Vacía. Ha publicado los cuadernos de poemas ‘De Zaratustra y otros equívocos’ (2003), ‘El libro del Tío Ez’ (2005), ‘Rizomas’ (2010), ‘Inestable’ (2011), ‘Cantos de Concentración’, (2015), ‘Gago Mundo’ (2017), ‘Canto de Concentración’ (2018), ‘Res Adentro’ (2019), ‘Cantabile’ (2020) y ‘Rue de Rome’ (2020).
La ‘realidad novelada’ de los Goncourt
‘Chismear’ en exceso —he aquí un oxímoron, nunca se ‘chismea’ de más—, ‘chismear’ hasta la mezquindad —he aquí una falacia: mezquinos son los ‘buenistas’, jamás los chismosos, esos “amantes de la verdad” según Gide— siempre resultaba el plato fuerte.
‘Cuba diluida’, la biblioteca de un apátrida
‘Cuba diluida’ es el encuentro con otras formas de insularidad.
Ese personaje de ficción en el que me he convertido
Durante esos días febriles me imaginé como Edvard Munch, pintando su Autorretrato con la gripe española. Pero como soy incapaz de pintar el más pueril de los garabatos, me puse a leer compulsivamente: agarraba al azar de este anaquel y de aquel otro, unas pocas páginas de este libro y unas muchas de aquel otro.
La llave perdida de Gertrude Stein
La otra Gertrude, vestida con batón negro y pañuelo blanco en el cuello, la mira desde la pared de la chimenea. Cuando Picasso terminó el retrato, luego de noventa días de trabajo, Gertrude quedó insatisfecha. “¿Nos parecemos?”, preguntó. “No te preocupes, con el paso de los días te le irás pareciendo”, respondió el artista.
Joyce o el olvido de Ítaca
Seis mecanógrafas renunciaron a pasar “en limpio” el manuscrito de Ulysses. Una de ellas le confesó a Sylvia Beach que se estaba quedando calva; otra, que su esposo había lanzado al fuego “esa cosa para depravados”. El ejemplar número 1000 y último de la primera edición, Joyce se lo dedicó a Nora: “En Ítaca, para Penélope”.
El espíritu Baudelaire
Yves Bonnefoy llamó al XIX el siglo de Baudelaire, ya que él fue el primero en liberar a las palabras “de la obligación de solo tener que significar”. En un Occidente que proclamaba muertes por doquier, sobre todo la de Dios, Baudelaire fue un adelantado que percibió “el verdadero lugar de su combate”.
Du côté de chez Proust
En À la recherche du temps perdu, un “Ya me duermo” o un “Buenos días” son literatura, sin que para ello tengamos que percibir el resonar del artefacto literario. Proust transforma las estructuras sintácticas sin hacer ruido, las tapiza con el mismo corcho que cubría las paredes de su cuarto.
En el castillo de Axel
Conocida en la primera mitad del siglo XX como la Oil Capital of the World, Tulsa alberga en la University of Oklahoma gran parte de los manuscritos de Cyril Connolly y Edmund Wilson. Las letras de ambos escritores descansan en anaqueles contiguos, partícipes de una larga conversación.
Las voces de Palinurus (III)
En una charla con Isaiah Berlin, Edmund Wilson admitió que le disgustaban todos los literatos que había conocido en Londres, con las excepciones de Connolly y Evelyn Waugh, “porque eran auténticamente desagradables”. Connolly siempre profesó gran admiración por Wilson, más allá de que dijera que su novela Memoirs of Hecate County era una monotonía de insectos.