Nonardo Perea: Dura, más dura que la dictadura

Nonardo Perea es un caso único y excepcional en el contexto narrativo del arte cubano y en el ámbito del activismo cuir

Su trabajo, esencialmente performático y fotográfico, apuesta por la reivindicación afirmativa de todas las libertades y disidencias sexuales. Su obra es su propio cuerpo, es su propia imagen, es la puesta en escena de una infracción del yo que acontece en las redes sociales de un modo beligerante e incisivo. 

Esta hermana mía no necesita más para decirnos que lo marica es el enemigo número uno del totalitarismo, la voz antipática que se opone a la maquinaria represiva y maldita del régimen cubano. Su irreverencia y su desorden aspiran a la incomodidad. Su disidencia no es programática, sino vivencial; no responde a un guion, sino que ocurre como consecuencia directa de una forma de ser y de estar en el mundo. 

Perea es profunda y enfáticamente subversivo, pero no en el sentido de un arte político cada vez más cerca del panfleto que de la militancia esperada. Su virulencia resulta de una respuesta oportuna a los mecanismos represivos y al ejercicio de parametrización higienista implementados por la dictadura cubana. 

Esta hermana mía es la versión más auténtica del “hombre nuevo”. En nuestro caso, cabría decir, la más genuina versión de la “marica nueva”. Nonardo y yo nos parecemos mucho, salvo en que él/ella es más valiente que yo. Su insistente performance rebaja la autoridad de lo normativo y penetra el muro de lo social advirtiendo de las fisuras por las que asoman los múltiples rostros de la(s) subjetividad(es) lateral(es). 

Nonardo es la reina de la gramática de resistencia. Sus poses exageradas lejos están de la densidad barroca y de los ademanes manieristas. En su defecto, ese énfasis sustantiva la cólera frente a la exclusión y el rechazo: “al que no quiere caldo se le dan dos tazas”. La exageración gestual, asentada en la arquitectura de la debilidad, fagocita los órdenes de lo reglamentario y la regencia de sus impulsos disciplinares. El cuerpo travestido se convierte, entonces, en un arma letal. Mientras ensaya su performance del trueque y del desajuste, su(s) cuerpo(s) genera(n) profundo desconcierto en el mapa social del prejuicio. Su teatralidad, deliberada y deliberante, adquiere infinitas posibilidades discursivas. 

La obra de Nonardo gestiona, de un modo brillante, la retórica de la indiscreción. En ella se desplazan los roles de lo privado y lo público, asumiendo lo abyecto como gesto desestabilizador. 

Habría que preguntarse, como bien lo hace el brillante crítico y ensayista Hamlet Fernández, si existe en Cuba —yo diría en el arte cubano— un artista cuir más radical y auténtico que Nonardo

Para responder a esta pregunta y colocar las cosas en su sitio, he invitado a un grupo de importantes firmas cubanas e internacionales a opinar sobre el ensayo cuir de este excelente artista y gran persona. 

Gracias a Suset Sánchez, Hamlet Fernández, Dermis León, Pedro A. Cruz, Roberto Guerrero Miranda, Eduardo H. Baullosa, Raymar Aguado Hernández, Roxana Brizuela, Mabel Llevat, Omar Jerez, José Castillo Picado, Carlos Rivera Lauria, Marisa Caichiolo, Pedro E. Rizo Peña, Félix Cábez, Luciana Abait, Salomé Perignon, Ricardo Mancilla Garay, Paco Díaz, Yanelys Núñez Leyva, Lino García Morales, Eduardo Elizalde Brizuela, Tadeo Muleiro, Yunet Cabrera Cáceres, Marta Rosa Cardoso Ferrer, Gretel Acosta, Ricardo Recuero.




1.

En un tiempo donde la construcción de la sociedad civil cubana puja por ganar espacios de visibilidad cada vez más legítimos y plurales, el artivismo de Nonardo Perea en las redes sociales constituye un ejemplo elocuente y creativo harto sugerente sobre las muchas maneras en que la ciudadanía se está autoorganizando para exigir derechos políticos y sociales de todo tipo que conduzcan a una real transición en la Isla. Precisamente, el calado profundo y la visceralidad con la que Perea ha asumido desde el audiovisual una voz transversal con la que reclamar libertad de expresión en términos sexuales, políticos y artísticos, convierten su propuesta estética y política en una singular mirada a la complejidad con que se está produciendo hoy la agencia de un sujeto social en una Cuba cada vez más diversa culturalmente, pero desafortunadamente todavía muy reacia a aceptar esa heterogeneidad ideológica, religiosa, sexual, etc., dentro de sus esquemas totalitarios.

Esta Cuba de la segunda década del siglo XXI no puede limitar la performatividad de cuerpos disidentes sexuales a lugares acotados y marginales dentro de la ciudad, como ocurría en los años 90, tal como se narra en los documentales Bocarrosa (2000) o Sucedió en La Habana (2005) de Henry Eric Hernández. 

Por el contrario, la toma de la calle por el performer Nonardo Perea, así como la amplificación de ese desplazamiento desde lo privado al espacio público a través del archivo global que conforman las redes sociales y un espectro amplio de productos audiovisuales que quedan registrados en disímiles plataformas como Facebook, Youtube, Instagram, etc., ponen en evidencia un giro de 180 grados que ha operado en la conciencia ciudadana en Cuba. Empoderamiento, un creciente conocimiento y toma de responsabilidad sobre los derechos de ciudadanía y la legitimidad de luchar por ellos en la esfera pública, la demostración orgullosa de la diferencia y la autogestión de espacios de visibilidad por medio de la acción independiente son algunos de los valores esenciales que está demostrando la práctica artística y militante de Nonardo Perea. 

Junto al Movimiento San Isidro y en compañía de nombres como los de Amaury Pachecho, Yanelys Núñez Leyva o Luis Manuel Otero Alcántara, la participación en la #00bienal de La Habana por parte de Nonardo Perea lleva al paisaje cultural cubano un auténtico compromiso social con el campo del arte contemporáneo y otros modos de pensar la institucionalización de las formas creativas. De ahí que uno de los aportes fundamentales de este creador autodidacta esté siendo, a través de una práctica encarnada y situada, la puesta en precario del Decreto 349 que restringe flagrantemente la libertad de expresión en Cuba

El exilio no ha significado en modo alguno un desvío en la voz de Nonardo Perea; por el contrario, el acceso a una mejor conectividad, a mayores canales de información, al conocimiento de otras experiencias y metodologías de activismo LGTBIQ+, a amplios recursos y herramientas de trabajo digitales, y sobre todo la vivencia como un sujeto sexualizado, racializado y migrante en la diáspora en España, han complejizado más aún una poética que atraviesa un cuerpo político que se sabe permanentemente en riesgo. 

Suset Sánchez. Crítica de arte, curadora. Investigadora residente en Departamento de Exposiciones Temporales en Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. 



2.

El trabajo del artista cubano Nonardo Perea es importante, pertinente y necesario porque se trae abajo los actuales imaginarios fingidos de inclusividad y de respecto a las diferencias, los cuales se propugnan públicamente desde los espacios de represión. 

El artista trastoca esos imaginarios mediante la creación de obra en la que su propio cuerpo funciona como dispositivo discursivo para una teatralidad deliberadamente pervertida. Esa teatralidad y perversión es temida por las sociedades y poderes que se ocultan tras la máscara de lo políticamente correcto y visibiliza sus contradicciones y su doble discurso. Los invierte simbólicamente, los desnuda y presenta en su realidad corrupta. 

Entiendo, respeto y vivo la obra de Perea en mi propio cuerpo y en mi propio discurso, pues soy un artista que ha sido, guardando distancias contextuales, también vulnerado por las desigualdades existentes en la articulación sexo-género-etnia-clase social. 

Roberto Guerrero Miranda. Artista, docente e investigador de la Universidad Veritas, San José, Costa Rica. Premio Nacional de Cultura en Artes Visuales 2015, Costa Rica.



3.

Nonardo Perea es otro de esos artistas hechos a voluntad, a pura voluntad. Por más que conozcamos casos similares en la historia, en los que la fuerza intuitiva de la creatividad rompe todo obstáculo, toda adversidad que impida la autorrealización en la creación, no deja de resultar impresionante observarlo en un contemporáneo y coterráneo.

No le conozco personalmente. Por lo que he leído en entrevistas suyas, Nonardo apenas culminó la enseñanza básica (9no grado en Cuba). Fue objeto de bullying en un centro interno. Era un niño afeminado y andrógino, delgado y con cara de niña, según su propia descripción. No soportó los abusos y la humillación. Se salió del sistema que inherentemente le “abyectaba”. Y esta es una categoría clave para comprender los casos de sujetos como él, nunca metabolizados por el sistema político y educativo cubano, y siempre excretados como anomalías genéticas, como residuos contaminantes que deben ser separados de ese cuerpo social que se intenta modelar sobre el fondo de una escala jerárquica y excluyente de valores.

Nonardo Perea comenzó a escribir historias desde muy joven. Después aprendió a trabajar la cerámica. Contra viento y marea se hizo escritor. Ganó concursos y publicó libros en Cuba. Después descubrió la fotografía, el performance, el video; y es hoy un artista multimedial. Como su cuerpo, su androginia, su historia de vida y su inclasificable expresividad psicológico-sexual son sus principales armas discursivas, Nonardo ha creado una estética cuir de catálogo; y quizás lo ha hecho de manera totalmente espontánea, a golpe de pura intuición, lo cual hace que su obra sea más auténtica aún.

Mirando sus fotos me pregunto si hay en Cuba un artista cuir más radical y auténtico que él. Tanto la estética cuir como la estética de lo abyecto atentan contra la estabilidad del orden simbólico, porque echan a andar un performance que espectaculariza la otredad. Las fotos de Nonardo poseen ese tipo de espectacularidad. Son agresivas, histriónicas, recargadas de varios tipos de expresividad: corporal (su visceral puesta en escena autorreferencial); icónica (la imaginería pop sexualizada producida por revistas con que llena los fondos de algunas de sus fotos); el entorno doméstico, descarnado, precario, que se filtra en algunas de las obras; los colores, a veces estridentes, subidos de tono; los atuendos, la desnudez, el maquillaje, etcérera.

Sin embargo, también sabe ser sobrio, en obras como Dos tipos de hombre, en blanco y negro, imagen poética, tierna, sin dejar de ser performativa.

Como sabemos, el Diego de Fresa y Chocolate terminó siendo abyectado, expulsado de su isla. En la vida real, en la historia que se ha vivido, hay muchos casos similares. Nonardo es hoy uno de esos casos. Mientras que la sociedad cubana continúe comportándose como una maquinaria de abyección de subjetividades y cuerpos diversos, estaremos desperdigados, escindidos, desmembrados y debilitados como comunidad imaginaria. 

Hamlet Fernández Díaz. Profesor, investigador, ensayista y crítico de arte. Residente en La Habana. 



4.

El cuerpo de Nonardo Perea es un gesto de desorden. Ahora que hablamos de la normalidad como un hecho aspiracional, como la nueva utopía en tiempos de indigencia experiencial, la andrógina de Perea sobresale por su condición desacomodada

En la línea histórica de nombres como Pierre Molinier, Jürgen Klauke, Ulay o Carlos Leppe, Perea nubla las categorías, abre fisuras en el hormigón de lo normativo, desalienta el optimismo de lo nítido. Su universo visual explota toda la dimensión política de la retórica de la pose: el cuerpo que posa es aquel no solamente que se sabe mirado, sino que ha comprendido y deconstruido la manera en que es mirado. Es un cuerpo que “subjetiviza su objetualización”. 

La pose empodera; es un exceso que devuelve a la víctima de la mirada la facultad de mirar. El cuerpo discursivamente excesivo de Nonardo Perea es un cuerpo físicamente débil. Esta paradoja —que el artista chino Ma Liuming cultivó con especial éxito— convierte la fragilidad en un acto de disidencia capaz de poner en jaque las superestructuras cognitivas del sistema. La debilidad es una retórica corrosiva que merma la integridad de las categorías disciplinarias. No hay defensa contra lo liviano. 

Pedro A. Cruz Sánchez. Profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia. Crítico, curador y poeta. 



5.

La mariquita quiere jugar a las muñecas

Como no es demasiado tarde hoy quiero jugar a las muñecas.
En mi mano la jeringuilla tiene doble filo. Doblemente guerra.
Las mariquitas de otros mundos me dan la bienvenida. 
Un mariquita suicida suma por muchas. 
Beso la corona de Changó. Santa Bárbara marimacho me levanta al cielo.
En cuatro patas reparo el cuerpo. En cuatro patas espero el milagro.
Como hace calor el cuerpo suda la gota gorda.
Una mariquita gorda es un fracaso, una mi-vidita perdida, indignación, instante domador de portañuelas.
Te pudiera contar más de una mentira y después irme con la boca abierta para que otro pague lo que la mariquita pide.
Pero te soy fiel y me arrodillo.
Pido misericordia detrás de tu puerta. Pido un pollo negro, un cuerpo que no tenga precio de muerte lenta, una pata coja.
Sin importar cuántas veces me hagas de rodillas, seguiré jugando abierta como mujer, perpetuamente hermoso sin darme por vencido.
Algunos días mejor que otros. Algunos más, como una cosa debilitada de por vida. 

Eduardo H. Baullosa. Poeta.



6.

Nonardo Perea, artistas y activista cuir, asentado en Madrid, conduce su voz por los canales de una descarada estética performática basada en las insinuaciones y los quiebres. Su obra funciona como una especie de coloquio entre Eros, Narciso y Perséfone que restituye y actualiza la intención provocadora del cuerpo como eje y “agua discursiva”, en el que lo transitorio del paso indica la brevedad o permanencia de un sentido. Me figuro el intercambio ante el espejo y el desdoblamiento de una identidad sin marcos que se vacila y se disfruta y discurre para lograr esa cúspide interactiva desde las múltiples facetas de su obra. 

Perea es un foco, un ente imposible de ignorar una vez se tiene delante. Tiene poesía en su cuerpo: sabe colocarse zoquete, hollado o acusador, pero nunca pasivo. No hallo paz en su mirada, sino altanería y gritos. Tiene una voz incontrolable que rompe con las prédicas falaces de lo inclusivo y desprecia la hipocresía del opresor. 

Sé respetar a Nonardo, y todos deberíamos saber hacerlo, toda vez que su cuerpo es la proyección del cuerpo de muchos, el cuerpo doliente de la nación escindida. Su cuerpo es el accidente del exilio, la arquitectura de una ciudad que se extravió en el viaje de ida. Ha cargado con la hostilidad contextual como perfect place para su desafiante acción creativa. Reconoce la luz y la sombra: un híbrido entre el Azrael de Evelyn De Morgan y el Arcángel Gabriel de Fra Angélico. 

Raymar Aguado Hernández. Crítico de arte, colabora con PAC e Hypermedia Magazine.



7.

En una sociedad como la cubana, donde lo porno deviene político —recordemos la banda proscrita muchas veces Porno para Ricardo—, las acepciones y derechos que se dan por sentado, en realidad se camuflan detrás de una mal aceptada política. Tomemos, por ejemplo, “la negritud” tan celebrada, que en realidad esconde en las artes visuales un blanqueamiento en el objeto. La condición de la homosexualidad es una mal celebrada “conquista política y de aceptación social”. El sujeto “desviado”, denominado políticamente —y con mucha elegancia clasificatoria, como si se refirieran a otro planeta “comunidad LGTBIQ+”— en el contexto cubano, llamado pajarraco-maricón o la tortillera, siguen siendo vinculados a lo “abyecto”, a lo retorcido y no natural, a lo diferente y contrario al ideal del “hombre nuevo” tan cacareado por la Revolución.

Lo abyecto podría ser admitido mientras se mantenga “en casa”, en el espacio privado, sin cruzar la línea que lo separa de lo público. Una vez que sale de esa frontera restringida, ese sujeto no puede ser controlado por el poder, más bien se convierte en sujeto del escrutinio colectivo; entonces, no queda otra opción que rechazarlo. Si el cuerpo es expuesto fuera del espacio del museo o la galería —contrario a lo que sucede con las performances radicales de Carlos Martiel—, más razón para ser excluido. No es posible utilizar ese cuerpo, ese discurso, en la institucionalidad digerible, ni en los juegos de representación del Otro aceptado.

El registro fotográfico fuera del ámbito privado lo hace parte del paisaje citadino, de las referencias locales, un cuerpo de por sí rechazado por las normativas, más aún cuando se convierte “en decorado sucio” de un exotismo tropical. Nonardo Perea es honesto en eludir el narcisismo de la pose cuir tantas veces registradas en escenas tan diversas como la neoyorquina, la del Beijing de los años 80 en la East Village o en la más remota Suramerica como en los performances de Las Yeguas del Apocalipsis en Chile o las fotografías de la Paz Errázuriz de las comunidades marginales. Esos ecos tan caros para la representación cuir —desde las clásicas Marilyns hasta las poses del mundo warholiano—, en el contexto de la Isla, se anulan en su rabiosa condición de precariedad y absoluto abandono. 

Lo abyecto está en bordear con la punta del cuchillo ese Otro narcisismo: el de la puta abandonada en la alcantarilla, el de la revista barata de los desclasados y los parias, en el circo de los raros y los degenerados, en las imágenes manoseadas; es decir, en la más abyecta realidad periférica vista con el rabillo de un ojo que condena pero que lo disfruta.

Hablar de Nonardo Perea es como intentar desmembrar los textos de Fresa y Chocolate, esa excelente coproducción cinematográfica tomada del cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz. Entre símbolos e imágenes metafóricas, el hombre-homosexual-artista pretende mostrarnos los días aciagos que atraviesa su existencia. 

Perseguido, exiliado, marginado; son algunos de los adjetivos que lo acosan pero que distan de definirlo. La insubordinación, en el caso de este creador cubano, no está atada a un régimen social; aunque no es menos cierto que ser homosexual en Cuba es un golpe bajo del destino. Nonardo crea, visualiza y hace real el arte de amar, sin importar la orientación sexual. Su obra no se limita ni está sujeta a normas y regulaciones; es más bien una celebración a la independencia individual, a la liberación del ser humano. Su arte es un grito, un himno violador del absolutismo impertinente y arcaico de un sistema social en decadencia. Con magistral osadía se apropia de importantes medios artísticos como la fotografía, la instalación y la actuación. Son retos al intelecto y a la creatividad que, a su manera muy precisa y épica, logra vencer. Aunque la ignorancia, el despotismo y el desamor han desterrado a este gran artista, Nonardo sigue siendo un superhéroe porque su obra está llena de coraje, de sensibilidad y nos salva un poco más del letargo y de la involución. 

Definitivamente, Nonardo Perea nos recalca lo que debería quedarnos claro ya: ser homosexual es tan solo una preferencia. Puede un hombre pintarse los labios, vestirse de mujer y salvar de la politiquería absurda el arte cubano. Como diría Senel Paz: “También se puede ser maricón y fuerte… no le tengamos más miedo a las palabras”. 

Dermis León. Crítica y curadora independiente. Residente entre Berlín y Santiago de Chile. 



8.

Con una taza de café, me siento a echar una mirada en Instagram y las primeras imágenes que aparecen son las de unas fotografías del artista cubano, residente en Madrid, Nonardo Perea. Impresionantes. Cada una de las imágenes, cualquiera que sea la pose, la composición del espacio decadente o el color que parece derramarse, fundirse en un tiempo incierto, lo que veo, lo que me toca profundamente es el dolor que destila su obra, el dolor que desgarra este ser humano desde lo profundo de sus huesos. Obra y cuerpo doliente se convierten en una misma cosa, una unidad de sentidos y discursos. 

Roxana Brizuela. Artista e investigadora cubana. Residente en Costa Rica. 




9.

Nonardo Perea despedaza el canon. A las leyes como dispositivos disciplinarios encargados de someter y regular las libertades, Nonardo opone su cuerpo desnudo. A los decretos y mecanismos biopolíticos que controlan nuestras circunstancias vitales y nuestras conductas, Nonardo Perea se opone con boca, manos, venas, tendones, huesos, vértebras, todo lo que pueda recluir en el recinto privado de su piel maquillada y ofrecida ante el espejo ¿Qué ley puede controlar un fluido? Nunca lo privado fue tan político. El Photoshop termina de cocer la carne y endurecer paredes, diarios viejos que salpican el suelo y que contrastan con la suavidad del tul. 

“Se avecina una nueva cacería”, postula como artista que se opone al Decreto 349 mientras la suciedad y el encierro cotidiano parecen ahogar cualquier atisbo de su propia sensualidad, dignidad o clasicismo. Nos alerta de un nuevo mecanismo que ha sido implementado para darle legitimidad a la persecución de cualquier voz disonante.

Su nombre parece el de un héroe griego pero unos lunares como ojos emergen de su espalda junto con las manchas de las paredes, las grietas de su cuerpo o la geometría de sus huesos. Todas esas imperfecciones simétricas que nos recuerdan que mucho antes de la epidemia ya Nonardo vivía el aislamiento social y es por eso que sus secuencias atraviesan lo sucio, lo vulgar, lo descarnado, el cuerpo en su elegancia indigna y todo lo que el poder quiere recluir al encierro y reducir a silencio. 

Mabel Llevat. Crítica de arte, curadora y fotógrafa indiscreta cubana. Residente en Barcelona. 



 10.

Nonardo Perea es una rareza arqueológica que he tenido el gusto de descubrir, y cómo tal, me veo obligado a estudiarlo quirúrgicamente. La carga vital de Nonardo Perea es su verdadera performance, en su obra como en su experiencia de vida no hay lugar para la sutileza o la limpieza conceptual. No existen “los cubos blancos” o la ortodoxia, pero tampoco los necesita. Puede resultar vulgar, kitsch, o incluso ofensivo, pero es en esa vulgaridad donde reside su esencia, sus imágenes, su trabajo audiovisual, su destreza literaria, años de represión constante, hacen aflorar una obra en ocasiones virulenta, pero en el fondo tremendamente frágil y convincente. 

A través de su obra podemos descubrir, de manera expedita, lo que no queremos ver. Abanderado defensor de los derechos y libertades del individuo por encima del género y de cualquier otra definición, Nonardo sigue intentando normalizar lo que una sociedad enferma considera “fuera de” o “diferente”. Él es un ejemplo vivo del arte desde las entrañas, un arte que duele dentro, un arte que se consigue al «disparar con las tripas», como solía inculcar la fotógrafa Lisette Model. Nonardo Perea es Cuba con todo lo que ello conlleva. 

Omar Jerez. Performer y comisario independiente.



11.

La capacidad de cambiar de color es, sin duda alguna, de las características más reconocidas si hablamos del camaleón, así como su maestría en el arte del camuflaje, que, pese a todo, se debe a la adaptación del entorno que le rodea. Quizás profundizo analizando el trabajo de Nonardo Perea (Cuba/España), en un íntimo acto de acercamiento más poético analizando su obra y buscando similitudes con este reptil, pero son las 5:00 a.m. y en un primer encuentro de imágenes de su trabajo, reflexiono e indago en su mundo e imaginario.

Sin conocer al artista y conocer el origen que circula alrededor de Perea, su actual situación en condición de exiliado, huyendo del país que le vio nacer y al que no puede volver, por diversas razones, me uno solidariamente a compartir su trabajo y profundizar un poco más. No obstante, en una primera reacción que me provoca su obra, siento cómo se rigen las identidades sexuales en su narrativa, el cuerpo como escenario de análisis de la formación así como tema dominante, confrontativo y que se manifiesta a una sociedad y a sus modelos opresores, políticos de los pensamientos, sentimientos, y conductas que por ejemplo desmitifican o reprimen desde la niñez con comentarios o cualquier indicador que relacione a una milésima falta de hombría, y que son las que rigen hoy si sos niña o niño, y establece ser de una forma u otra, como ha enfrentado él.

A partir de estos modelos, redescubrir en la obra estas licencias poéticas refuerza el carácter consciente al que se enfrenta el artista de apariencia andrógina, homosexual, activista, sin pelos en la lengua, para alzar la voz y enfrentar todo aquello que toma un accionar en la sociedad y plasmarlo al espectador, retratándose o desnudando su alma, ante el lente fotográfico, una performance, para así dejar testimonio de las disidencias que le rodea. 

José Castillo Picado. Artista multidisciplinar. Gestor Cultural de proyectos como LNB La No Bienal/ Macro Arte Contemporáneo, Costa Rica. 



12.

En el arte, como en la vida, todo gesto o expresión excéntrica o disonante-altisonante de la norma establecida, es de por sí interesante y despierta curiosidad. Si es punida y reprimida, aún más. En un panorama a veces plano, sin sobresalto y complaciente que me recuerda a la pampa, tan bella como aburrida, donde el ojo te lleva a un horizonte infinito apenas interrumpido por árboles, algún pueblito, molino y vacas, sí, vacas, millones de vacas (el cielo y sus nubes son otra cosa, el cielo puede esperar), el cuerpo de Perea irrumpe con una fuerza y un talento irresistible, incontestable, como si siempre hubiera esta allí, esperando que lo descubriéramos. 

Es como si en él se conjugaran toda la fragilidad, el dolor, la denuncia, la pobreza, la marginalidad, el coraje, el valor, la claustrofobia y el legítimo deseo y derecho de ser aceptado y querido (¿quién no?) a través de una estética que golpea, que interpela, que seduce, que te convence y te rinde. Lo suyo excede los límites de su amada isla para situarnos en lo que no tiene frontera: la condición humana. 

La verdad conmueve, lo demás alivia y confunde… Lo que das, te lo das. Lo que no das, se pierde. 

Carlos Rivera Lauria. Artista argentino. Residente entre Madrid y Bilbao. 



13.

Cuando tropiezo con la obra de Nonardo, a través de la mano de Andrés Isaac Santana, pienso en ¿quién eres tú?, ¿nos conocemos? Es bueno tenerte aquí con nosotros, mientras nos conduces a este territorio. La obra de Perea maneja un flujo de emociones, ideas, formas de ver y posibles formas de ser. Esta es etapa en la cual tenemos muchas más preguntas que respuestas. Tal vez a muchos les resulte demasiado auténtica la propuesta; sin embargo, Perea nos propone un espectáculo tan real como la existencia misma. No saber o no entender es parte de nuestro proceso, no del proceso del otro.

Aun así, si usted se sigue sintiendo diferente, muy diferente, es porque realmente lo es. Entonces, quiero aprovechar esta oportunidad para compartir este mensaje de apertura, solidaridad y cuidado con tod@s l@s artist@s de la comunidad LGBTQ+ en momentos tan vulnerables como este. Quiero compartir nuestra incapacidad para ver lo que está a la vuelta de la esquina, sabiendo que está bien no poder ver, que estamos juntos en esto y que todos somos uno. O tal vez estamos viendo diferentes esquinas, desde diferentes ventanas, con diferentes objetos alrededor de las esquinas, todas desconocid@s para nosotros. Gran parte de nuestro trabajo dentro del circuito del arte se trata de crear conversaciones y diálogos inclusivos a todo@s los partes sin excluir y menos aún etiquetar. 

Marisa Caichiolo. Artista argentina. Curadora y Directora Ejecutiva de Building Bridges Art Exchange/ Santa Mónica, LA., California. 



14.

Tik Tok ha llegado a suplir el espacio vacío en el arte de posar de una manera exagerada y barroca. Quiénes han empleado esta herramienta o red social conocen sus ventajas para enviar un mensaje audiovisual breve, conciso y atractivo. La dinámica creciente de esta plataforma ha venido como anillo al dedo a este singular artista. Ha hecho de ella, entre otras, su pluma, su espada, su grito para exponer sus opiniones, sus deseos y hasta sus secretos. Aún en Cuba, los artistas del performance no explotan tan particular plataforma. En eso aplaudo a Nonardo Perea, en su desfachatez y osadía. Este ha llevado el humor, la ironía, la teatralidad y sobre todo la exageración a una cápsula visual que gracias a algoritmos y algo de inteligencia artificial muchos ya se toman en serio. 

Nonardo alguna vez se definió como seguidor de Madonna y ha sido consecuente con tal pronunciamiento. Salvando las distancias y el talento, ha existido un deseo de hacer realidad en su día a día esas letras e imágenes del libro Sex de la diva. Sex sentó precedentes de la liberación sexual, algo que Nonardo esgrime ante todo “ataque” o crítica. Imagino cuál sería la felicidad o la reacción mediática de este, si a sus manos hicieran llegar ese libro con tapas de aluminio envuelto en una bolsa plástica —directa alusión a la envoltura de los condones— que no podían ojearse en las tiendas por expreso deseo de la artista, debía ser comprado y disfrutado en la intimidad del hogar.

Nonardo se ha convertido en un alter ego de sí mismo, que solo se expone en las redes sociales como Tik Tok o en las calles con múltiples tipologías de performances, como las acciones vestido de novia. 

En pleno siglo XXI no eres nadie si no estás en Internet, a diferencia de la época de la diva donde otros medios cubrían el fetichismo de sus fans. Alter ego que se regodea de cómo reaccionan otros con una mente menos liberada, que se ríe de la censura y la crítica oficial o especializada, que como Madonna ha entendido que ni con Dios, ni con el Diablo…, hay que ser fiel a uno mismo, aunque cueste un mundo de prejuicios y estar solo en una multitud.

Creo entonces que Tik Tok le ha dado esa compañía que ahora necesita, donde en la intimidad del hogar pueden disfrutar de su estilo aquellos que en público desvían la mirada o censuran con la palabra. 

Pedro E. Rizo. Bloguero de Arte Cubano Contemporáneo. Residente en La Habana. 



15.

Me incomoda. Me incomoda mucho Nonardo Perea. Me estallan en la cara sus imágenes, llegadas sin solicitud en estos tiempos en los que nada ni nadie pide permiso para ocupar tu tiempo y asaltar tu mente. Pero muy lejos de desecharlo, siento que necesito la molestia que me proporciona. 

Sin referencias, desde el desconocimiento y la debilidad, su presencia consigue inquietarme tanto como lo hacen las grandes obras de arte que me han moldeado. Artista y obra simultáneamente, Perea me obliga a buscar en mi propio cuerpo hematomas, arañazos, restos de carmín y de fluidos ajenos. Me fuerza a valorar la consistencia de las paredes que me cobijan y a cuestionarme si mi rostro refleja lo que he vivido con sinceridad. En el suyo se ve el alto precio que hay que pagar por ser libre, el orgullo de quien ha escrito sus propias reglas, la mirada que lo ha cuestionado todo. No encuentro conexiones entre su obra y la de otros artistas cubanos a las que tuve acceso, lo emparento de manera exclusivamente sensorial e irracional con los textos de Manuel Puig o Jean Genet o las fotografías de Mapplethorpe o Witkin. 

Harto de la manipulación continua a la que me someten la mayoría de las expresiones artísticas que me rodean, la incomodidad que me brinda Nonardo Perea se vuelve refugio. 

Félix Cábez. Cineasta español, comisario independiente y escritor. Residente en Madrid. 



16.

El cuerpo de Nonardo Perea es su hogar y su escenario, desde el cual ejercita, sin necesidad de permisos o autorizaciones, su libertad y exploración artística, despojado de tabúes. Sus imágenes son íntimas y extremadamente barrocas al mismo tiempo. En muchos casos, contienen más de lo que podemos asimilar y nos transporta a experiencias en donde nos sentimos desbordados. Su vida y arte están estrechamente ligados en una relación abrumadora, erótica y transgresora la cual es altamente respetable por su honestidad, crudeza y valentía

Luciana Abait. Artista visual argentina. Residente en LA., California. 




17.

Nonardo es como un volcán. Una mezcla de tierra y roca firmemente arraigada en sus raíces, se derrite, deja que la lava dentro de nosotros se eleve y explota. Sin restricciones. Dicta, con humor y burla, es su visión del mundo, del amor, de las relaciones humanas, del sexo con la elegancia que se le pega a la piel. 

Nonardo es un personaje que Pedro Almodóvar podría haber escrito, tiene la sensibilidad de un cantante de cabaret mezclada con el ardor y el desorden. Para mí, es una criatura, un novelista, se podría escribir Nonardo. Puede hacerte reír de la tragedia y llorar con la belleza. Nonardo es el hombre más femenino que conozco y esa singularidad lo convierte en un híbrido con todo el corazón. Sensual y eficiente, nada puede o debe detener el camino de este artista: está ahí para recordarnos lo que es la humanidad, la lucha, la tenacidad, pero sobre todo… Amor con “A” mayúscula. 

Salomé Perignon. Artista francesa. Residente en Saarlat la Canéda, Francia. 



18.

La habitación es intimidad por antonomasia. Entre sus paredes son confinados sueños, pesadillas y deseos. El principio que constituye un hogar comienza en las sensaciones que se tienen cuando se regresa a la cama. Detención y partida, deseo y proyección. El espacio más confuso de casa amalgama lo cotidiano con lo fantástico. En sus muros, Nonardo despliega un atlas del deseo, símbolos porno de un panteón personal que le increpa y exaspera desde la piel. Un cuerpo sitiado de homoerotismo visual ha impregnado las paredes. Habitación y piel se irán fundiendo, configurando el exacerbado collage de la identidad. Nonardo es explícito, no por su desnudez, sino por hacernos testigos de un ejercicio identitario, a la vez duelo y ensayo del deseo que hemos dejado entre las sábanas. 

Ricardo Mancilla Garay. Magíster en Artes. Docente Universidad de Chile. Curador e investigador independiente.



19.

Crudo, casi sangrante, es lo que me viene a la cabeza cuando veo las fotos de Nonardo Perea. Llevamos tantos lustros conviviendo con las deconstrucciones de los platos más básicos, con la gastronomía molecular, con platos fotogénicos cuya misión principal es brillar en Instagram, que la presencia de unos zarajos en la barra de un bar nos puede parecer un insulto, una muestra de costumbres atávicas a desterrar ¿dónde está el foie mi-cuit con crema de dátiles mejoul y elastic de naranja sanguínea? Muy lejos, sin duda, como lejos están las fotografías de Perea de las estilizaciones que la mayoría de los artistas empleamos en nuestras obras. 

Con Perea viajo en el tiempo, a El Víbora del primer Nazario, a las películas de Eloy de la Iglesia, a los talleres empapelados con fotos de la revista LIB, viaje a un mundo perdido, excesivo, barroco, hipnótico. Nonardo Perea me plantea una paradoja, sus imágenes me parecen de una crudeza salvaje, de un realismo voraz y sin embargo retratan a personajes incompatibles con la taxonomía consensuada porque escapan a cualquier clasificación científica. Son incompatibles con las etiquetas y, si nos empeñásemos en ubicarlos en algún lugar, tendríamos que recurrir a la mitología y acomodarlos entre la Hidra de Lerna y la nereida Anfitrión. Lo único hay que cuidarlo y Nonardo Perea sin duda lo es.Gracias a Andrés Isaac Santana por darme a conocer un artista que espero conocer pronto en persona

Paco Díaz. Artista español. Residente en Madrid. 



20.

Como quien atesora “amores ejemplares”, Nonardo Perea guarda un enigma. No sabemos cómo lo fue construyendo. Si salió de las noches habaneras de los 90 cuando se travestía y por ello pasaba las madrugadas en calabozos; o si nació luego, en algún taller de literatura de la Onelio Jorge Cardoso. 

Tal vez haya germinado en aquellos momentos de rechazo homófobo durante las sesiones escolares; o del apoyo que recibió siempre por parte de su familia. No obstante, su enigma es más grande que toda la insensibilidad de un país. 

En su creación, Nonardo ha explorado el humor, lo homoerótico, lo pagano, lo escatológico, la denuncia política, ya sea desde un escenario doméstico e íntimo; o desde el espacio público de la mano de una familia revolucionariamente no binaria. Acude a la videocreación, al cortometraje, al cuento, a la novela, al performance, para intentar darle alguna apariencia a su enigma. Habita junto a su literatura pueblos ignorantes y decrépitos, deseosos de algún milagro o posible prosperidad. Contempla siempre los roles de asesina, sadomasoquista, seductora, femme fatale

Recientemente intenta “vivir sin Dios” mientras el exilio le impone una nueva etapa a su enigma. “Tal vez es el modo de alcanzar una existencia sosegada en un mundo que zozobra”. 

Yanelys Núñez Leyva. Historiadora del Arte, curadora independiente y activista cubana por derechos culturales.Exiliada en Madrid. 



21.

En una jaula donde el gorrión debe elegir entre comportarse como una paloma o un totí, ser pavo real entraña sendas dificultades técnicas. Nonardo es el hijo heterotópico de una familia desestructurada. Es el hijo deforme, no deseado, incómodo, de papá utopía y mamá distopía. Su obra es él mismo y su diana la jaula. Perea es auténtico, irreverente, valiente, hereje y, pese a la paloma y al totí, necesario. 

Lino García Morales. Profesor titular de la UPM Universidad Politécnica de Madrid. Restaurador de arte de los Nuevos Medios y músico. Residente en Madrid. 



22.

Nonardo, espero, desde el fondo de mi corazón, que en medio de las mil voces que pasan por nuestras cabezas, podamos reconocer aquella que nos calma, que nos clarifica el camino. Deseo que podamos, querido colega, discernir, en medio de las mil voces y reconocer aquella que nos trae calma y esperanza. Todos tenemos esa voz estimado colega, no importa el tiempo, el espacio, el dinero; todos tenemos esa voz, y no importa cómo la queramos nombrar, pero ahí está y si refrescamos nuestra relación con esta guía, poco a poco se acomoda el rompecabezas. Es la que nos invita a pintar, es la que hace que cuando vemos el viento digamos “qué hermoso baile”. 

Espero que, reconciliándonos con esa voz, el camino se te despeje y que te sea evidente la acción o no acción por tomar. Abundancia, claridad, plenitud, hoy y siempre para ti colega.

Busca la voz en ti, que es el común denominador, que es la misma que me guía a mí, y a todos en este misterioso viaje. La brújula está tan cerca que pasa desapercibida, pero mientras más quietos estemos más clara será su dirección. Abrazo con cariño, colega. ¡Estoy contigo!

Eduardo Elizalde Brizuela. Artista de origen cubano. Residente en Costa Rica. 



23.

Que el cuerpo trascienda las rejas que propone la sociedad y que funcione como el motor que destruye lo preconcebido. Nonardo Perea responde con el filo de su cuchillo hecho de piel que desgarra las entrañas de nuestra mirada. Encontrar honestidad y valentía en la obra de un artista no es cosa fácil. Perea nos propone un encuentro, un golpe erótico lleno de exceso barroco que derrumba los prejuicios y expande la idea misma de libertad.

Tadeo Muleiro. Artista argentino, multidisciplinar y performer. Residente en Buenos Aires.



24.

Nonardo insta a la transformación social mediante una visual orgánica, visceral, que, si bien roza la vulgaridad cruelmente, no deja de ser tan real como la vida misma, como la de muchos. El rechazo a lo que no entendemos es la prueba más cruda de la ignorancia, desde un atrevido contexto donde deja en visto la hipócrita y decadente heteronormativa que aún rige el círculo artístico oficial cubano. Lamentablemente la sociedad cubana es el reflejo de 60 años de dogmas y prácticas represivas que si bien han intentado —aun fallidamente— reivindicar los derechos LGBTIQ+,falta mucho por lograr, mucho que pensar y más que actuar.

El cuerpo, el suyo, como instrumento y recurso expresivo legítimo de esa necesidad descompuesta, sin forma, inclasificable de decir que sucede, que se avecina, que nos depara el destino si seguimos ensimismados en nuestro papel de espectadores pasivos. Nonardo viene siendo esos muchos YO que tenemos dentro y que nuestros prejuicios, nuestros miedos y falta de valor no dejan que afloren. 

Yunet Cabrera Cáceres. Licenciado en Estudios Socioculturales, Universidad de Matanzas, máster en Dirección y Administración de Empresa. Reside en Madrid. 




25.

De Nonardo Perea hay que saber que existe. Su extraordinaria, confrontativa y espectacularizada puesta en escena dice sin reparos: aquí estoy para que me vean, para que me disfruten, para que se rían, para que se escandalicen, para que disientan. A fin de cuentas, para que hagan algo, lo que quiera que sea. Y es que ante el trabajo de Nonardo no hay modo de quedar indiferente, desafía todos los límites de la pasividad, trasgrede todas las posturas políticas, se rebela contra todas las ataduras del ser.

Es un performer de su propia vida utilizando su cuerpo como estrategia de mediación, pero lo más contundente de su hacer es que convierte en acto público una intimidad universal. Desde su aquí y su ahora utiliza el sarcasmo mordaz para exponer la ortodoxia condenatoria de siglos pasados, la falsa apariencia de un presente que juega a ser tolerante e inclusivo (¡pura farsa!) y advierte sobre un futuro que corre el riesgo de repetir los esquemas de un poder decadente, heteronormativo, fraudulento, corrupto y manipulador. 

Su trabajo es puro activismo (en las redes y para todos) elaborado con la sutileza exquisita de un sarcasmo mordaz que dialoga con la historia del arte (de la idealización clásica al desenfreno del pop), pero que no requiere de discursos retóricos, ni de elucubraciones complejas, es todo lo desfachatado que se puede ser, es todo lo arriesgado que su postura amerita, es todo lo explícito que se necesita para remover hasta las vísceras, los cimientos de la inoperancia excluyente e interpelar los territorios de la (in) conciencia. A Nonardo Perea hay que estimularle que exista, apoyarle en sus desafíos, ayudarle a difundir su voz porque, de no ser así, perdería mucho lo que será (alguna vez) la historia del arte contemporáneo. 

Marta Rosa Cardoso Ferrer. Profesora en la Escuela de Arte y Comunicación Visual de la Universidad Nacional de Costa Rica. 



26.

“Yo no hacía arte político, me interesaban más los temas del cuerpo, la sexualidad, mi vida anterior; hasta que me cansé o cansaron. Ahora sí hago arte político”. Recurso enfático porque no hay nada en Nonardo de ingenuidad, solo la ingenuidad que podría tener la dulzura y lo espontáneo. Sí que sabe Nonardo que político son los cuerpos, sobre todo no binarios, fluidez, en la construcción discursiva de cortes bruscos en la que hemos convertido a nuestra Patria. 

Creo que fue de Carlos Manuel Álvarez de quien leí algo que siempre había pensado, pero lo escribió él o al menos lo leí yo de él, que el anticastrismo es profundamente castrista. Yo soy profundamente castrista, me acontece, la dictadura me posee cuando me contrarían políticamente, y hablo alto, sudo, gesticulo “masculinamente” y tengo la razón, si es demasiado evidente que no pues me ofendo y me retiro, afrentada, sin dirigir palabra, a quien no la merece. ¡Qué performance que se repite en geografías distintas y perpetúa lo que niega! 

Mis amigos más queridos ofendiéndose y yéndose del chat colectivo. En el otro extremo su hermano gemelo, la apolítica, la inciudadanía. Mis amigos más queridos diciéndome que no los atormente, que no saben, que les cuente de mí. Qué distinto el todo de Nonardo. Si bien podría decirse que su escritura, fotografías, videos, trabajos creados desde y para social media se engloba en el performance, el término me parece demasiado “terminológico” para Nonardo. 

Me le imagino igual de sensual e intense, de polític@ lavando la ropa. En un principio pensé en partir de mis amadas Rita Segato y Gloria Anzaldúa para desarrollar la falsa dicotomía presente en “Yo no hacía arte político, me interesaban más los temas del cuerpo, la sexualidad, mi vida”. Pero igual no me apetecía comenzar esa arenga que sé necesaria. Prefiero volver a lo diferente del todo de Nonardo, a su rabia, su consciencia política somatizada, la seriedad de lo que denuncia, pero el gesto sexual que interrumpe, pero no sexual como esperabas, sexual como le nace moverse a su cuerpo. Y no lo esperábamos porque nuestros cuerpos suelen moverse y escenografiar una sensualidad y sexualidad estándar, hetero, homo o bi: castrista, anticastrista o apolítica. 

Quiero abrazar pronto el cuerpo de Nonardo en una Cuba no binaria.

Gretel Acosta. Crítica de arte y curadora independiente. 



27.

La serie numérica 349, bien podría hacer referencia a algún perfume de lujo. Sería en este caso una fragancia rancia, una esencia oscura y fétida creada a base de extracto de represión, vigilancia y control severo, con notas de adoctrinamiento, docilidad y mordaza. De igual modo, podría traer a la memoria la secuencia 175. Parágrafo del código penal alemán que desde 1872 hasta 1994, con especial virulencia en el período de 1935 y el régimen nazi, penaba las relaciones homosexuales entre personas de sexo masculino.

El Decreto 349 es una disposición legal establecida en 2018 por el gobierno cubano, que supervisa, limita, censura, controla, prohíbe y sanciona aquellas expresiones artísticas o culturales y a sus creadores y creadoras, consideradas contrarias al “espíritu” del régimen. Disposición que ha llevado a la cárcel artistas como Luis Manuel Otero Alcántara o está obligando al autoexilio a Yanelys Núñez Leyva o a Nonardo Perea (La Habana, 1973).

Perea, artista multidisciplinar, performer y escritor elabora su narración desde la disidencia y la cicatriz. Reclama la abolición de la “tolerancia”, término perverso, herramienta de control, que alude a la ocultación como vía a la falsa e hipócrita libertad del “mientras no se sepa” o se vea, en favor de los cuerpos presentes, políticos, auténticos y únicos.

Cuerpos “reales” en su doble acepción, entidades actualizadas, porciones de vida efímeras y transitorias por un lado, pero majestuosas, merecedoras de veneración y pleitesía en su unicidad y excepcionalidad por otro. Cuerpos textuales, polisémico y, por qué no, contradictorios que reclaman, desgarrados, “respeto” a voces.

Habitar lugares de abyección ha proporcionado al artista la posibilidad de elaborar un discurso de libertad infinita que pone en tela de juicio el concepto de marginalidad a partir de los vínculos que se establecen con la apariencia. ¿Dónde reside la podredumbre y la miseria moral?, ¿en los barrios como Coco Solo en La Habana, con un paisaje desgastado y sucio fruto del nulo interés del Gobierno, pero con una población que sangra dignidad?, ¿o en los altos departamentos, los lugares privilegiados de obsceno exhibicionismo?

La deriva resultante de transitar por exilios geográficos, políticos, familiares e interiores deviene en un arte escarificado y honesto que reclama su espacio por derecho y que con diferentes voces, desde el esteticismo enfurecido al kitsch más reivindicativo, proclama la búsqueda de una identidad propia como arma y herramienta para vencer al futuro. 

Ricardo Recuero. Comisario, crítico/periodista, gestor cultural, artista.




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Instagram: mis lances amatorios

Andrés Isaac Santana

El crítico de arte, lo mismo que cualquier otro intelectual de la cultura, ha de ser a la vez un animal reaccionario y revolucionario, viviendo en el límite, por fin, entre el instinto de conservación y el placer por la tragedia.