Contra todo pronóstico, Paolo y yo hemos intentado mantener a flote la columna. En ese debate, ha pasado casi un año (desde enero 2020).
Dejando a un lado el amor al arte y la pasión por el trabajo: la apesadumbrada carga que suponía la rentabilidad de una entrega semanal, junto a la incertidumbre económico-política de este año, que ha dejado a muchos con pocas opciones en este sector, cuidar la sección ha sido una verdadera carrera de resistencia, por no decir de desgaste.
Creemos no haber pecado de ignorantes: desde un inicio, entendíamos que la tipología de nuestra propuesta transmedial tal vez no era la más idónea para una plataforma como Hypermedia Magazine, para sus lectores o, incluso, para nuestro contexto. Por eso, originalmente, Megatiburón… estuvo prevista para entregas puntuales que fungirían como antesala a un proyecto curatorial. Comprendíamos que lo más significativo de este trabajo sería el archivo remanente y, luego, llevarlo a una exposición: la retirada más decorosa para culminar el proyecto. Nunca pensamos extendernos en capítulos, pero esa premisa varió.
A decir verdad, en el proceso de proyectar el show retrospectivo de Megatiburón…, nos ha invadido una pereza olímpica. No es para menos: tan solo pensar, calcular (como ese meme de Nazaret), todo lo que representa llevar a cabo un proyecto expositivo, de índole multimedia además, en los predios del arte cubano actual… Imagínense… Teniendo en cuenta como está la situación… ¡Qué-pe-re-za!
Después de que se nos confiara un espacio para expresarnos libremente, sin importar cuán estrambóticas fueran nuestras ideas, sin afrontar la censura… ¡Qué va! ¿Dónde tendrían cabida nuestras propuestas, sino en el ámbito digital? En ese sentido, estaremos eternamente agradecidos con Hypermedia Magazine, que ha sido, al menos en nuestro caso, muy permisiva y audaz. Tal vez por ello, poco a poco, fuimos ganando adeptos, a la par que detractores. Y aunque hasta la fecha hemos procurado ser consecuentes, la cosa ha ido mermando. Quedándose sin batería, como se dice.
Se presentía en alguna que otra entrega. Era inevitable, mas no lamentable. En realidad, lo teníamos asumidísimo, desde que decidimos prolongar los capítulos de la columna.
Toda labor merece un proceso de revisión a posteriori, un descanso, un break. Así que si nos preguntan, ambos coincidiremos en que, sin lugar a dudas, el trabajo ha sido muy extenuante pero, en definitiva, provechoso para nuestro crecimiento profesional.
Paradójicamente, también, el tiempo de vida de Megatiburón vs. Pulpo Gigante coincidió con nuestra ruptura como pareja, pero esto no fue impedimento para echar la maquinaria andar.
Sí se puede, caballer@s: Paolo y yo dejamos de ser la dupla romántica para convertirnos, ímpetu laboral mediante, en una fusión de monstruos marinos prehistóricos. Así seguiremos, siempre y cuando nuestro impulso y la revista nos lo permitan.
Algo nos queda claro: hemos arribado a un cierre de temporada en la columna, encargada, hasta aquí, de revisar fenómenos de Internet desde Cuba; siempre con una visión personalizada de Paolo en la zona multimedia, y yo en la zona escritural. Este el reservorio personal de nuestro trabajo en conjunto, el resultado de la maduración de nuestras preocupaciones profesionales y de nuestra relación afectiva.
Ahora pretendemos inaugurar una nueva temporada, irnos a un formato temático diferente, respetando el binomio texto-video. “Los Combitos Sanos”, como hemos decidido nombrar las próximas entregas, serán breves cápsulas de intercambios con un combo de figuras del patio. Dos elegidos por mes, para no saturar.
Aquí no habrá beef, ni tiradera, ni toxicidad, ni manipulación, ni fake news, ni chicharrones de viento. No, no, no. Esa etapa concluyó.
Esperamos, entonces, disfruten. Ha sido, y seguirá siendo, un inmenso placer.
Hasta la próxima, babys, rompemos de nuevo en diciembre.
A Hypermedia Magazine, siempre: muchas gracias.
Cierre de temporada (MegaTiburón vs. Pulpo Gigante, capítulo 37).
Oración al santo millennial
Lesstúpida Cubana & Paolo De Aguacate
Bienaventurado seas, Carlo Acutis (Londres, 1991- Milán, 2006). Bendice a tus hermanos millenials y a tus hijos digitales. Bendice a los niños cubanos, a los que observan confituras desde una vitrina, a los que no tienen computadoras, a los que entienden poco de Internet. No permitas que la propaganda políticaabsorba a los nerds.