L@s hij@s de Hollywood

Aquel delicioso parlamento musical, “if you wanna be rich you got to be a bitch (“White horse”, de Wonderland Avenue) parece que aún es asumido por muchos en la grandes industrias audiovisuales. Las veneradas Marilyn Monroe, Madonna y Lady Gaga consolidaron extraordinariamente esta justa premisa. Quien todavía advierta en la sentencia algún matiz patriarcal, probablemente será condenado a machista de mierda. 

Las bitches, las perras duras y puras, se han ganado la adoración casi generalizada del público desde el respeto al deseo de todos por la carne, el respeto a su propio cuerpo y a la profesión misma. 

Hay que limpiar todas esas asperezas falocéntricas heredadas del pasado milenio.

Desde plataformas como Instagram, el populacho adora las cuentas de @nastyan_nass (la diosa del twerking) y @vandal_princess (Mikaela, la hija adoptiva de Spielberg, recientemente lanzada al estrellato pornográfico). Tal como idolatraban a Cameron Díaz después de la cinta pornográfica She is no Angel, o a Jackie Chan —el bárbaro de las patadas—, o al chico Rambo/Rocky “semental italiano” Stallone, o al Terminator fisiculturista Schwarzenegger o al justiciero Power Ranger Rojo: todos ellos protagonistas de buenos “filmes de acción” para adultos antes de ser reconocidos en Hollywood. 

Antaño, fueron vilipendiados por su falta de respeto a la formación actoral. Con el tiempo, sin embargo, esta falta de respeto ha sido redescubierta como notable destreza artística, polifacetismo y alto estándar en el recorrido cinematográfico. 

En el fórum de la deepweb algunos se compadecen de Steven Spielberg y su esposa debido a la alarmante decisión de su hija adoptiva, de tan solo 23 años. Pero Mikaela Spielberg había anunciado su afán por la industria pornográfica desde los 18:

“Lo cierto es que soy un animal sexual y me cansé de no poder capitalizar mi cuerpo y de que me dijeran que tenía que odiarlo. Me harté de trabajar día tras día de un modo que no satisfacía mi alma. Me apetecía hacer este tipo de trabajo, satisfacer a otras personas. Es algo que me hace sentir bien, porque no me siento violada”, expresó en sus redes sociales.

Pero démosle un stop a la libertad de expresión de l@s bitches culeador@s.

Desde el fórum, algunos se pronuncian a favor y otros en contra de @vandal_princess. Y otros como Dross Rotzank (conocido por su canal de terror y misterio en YouTube) plantean teorías realmente excepcionales. Según este, la decisión de Mikaela es solo una mala pasada que el karma le ha deparado a Spielberg debido a los trágicos finales que le fueron concedidos a los niños estrellas de sus largometrajes. 

Si bien el director ha favorecido la carrera, desde pequeños, de celebridades como Dakota Fanning, Christian Bale y Anna Paquin, las insólitas muertes de Dominique Dunne y Heather O’ Rourke (las niñas Poltergeist), la caída en desgracia de Haley Joel Osment, el protagonista de Inteligencia Artificial; la trágica muerte de River Phoenix (hermano de Joaquin Phoenix), el niño de Indiana Jones y la última cruzada; y las carreras erráticas de Drew Barrymore y Robert MacNaughton de E.T., han opacado su figura de buen padrino hollywoodense. 


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La presencia de Spielberg en la trayectoria actoral de este piquete parece maquiavélica. Y otro dato perverso se vierte sobre su figura: le ha sido adjudicada la supuesta obsesión de Michael Jackson (otro niño estrella maldito) de dormir con una muñeca en las últimas semanas de su vida; Macaulay Culkin (otro bastardo sin gloria) ha dicho que la muñeca era una suerte de brujería vudú que Michael Jackson acometía para intentar lapidar a Spielberg. 

Si bien hay hechos tan retorcidos como los de las chicas Poltergeist (la primera estrangulada el día del estreno del film, a manos de su prometido; la segunda, fallecida a causa de supuestos problemas estomacales que se agravaban durante cada filmación), lo cierto es que se advierte un mal generalizador. La maldición Spielberg no parece ser el denominador común de la fatalidad y caída en desgracia de todos los pequeños gigantes de Hollywood. 

Ha sido la puta circunstancia del tiempo, la terrible pesadilla de Peter Pan, la que ha pasado factura a un futuro pinkdisfrazado de niñez perenne. 

Como si la inocencia fuera una cosecha de todas las temporadas, un carbón que no languidece. 

Ojo al dato: los babies protagónicos de Spielberg padecieron anomalías físicas visibles en el primer lustro de su carrera actoral. A ellos se suman Lindsay Lohan, Macaulay Culkin (Solo en casa), Cristina Ricci (The Addams Family), Edward Furlong (Terminator 2), Matthew Garber (Mary Poppins), Brittany Murphy (Fuera de onda), Codey Haim (Papá Cadillac), Judy Garland (El Mago de Oz), el propio Michael Jackson y una dilatadísima lista de estertores.  

Todos ellos con rostros deteriorados —cuando no deformes— y estaturas inusuales para edades que se advertían avanzaditas. Se presume que el trabajo en la industria metamorfoseaba ya no solo la psicología, sino la propia apariencia de los jóvenes talentos. 

Algunas de las sagas requerían imperiosamente la apariencia más pueril de sus intérpretes. Para ello, padres y asesores de una carrera prometedora optaron por retardar el crecimiento de los infantes. Los llenaron de fármacos. Drogas que violentaron su desarrollo natural. Todo en favor de la industria, de la audiencia. 

A los escándalos de abusos sexuales, pornografía infantil, pedofilia y pederastia, violencia y maltrato hacia estos menores, agreguemos traumatismos severos al sistema gastrointestinal. Las afecciones más comunes oscilaban entre pancreatitis necrótica hemorrágica, estenosis intestinal aguda, cáncer intestinal, síndromes de abstinencia alimenticia y anorexia; así como insomnio, epilepsia, hidrocefalia, somatotrofina (deficiencias de las hormonas del crecimiento), caída o profusión incontrolada del cabello, retención de líquidos y problemas en la piel (específicamente en la cara, que tendía a tonarse roja). 

Y la mierda sigue y se descompone. 

O sea, la gallina de los huevos de oros debía mantenerse fértil y productiva hasta que concluyeran todas las entregas, todos los capítulos, todas las premiaciones. 

Abominable.

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Es como si el ICRT, para no perder audiencia y evitarse las críticas de recapitulación de series durante el verano, le hubiese dado al Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (CIDEM) la tarea de producir pastillitas con sabor a uva para mantener en pantalla, por una década, a Cutú-Cutú y los Papaloteros

Peor aún: es como si le hubiesen dado una poción mágica a Chele y Albertico para alargar las temporadas de La Sombrilla Amarilla (como si no bastara con que fueran los únicos niños estrellas de Cubavisión por aquellos tiempos, entre tanto programa trash). 

Una catástrofe sin reparos: si el “elixir Peter Pan” se lo dieran a todos los niños de la Tierra del Nunca Jamás, a.k.a. La Colmenita. 

Alucino con un Chala (Conducta) en sexto grado para la eternidad. Los arrestos por participación de menores en videos de reguetón pasarían a ser las condenas más populares. 

Habría que rastrear qué ha pasado con estos pequeños figurantes de la televisión cubana. 

Mira que yo quise, pero qué va… Nunca me agarraste, ICRT. 

Prolongar la niñez es una condena. 

Prolongar la niñez es igual a perversión, a escamoteo, a explotación. 

Hay en todo este jelengue una falta de control de las autoridades gubernamentales defensoras de menores en la industria del cine, la música, televisión, tal y como se advierte desde ya en el paradigmático YouTube. 

Inobservancia, permisividad y falta de supervisión paterna y empresarial. 

Dilatar la carrera de los infantes es solo el principio de la contienda. Los que sobreviven continúan enfrentándose durante su adolescencia y juventud a los desmanes del asedio, la sexualización de sus personajes y la drogadicción. Al estilo Baby-Baby-Baby, seguido por Sorry-Sorry-Sorry, y Yummy-Yummy-Yummy

A lo Bieber-Fever, pues. 

Un top de YouTube de los más visitados (“TOP 10 actores que todos esperamos hasta que sean legales”) desenmascara esa obsesión sexualmente normalizada hacia a las estrellas menores de edad. Por ese acantilado resbalan todos los ídolos de mi generación (los años 90) y las generaciones contiguas. 

La manada de víctimas y victimarios, hijos y padres de Hollywood dentro del fórum, legaron testimonios bien pulentos a MegaTiburón vs. PulpoGigante

Una ofrenda gore que te dejamos Paolo y yo en Hypermedia YouTube.





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Solo en casa

Lesstúpida Cubana & Paolo De Aguacate

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