Por esas casualidades de la vida y conociendo que a Jose –mi pareja— le fascina Julio Cortázar, le compré un libro escrito por Cristina Peri Rossi sobre su relación con el hacedor de los Cronopios, Famas y Esperanzas.
He de confesar que no había leído “Julio Cortázar y Cris” –así se llama el libro—; mas Jose, una vez leído, me recomendó que lo hiciese.
¿Qué tiene que ver todo esto con el VIH?
Leyendo la exquisita prosa de Peri Rossi supe algo que me impactó: Cortázar murió de SIDA. Al parecer se contagió con una transfusión y transmitió el virus a su última esposa quien falleció un poco antes que él. Otra historia triste que se añade a la pléyade de tragedias causadas por la terrible pandemia.
Desde su irrupción en la conciencia global, el VIH ha sido una sombra persistente sobre la humanidad, una batalla científica librada con determinación y avances constantes. Sin embargo, la prevención enfrenta un desafío crítico: la adherencia a los tratamientos.
Ahora, un estudio publicado en The Lancet ofrece una posibilidad revolucionaria: ¿y si una sola inyección pudiera brindar protección durante todo un año?
El protagonista de esta historia es el Lenacapavir, un fármaco antirretroviral de acción prolongada que podría transformar la profilaxis preexposición conocida como PrEP. Los investigadores, autores del estudio, han explorado su administración anual por vía intramuscular, revelando una farmacocinética prometedora y un perfil de seguridad alentador.
Este hallazgo no es menor: podríamos estar al borde de una nueva era en la lucha contra el VIH.
Pero, vayamos por partes
La PrEP, es decir, la terapia preventiva con un anti-retroviral para evitar contagios de VIH en la población sexualmente activa, ha demostrado ser una estrategia altamente eficaz para prevenir la infección por VIH. Empero, su implementación enfrenta barreras considerables.
Las formulaciones diarias requieren disciplina y acceso constante a la atención médica, algo que no siempre es posible en todos los contextos. Además, el estigma asociado al uso de estos fármacos sigue siendo un obstáculo para muchas personas.
El Lenacapavir ya había demostrado su potencial en su versión subcutánea semestral, pero los investigadores fueron más allá: ¿sería posible ampliar el intervalo entre dosis?
El ensayo clínico de fase 1 del que te hablo evaluó dos formulaciones de Lenacapavir administradas por vía intramuscular en personas sin VIH, de entre 18 y 55 años. La dosis única de 5000 mg mantuvo niveles plasmáticos adecuados durante 56 semanas. Es decir, más de un año con concentraciones sostenidas capaces de ofrecer protección.
¡Los resultados han sido espectaculares! El fármaco alcanzó su concentración máxima entre las 10 y 12 semanas, manteniéndose por encima de los niveles observados en la versión semestral. Esto sugiere que su eficacia en la prevención del VIH podría replicarse con un régimen de administración aún más espaciado.
Te comento que, para que un medicamento sea viable, no sólo debe ser eficaz, sino también seguro y bien tolerado. Los efectos adversos observados más comunes fueron leves y transitorios, destacando molestias en el sitio de inyección, que se redujeron significativamente con la aplicación de frío antes del procedimiento.
Por otra parte, no se registraron efectos secundarios graves ni complicaciones clínicas relevantes.
Las implicaciones de este hallazgo trascienden el ámbito clínico. En un mundo donde la adherencia a los tratamientos sigue siendo un desafío, una inyección anual podría revolucionar la prevención del VIH con menos visitas médicas, menor carga psicológica y una mayor accesibilidad para comunidades con dificultades de acceso a la atención sanitaria.
Además, la reducción del estigma es un factor clave. A diferencia de la PrEP oral o incluso de las versiones inyectables semestrales, que requieren una administración frecuente, una dosis anual haría que la protección contra el VIH fuese más discreta e integrada en la vida cotidiana.
Un Futuro sin VIH: ¿Más cerca de lo que creemos?
Debo decirte que el Lenacapavir de administración anual aún tiene que superar nuevas fases de investigación antes de su aprobación. De cualquier manera, los resultados iniciales plantean un horizonte prometedor. De hecho, si se logra consolidar esta estrategia, podríamos estar ante un cambio de paradigma en la prevención del VIH.
Afortunadamente y por el esfuerzo de las personas que se dedican a la ello, la ciencia ha avanzado de forma extraordinaria en el tratamiento del virus, pero no debemos olvidar a quienes perdimos antes de que estos progresos fueran una realidad.
Grandes mentes como Isaac Asimov, Freddy Mercury y Julio Cortázar murieron de SIDA, víctimas de una enfermedad que, en aquel entonces, no tenía opciones terapéuticas efectivas. Imaginar que una sola inyección al año podría prevenir nuevas infecciones es una prueba de cuánto hemos avanzado.
Tal vez, con un solo pinchazo anual, el sueño de erradicar la transmisión del VIH esté más cerca.
© Imagen de portada: Carol Dunlop y Julio Cortázar.

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