Berlín contra el patriarcado: Feminismo del sur hacia el norte

Karne Kunst es una iniciativa de arte con sede en Berlín que trabaja principalmente con artistas mujeres migrantes. Desde su fundación, ha presentado a más de cien artistas mujeres de más de quince países diferentes, permitiendo el tránsito, la visualización y la exhibición de sus obras y las problemáticas relacionadas con la experiencia migratoria y el género. Sus curadurías abordan cuestiones relativas al género desde una perspectiva crítica y feminista. La precursora de esta iniciativa es Marcela Villanueva.

En Karne Kunst, artistas, curadoras y productoras son mujeres. De esta manera, asume el compromiso de equilibrar la desigualdad de género en el mundo del arte. Karne Kunst también realiza workshops y cursos de capacitación abiertos y gratuitos para mujeres migrantes. El objetivo es fomentar el trabajo colectivo, generar redes, instalar prácticas horizontales y propiciar la participación activa de mujeres artistas en espacios seguros.

Curada y organizada por Karne Kunst y realizada en septiembre pasado en la capital alemana, la muestra Berlin gegen das Patriarchat (Berlín contra el patriarcado) reunió a artistas, creadoras, activistas, artivistas y colectivas migrantas para denunciar las violencias patriarcales y coloniales que ocurren en Berlín.

Exhibida en el Frieda Frauenzentrum, un centro para mujeres de Berlín, la exposición estuvo curada y realizada por artistas —Clara Carrara, Carolina Ovando, Justina Leston, Katherine Chulvi, Luiza Folegatti, Rayuela Kollektiv, Paloma de la Fuente, Violeta Mal, Voces de Guatemala Kollektiv— cuyas obras tuvieron como soporte la fotografía, el video y la instalación. A través de ellas se constata la urgencia del uso del espacio público como espacio de disputa y enunciación.


Fuck yo Patriarchy. Justina Leston.

Fuck yo’ Patriarchy. Justina Leston.


El nombre de la muestra no responde a una simple declaración de principios desde el feminismo, sino que es una declaración de lucha y a un posicionamiento necesario en un país que tiende a hacer uso de eufemismos para denominar cuestiones que aluden a violencias patriarcales. Aunque pareciera que la situación de los derechos de la mujer está mejor en Alemania, lo cierto es que también nuestros imaginarios coloniales instalan estos supuestos como verdades, aunque a ello también contribuye la autopercepción de les alemanes socializados bajo estos eufemismos e imaginarios. Para un sector de la sociedad alemana, tal parece que estas violencias patriarcales solo ocurren fuera de sus fronteras, y si suceden aquí, quienes las ejercen no son alemanes. El discurso colonial y xenofóbico se hace presente.

En los medios es recurrente el uso de la expresión “häusliches Gewalt” o “violencia doméstica” para referirse a la violencia de género. Del mismo modo, se persiste en definir como “familien Tragödie” o “tragedia familiar” lo que es un femicidio. Eso, en un país donde casi cada tres días una mujer es asesinada por su pareja o ex (Al respecto véase: Bundeskriminalamt, “Partnerschaftsgewalt Kriminalistische Auswertung. Berichtsjahr 2019”); en una ciudad donde, en promedio, son violadas dos mujeres por día. Esta invisibilización es puesta en escena en Berlin gegen das Patriarchat.


Ni una menos, Berlín. Lizeth Rivas Soto.

Ni una menos, Berlín. Lizeth Rivas Soto.


La ausencia de la potencia enunciativa, la omisión de las palabras, su “disfrazamiento” o la atenuación de esta realidad en los medios de comunicación, ocultan que en estas “tragedias” la violencia y los asesinatos casi siempre ocurren en una dirección: desde los hombres hacia las mujeres, o hacia los cuerpos feminizados. Afortunadamente la situación está cambiando, o al menos eso parece, pues activistas locales y migrantas han hecho de esta omisión un campo de batalla. Se instala una vez más la consigna de que el lenguaje construye realidad: la lucha por el lenguaje es una lucha por los signos. A través de ellos, significamos y comprendemos el mundo, lo hacemos traducible.

En ese sentido, la muestra de Karne Kunst nos interpela con los múltiples signos que aluden a las violencias patriarcales de aquí y de allá, del norte y el sur, propiciadas por los hombres y por los Estados. Violencias que, a propósito del COVID-19, recordaron las otras pandemias que nos azotan: machismo, sexismo, racismo. Para estas, sin embargo, se han desplegado pocos recursos para combatirlas.


25 NOV 2018. Luiza Folegatti.

25 de noviembre de 2018. Luiza Folegatti.


Resulta interesante la persistencia de algunos recursos en la exposición. Tres de los cinco videos incorporan el performance de Las Tesis, colectiva feminista chilena que demostró una trágica universalidad en la canción Un violador en tu camino, con su coro: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía, el violador eres TÚ”. Pareciera que, por más que se repita, no se desgasta. Sigue vigente.

Pese a la delimitación sostenida en el título de esta convocatoria, es decir, a la denuncia de las violencias patriarcales aquí en Berlín, estas se cruzan con las denuncias y demandas hacia los países de orígenes de las artistas. Nuestra historia migratoria nos sitúa en dos campos de batalla, por eso hay diálogo permanente entre sur y norte: porque si bien hay problemáticas que nos golpean transversalmente, como mujeres, también es cierto que otras cuestiones interseccionan la categoría “mujer” y complejizan la histórica subalternidad. La migración hace patente algunas de estas intersecciones, y se hace presente en los diálogos y reflexiones de algunas mujeres. Una de ellas concluye: “No somos todas iguales”.


Daniela Carvajal.

Daniela Carvajal.


En los videos, se escuchan con fuerza varias consignas decodificables para nuestros oídos; en las fotografías, emergen pancartas multilingües. Algunas de ellas también fueron parte de la exhibición. El castellano pareciera ser una lengua que arremete y se toma un espacio de enunciación. Porque, aunque no era el objetivo de Berlin gegen das Patriarchat, la muestra también abordó el tema del espacio público como espacio de enunciación y disputa, y el aporte que hacemos las migrantas, ya no en términos económicos sino como sujetas políticas.


Las que ya no están. Clara Carrara.

Las que ya no están. Clara Carrara.


Junto a nuestros desplazamientos migratorios, transitan y se desplazan los modos de hacer resistencia. Esto se hace visible en la muestra. Emergen los feminismos del sur, antirracistas y anticoloniales. Sus reflexiones y estrategias de enunciación no solo tienen cabida aquí, sino que también parecen urgentes.

En ese sentido, la exposición deja de manifiesto las transferencias del sur hacia el norte. No es solo la universalidad de Las Tesis: es la adopción de la consigna “Keine mehr”, a propósito del “Ni una menos”. No es solo la presencia de pañuelos verdes y morados en las marchas, sino también nuestros modos de hacer política y resistencia.



8M.Violeta Mal.




Alejandra Atalah

Alejandra Atalah: La actividad curatorial como herramienta del activismo

Valeska Navea Castro

“La realidad de un/a artista pobre es distinta de la de otro/a que tiene acceso a la experimentación y a otros elementos o herramientas. Son muchos los que tienen talento; sin embargo, el talento es algo que hay que trabajar, y si el terreno no es el apropiado, el camino puede hacerse bien pesado, ¿no?”