Pink Valley: “Entender el presente desde modificaciones radicales”

Pink Valley es un colectivo de performance chileno-alemán radicado en Berlín. Sus integrantes tienen formación artística de teatro, pedagogía y literatura. En colaboración con otros artistas, conceptualizan, escriben y producen performances interdisciplinares, que operan en la intersección de la ficción y la realidad, la estructura y la improvisación.

Ven el momento performativo como un espacio atemporal donde se producen colisiones, descubrimientos y transformaciones. Tematizan encuentros, límites y coincidencias de la vida para iluminar cuestiones de humanidad e identidad cultural, considerando contexto y entorno (site specific) para generar un contacto directo y simbiótico con el público.

El colectivo está formado por Nina Behrendt, Valeria Germain y Leicy Valenzuela.

¿Cómo nace el colectivo, y cómo ha sido la colaboración entre actrices chilenas y alemanas?

El colectivo es idea de dos actrices chilenas en Berlín que no querían esperar a que alguien las llamara para un proyecto, y quisieron cocrear sus propias circunstancias. Así nace Pink Valley, nombre que contiene, por un lado, la mezcla de nuestros nombres (Val-eria y Lei-cy), y por otro, la imagen de un atardecer Pink: un lugar/espacio que consideramos fundamental para la creación, un estado otro que no es ni día ni noche. Nos gusta trabajar los espacios intermedios, fracturas, fugas o grietas del sistema del que somos parte, queramos o no.

Luego se incorpora Nina al grupo, abriéndonos nuevas posibilidades para incorporar visiones y perspectivas que contradicen, complementan y enriquecen la propuesta del colectivo. La verdad es que la colaboración nos ha ayudado a descubrir que no somos tan distintas; a pesar de nuestras diversas biografías, nos une una visión feminista y empática que deseamos radicalizar a través de experiencias performáticas.


Pink Valley, Radical Present.

Pink Valley, Radical Present.


¿Cómo ha sido el enfoque interdisciplinar en su propuesta teatral y performática?

Continuamente estamos desarrollando la faceta híbrida del colectivo, tanto en nuestra internacionalidad como la interdisciplinariedad. Esto nos ha ayudado a conectar de formas inesperadas con otros seres. Para nosotras es fundamental entender y explorar qué formatos son los que ayudan a potenciar el encuentro/experiencia y el discurso performativo.

Como trabajamos con distintos “actores” (niñes, adultes, etc.), necesitamos evaluar en cada obra qué medios potencian la creación, ya sea video, audio, live performance, intervención. Así como cambian los formatos, cambian las disciplinas en las que nos movemos para crear cada obra.


Pink Valley, Experiment with radical Empathy.

Pink Valley, Experiment with radical Empathy.


¿Cómo partió la idea de obra-participación, respecto a generar experiencias radicales?

Siempre hemos incorporado a la audiencia como ente activo. En nuestra primera performance en Berlín D-Projekt, al final de la obra le pedimos a la audiencia que dibujaran o escribieran cómo se veían dentro de cuatro años. Como un experimento acerca del propio destino. Solo si ellos querían podían agregar sus e-mails, y nosotras prometimos enviarles, pasados cuatro años, fotos de sus dibujos o mensajes al futuro. La simple pregunta genera algo en el espectador, genera una respuesta, pero no “tienen” que hacer algo.

Nuestra intención es que los espectadores se descubran siendo los protagonistas de la experiencia. Es una posición antijerárquica del observar: a diferencia del teatro (en donde un público mira hacia adelante, a unas personas que representan algo), aquí vemos personas que utilizan espacios diversos a manera de escenarios, personas no-perfectas que podríamos ser incluso nosotros mismos, personas que generan preguntas o circunstancias que tienen que ser vividas para que la performance tenga lugar. Concretamente, nos sentimos como anfitrionas de una experiencia en la que puedes participar activa o pasivamente.

Muchas veces, el término radical apunta a gestos simples pero trascendentes, por ejemplo, en el audiowalk Experiments with Radical Empathy, lo radical es ver a través de un otre por, mínimo, seis segundos. Puede sonar extraño, pero creemos que cuando alguien te enfrenta en el U-Bahn de Berlín y tú decides observar la situación durante seis segundos antes de reaccionar, nuestro convivir podría modificarse de manera radical.


Pink Valley, Zivilisierte Länder.

Pink Valley, Zivilisierte Länder.


¿Cómo se presenta la ciudad como el lugar de encuentro y tensión en sus performances?

La ciudad y sus escenarios (calles, edificios, parques, etc.) ofrecen infinitas posibilidades para activar nuestras miradas y reflexiones hacia quienes somos en relación a donde estamos. Nos gusta trabajar site specific, pues además de ofrecer esta fuga de realidad al observar, nos permite experimentar físicamente la interconectividad de tiempo-ser-espacio.

Por otra parte, nos interesa la ciudad como objeto demostrativo de lo humano, lugar exponencial de nuestras civilizaciones en tanto habilidad de construcción y destrucción al mismo tiempo.


Pink Valley, Körper Chaos und Macht.

Pink Valley, Körper Chaos und Macht.


¿Cómo influye el contexto migrante en la instalación y politización de las obras?

El ser mujeres migrantes se nos nota, y creemos que no lo abarcamos desde la discursividad, sino desde la “normalidad”. En nuestros círculos académicos discutimos con frecuencia ideas y discursos poscoloniales o feministas, pero es cosa de ir al supermercado para ver cómo aún hay productos (café, cervezas, leches con chocolates) que se comercializan desde lugares exotizantes o de objetivación.

Es decir, estas conversaciones no necesariamente decantan en el cotidiano. Es por esto que en nuestras obras hablamos frecuentemente en tres idiomas, citamos e investigamos a autoras mujeres, confrontamos los clichés, creamos y reflexionamos desde intersecciones entre lo científico y lo indígena, lo esotérico y lo práctico, lo poético y lo irónico. No podemos negar quiénes somos cuando creamos, así que afirmamos, validamos y en ese sentido normalizamos nuestras diferencias: no para borrarlas, sino para vivenciarlas como un real posible.


Portada.Pink-Valley-im-Valley

Pink Valley im Valley.


Cuéntennos sobre Radical Present, la cuarentena, la fragilidad del sistema en un contexto debilitado y cómo el arte ha tenido que verse forzado a explorar otras alternativas de exhibición.

Radical Present nace como una convocatoria a jóvenes berlineses que quisiesen confrontarse con la radicalidad de su presente. En ese momento veíamos la revolución de los jóvenes chilenos en octubre del 2019, y nos preguntamos: ¿En qué están los jóvenes acá? ¿Qué los mueve? ¿La sociedad alemana es tan privilegiada como se cree?

Y bueno, en el camino nos encontramos con muchas realidades distintas de estos jóvenes, y por sobre todo con una pandemia mundial. Esto ayudó en el ejercicio de pensarnos, de ver cuán necesaria es una transformación y cuánta urgencia o radicalidad requiere. Es así como decidimos seguir con los ensayos a través de videollamadas, generamos materiales a partir del cotidiano de cada uno y propusimos las primeras reflexiones pandémicas.

Por último, conseguimos el HAU (Hebbel am Ufer) vacío por dos días para poder ensayar y filmar (lo más próximo posible a una live performance online), en un one take todo lo recopilado.

Actualmente seguimos experimentando en nuevos formatos y plataformas que nos ayuden a modificar nuestra experiencia y a entender el presente desde modificaciones radicales del cotidiano.

Pueden conocer más a través de nuestro sitio web.


© Fotos: Philip Scholl.




Bárbara Lehnebach

‘Residence’: un retrato en el retrato

Valeska Navea Castro

¿Cómo podemos intimar y combatir lo impersonal, respetando la cultura alemana sin llegar a perder la nuestra? Es a partir de este cuestionamiento que Bárbara Lehnebach (Chile, 1984) realiza su serie fotográfica Residence, en la residencia estudiantil Paul Sudeck Haus en Hamburgo.