Pidiendo el último

Cuando Donald Trump resultó ganador en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, me pegué una de las borracheras más grandes de mi vida. Salimos a celebrar con una amiga el fin de ese Imperio, la llegada de un nuevo orden de cosas y hasta el fin del patriarcado mundial. Ambas lo habíamos seguido en su carrera electoral, y habíamos hurgado lo suficiente en su historia personal para sentir lo que venía. Mi amiga y yo estábamos claras.

Hoy el hombre se perfila también como el presidente estadounidense número 46, sobre todo si sigo los comentarios de muchxs cubanxs afrodescendientes, gays, lesbianas, pobres y ambientalistas, que no dejarán de sorprenderme, y de conservadores a favor del embargo, que no dejarán de incomodarme.

Pero lo que más me jode es haberme pasado la vida pensando en quién ganará las elecciones en Estados Unidos. Una vida adivinando lo que Mabel Cuesta me pide que haga en esta nota; votando simbólicamente por el menos malo de lxs candidatxs, para lxs cubanxs. Una vida previendo las reacciones del gobierno cubano, que pareciera estar gobernado desde ese norte que dice detestar, porque aquí el antimperialismo es el nuestro, el del pueblo que cada vez sueña más con largarse, mientras resiste.

Para cumplir este encargo, he consultado a una astróloga y a una bruja. La primera me explica la “triple conjunción” de Saturno, Plutón y Júpiter que vivimos desde marzo de este año. Este fenómeno astrológico se da cada 33 años, y significa la crisis de todas las estructuras políticas, económicas y sociales, las tensiones entre las autoridades y el pueblo, la represión y los cambios profundos. Me explica Plutón en Capricornio, Urano en Tauro.

Yo me pierdo. Ella no puede saber quién ganará. Asume que podría suceder cualquier cosa. “En Cuba lo estamos viviendo todo”, dice y tose nerviosa.

La bruja tampoco está clara. Quiere que gane Biden para poder ir a ver a sus nietxs en EE. UU. “sin tanto lío”. Dice que Nina y yo estaremos muy bien.

Si gana Trump, nuestra predicción de hace cuatro años probablemente se cumpla: se acaba todo. Pero antes, tendremos que hacer muchas más colas para conseguir pollo gringo hormonado y algo de sustento, y más colas para visados. Tendremos que esquilmar a nuestras familias y amigxs para que paguen en moneda dura unos combos carísimos, armados por personas que no tienen ni idea de cómo se administra un hogar; para que alimenten al monopolio estatal de ETECSA y nos conecten al mundo, para que todxs lucren con nuestra miseria.

Pero no nos engañemos: con Biden sucederá otro tanto. Para las mayorías, solo un poquito más de pan y circo (¡todo se demora tanto que ya hasta Metallica se desintegró!). Las colas seguirán, y los combos, y hasta ETECSA.

Lxs pequeñxs y medianxs emprendedorxs, lxs activistas no “regulados” y el mundo académico, viajarán con menos restricciones; lxs hijxs de nuestrxs dirigentes se harán fotos con la bandera gringa. En estos grupos, la mayoría publicará sus instantáneas en las redes sociales, como si todo estuviera bien. Lxs gringxs volverán a viajar a su patio trasero.

En ambos escenarios, la ciudadanía, lxs artistas que disienten y lxs activistas no oficiales, seguirán criminalizadxs por el aparato estatal con tanto decreto espurio.

El hambre, y las otras hambres, sostendrán el inmovilismo de seis décadas. Con la barriga vacía no se puede pensar bien. Con el alma triste, tampoco.

No. No estoy optimista. No lo estaré hasta que acaben con el embargo. Y eso, coinciden astróloga y bruja, es imposible.

Y a mí quémenme en esta hoguera también. Pero vayan pidiendo el último, que la fila es larga.




Biden o Trump: la familia cubana en la cuerda floja - Guena Rod

Biden o Trump: la familia cubana en la cuerda floja

Guena Rod

Una victoria de Trump sería un escenario desolador. No es de sorprender una escalada en la represión y un despliegue lento y micro manejado de las reformas del gobierno de La Habana. La elección de Joe Biden, en cambio, supone una esperanza de regresar a la línea del diálogo.