David D’OMNI: “Intentar ser libre en Cuba, una especie de maldición”

Conversar con un OMNI de ZonaFranca siempre es un desafío, e Hypermedia Magazine tuvo a bien convocarlo. Desafío en cuanto al carácter agonista y trascendental de los miembros de este proyecto, que se obstinan en afinar sonido, poesía, cuerpo y performance en la nota bondad-belleza-verdad. La libertad les llega como un efecto de este abrirse a recibir y entregar en comunión y paz. 

Encontré a David D’OMNI hace más de un mes, durante su último concierto para promocionar su nuevo álbum, Contraindicado, en Santa Mía de la Talla: el proyecto comunitario que ha fundado y se levanta a contracorriente en Guanabacoa. El concierto, tuvo como buen presagio, la liberación del artista Luis Manuel Otero Alcántara dieciocho horas antes. Y allí estuvo el Movimiento San Isidro, con su líder todavía ojeroso, Coco Solo Social Club y parte de lo que se puede considerar una polis paralela de la vida independiente de La Habana.

Aquella noche David y yo iniciamos esta conversación —sin saber que la terminaríamos en cuarentena— sobre prácticas emancipadoras, affaires cívicos y arte:

En su tesis inédita “De la vida en la verdad a la lucha noviolenta”, mi amigo Julián Bravo apela a ti como un artista axial y esencial. Parece ser que casi cualquier creación tuya sirve como una suerte de agencia de libertades que procuras para ti y para los otros. Me recuerda esa cualidad de la divinidad del sijismo: el ser hacedor sin miedo y sin odio; cualidad de la que carece el sistema postotalitario, su perfecta antítesis. Esta idea queda explícita en el spoken word “Terapia”, incluido en tu disco Tocan ToKao (2010). ¿Desde cuándo practicas esta moralidad y convicción?

En verdad es un tratar, una especie de corazonada. A nivel intelectual no he dejado de instruirme al respecto. Más o menos desde los 16 años empecé a sentir una curiosidad inmensa respecto a cómo cada cultura entiende el universo, por lo cual tengo en mi cabeza varias cosmogonías, desde la noviolencia espiritual a la noviolencia política, herramientas para hacer de este concepto algo funcional. 

Pero, si te soy sincero, soy una persona que odia y que teme; es mi corazón el que me ha mantenido persistiendo en el amor. Practico la noviolencia porque funciona y practico el perdón porque funciona, pero sí estoy en guerra, una guerra que ocurre en mí: soy mi salvador y mi enemigo, y cuanto hago lo hago de corazón, incluso a veces no soy capaz de entender intelectualmente mis corazonadas. 

Después de tantos años estigmatizado por este sistema paranoico y dictatorial, donde intentar ser libre viene acompañado de una especie de maldición, solo mi corazón me ha mantenido a flote. 

Mi mente viene a ser como mi luna, que no tiene luz propia; es más bien una mezcla de libros y conceptos provenientes de este mundo en el que abrí mis ojos hace 36 años; mi corazón es mi sol, y sí tiene luz propia, por eso he creído que lo más sensato es actuar desde el corazón, poniendo esa luz en mi mente y en mis actos, ya que, similar a la luna, que mueve mareas, la mente mueve esta realidad. 

No pretendo ser una persona que solo refleja lo que viene de afuera, sino también lo que viene de adentro. 

Evidentemente, cualquier gesto independiente, autónomo o “de corazón”, como me confiesas, suele ser politizado y “contraindicado” en un sistema postotalitario como el cubano. El problema no radica esencialmente en las estructuras de poder, sino en las tensiones generadas entre los intereses de dicho poder y los intereses de la vida. Por eso la vida independiente, espiritual, social y política de la sociedad y sus polis paralelas, desmitifican el monolitismo del poder, cambiándolo en y desde una perspectiva social. Valoro tu visión empírica, mucho más rica y rigurosa que la puramente intelectual, como parte de un eje fundamental de estas polis paralelas. ¿Qué puedes contarme sobre esto, desde tus primeras declaraciones en Alamar hasta tu último disco, Contraindicado?

Me crie en Alamar, ciudad-experimento al este de La Habana, creada para albergar un “hombre nuevo”. Para obtener vivienda en la ciudad existían ciertas pautas: los habitantes debían ser marxistas-leninistas, no podían ser religiosos o mostrar expresiones de género abiertas. 

En esa ciudad se mezclaron los técnicos del campo socialista europeo con exiliados de América Latina y gente de toda la Isla. A diferencia de Guanabacoa, que posee tradiciones que van desde los aborígenes hasta la rumba, Alamar fue el crisol multicultural más grande de Cuba: 123 000 habitantes de varias naciones y culturas en el housing project más grande del mundo.

Y sí: apareció un hombre nuevo, pero no el marxista-leninista, ya que los ciudadanos conservaban su Elegguá y su Jesús escondidos en los armarios, y cerca de la costa se sintonizaban perfectamente las emisoras de radio norteamericanas. Los primeros festivales de rock y el movimiento de hip hop cubano tienen su cuna en Alamar, ciudad de performance, música experimental y poesía. 

Mi generación es la generación del hip hop. Cuando era pequeño había rap toda la semana en diferentes espacios, y no es secreto que el rap cubano para nada se trata de sexismo, drogas y armas. Para mí, el hip hop cubano es la mayor influencia en lo que sería mi posterior proyección artística. Proveniente del rap, y luego de abandonar el sistema de educación cubano, a los 16 años entro en un colectivo de arte multidisciplinario llamado OMNI-ZonaFranca. En este proyecto ocurre mi formación artística.

OMNI-ZonaFranca fue mi escuela y mi casa. Arte, religión, política y moda se mezclaban allí sin mayores contratiempos, borrando los límites entre una y otra manifestación. Esto trajo como consecuencia la incomodidad del sistema, al que, como es sabido, le encanta tener todo en apartados y cajitas. 

Llegamos a organizar, en los meses de diciembre, uno de los festivales de poesía más grandes del país: Poesía sin fin, donde se realizaban lecturas, conciertos, ferias espirituales, peregrinaciones, coloquios e intervenciones públicas

En el año 2009 fuimos expulsados del sistema cultural cubano, prohibidos en todas las galerías, teatros, espacios públicos y medios de difusión oficiales; todo a raíz de tener un espacio abierto donde la libertad de pensamiento era esencial. Tras la expulsión sobrevino una campaña de descrédito y difamación, que tampoco es cosa nueva para quien ansía vivir en libertad.

Continuamos haciendo el festival en nuestras casas, fundamos las casas-templos del arte, y, bajo presión de la policía política, resistimos unos años más, hasta que poco a poco nos fuimos llenando de hijos y la inmovilidad obligó a muchos de nosotros a abandonar el país. Actualmente solo quedamos en Cuba Amaury Pacheco y su esposa Iris, mi esposa Ivia y yo.

Desde mi primer álbum, La rueda, realizado en el año de nuestra expulsión, hasta el último, Contraindicado, he hecho 15 álbumes. En cada uno encarno un personaje: he pasado por un ser etéreo, un ser emplumado, un albañil, un hombre de tierra, un fantasma cívico, y el actual “contraindicado”.

Estas expulsiones los convierte en seres inmundos, vale decir sin limpieza, en la mentalidad autoritaria: “contraindicados”, o sea, fuera del pretendido ascetismo militante en el que no hay ni dudas ni entrecruzamientos cuando lo existencial desafía a lo cívico. ¿Los personajes que encarnas provienen de este desafío?

Provienen, como te decía antes, de adentro y de afuera; es evidente que una gran parte de mis personajes son influenciados por mi roce con la realidad, pero también son productos de meditar, que a diferencia de pensar es un nadar en el silencio. 

El hecho de encontrarme en un auto contra mi voluntad, con personas vestidas de civil que me llevan a no sé adónde, ha producido canciones; también el hecho de pasarme cuarenta días sin beber ni tener sexo y absorto en el silencio, ha producido canciones; leer un libro, mirar una nube, construir, un policía torciéndome el brazo, una noticia, un beso o mi simple respiración, también. De hecho, cuando hago música pienso poco, o casi nada.

Los personajes son un recurso que encontré en el teatro y en algunas culturas que usan máscaras y encarnan seres del más allá. Se puede decir que encarnar un albañil, un contraindicado y hasta un “fantasma cívico” toca bastante a esta realidad, pero un ser de tierra o emplumado, aunque lo mencione, no proviene de esta. Al ser yo humano, mis personajes reflejan esta realidad tal cual, pero haberme criado entre poetas y artistas transculturales me ha dado herramientas para, además de ser influido por la realidad, influir yo en ella y vivir en acción, no solo en reacción.

Antes mencionaste la fundación de las casas-templos del arte. En una mixtura, tres instituciones que la sociedad disciplinaria quiere bien distintas: la familia, la religión y el arte. Cuéntame sobre esta experiencia. ¿En qué medida cambia el sentido de la convivencia y de la cotidianidad?

No es la primera vez que un grupo de intelectuales cubanos termina “recluido” en sus casas: lo mismo pasó con Lezama y unos cuantos más en la historia de esta Revolución; también pasó en Europa del Este, y me pregunto si esta pequeña, pero prístina y bella luz, se produce también en Corea del Norte… 

Precisamente, en estas casas-templos los límites son bien difusos en cuanto a conceptos como arte, familia o religión. En estos espacios la familia trasciende los lazos de sangre, el arte se derrama a cualquier actividad de la vida común, y la religión es una búsqueda incansable y una conversación con ese ser vivo que es el universo (o multiverso), más allá de credos específicos.

Creo que fortalecer las fronteras entre estos conceptos atenta directamente contra lo que actualmente significan. Una familia es un conjunto de seres con diferentes sentires. Religión es un conjunto de cosmogonías diferentes; y arte, para qué decir. Lo mismo pasa con la política, la economía o la educación. 

Nuestras casas-templos del arte, más allá de su nombre, se convirtieron en espacios de convivencia, donde simplemente somos en libertad.



Sin dudas, sufrir puede conducirnos a una experiencia de humillación y vulnerabilidad, pero bajo ninguna circunstancia te he visto victimizarte. ¿Te han servido tus múltiples viajes, dentro y fuera de Cuba, para crecer?

Antes de viajar pensaba que conocía el mundo por haberme leído unos cuantos libros y haber visto unos cuantos documentales, y por mi constante intercambio con seres foráneos. Confieso que, en mi primer viaje, ni siquiera entendí lo que pasó: estaba realmente perdido. Luego conocí varios países, y cada nueva cultura me removía el suelo. 

Me recuerdo llenando un carrito de tomates como si se fueran a acabar en el mercado, me recuerdo aguantándome la cartera en las colas, pidiendo permiso para entrar a lugares que a mi entender no estaban a mi alcance, cuando en realidad eran para todos, y unas cuantas cosas que en Cuba están bien y afuera están mal, y viceversa.

Luego viene el choque, al regresar, cuando después de comerme un pan con tortilla en la calle no sé dónde poner las manos, acostumbrado a las servilletas, cosa que no es un lujo en ningún país de los que he visitado. 

El español de La Habana no se entiende en ninguna parte: ni en España ni en Latinoamérica, por lo que aprendí a hablar español. Este hablar pausado, lleno de jergas extranjeras, junto a cosas como dejar mis manos en el aire luego de embarrarlas de comida en la calle, me hacen lucir un poco raro ante al cubano común. A mí mismo, en el pasado, si veía a un tipo como yo ahora, esas actitudes me parecían payasadas; pero cómo explicar esto, cuando ni yo mismo hubiese entendido.

En fin, viajar me ha hecho un extranjero en el mundo y también aquí, y si algo aprendí es que el cubano que no ha salido de Cuba, aun teniendo una enciclopedia en la cabeza, está totalmente perdido (frente al mundo, no frente a sí mismo). También aprendí que cada cultura tiene algo único que enseñar; por ejemplo, no estaría mal aprender de los alemanes sobre puntualidad o de los norteamericanos sobre trabajo duro, así como se aprende de los cubanos a pasar los problemas sin perder la alegría. 

Por eso he decidido quedarme aquí, porque hay cosas de aquí que solo existen aquí y que vale la pena salvar, si es que creemos realmente que Cuba es un faro.

Es un poco complejo desentrañar en una sola entrevista cuánto significa para mí viajar; creo que pudiera escribir un libro sobre eso. Por eso he puesto solo dos o tres puntos que atañen a Cuba, ya que viajar tiene un significado que trasciende lo cubano. 

Tu música, y tu creación en general, también trascienden lo cubano. ¿Me comentas algunas influencias en tus procesos creativos y en tu último disco, Contraindicado

Como te decía antes, la influencia más fuerte en mi proceso creativo es el hip hop que se hacía en los años 90 en Alamar; eso sí, me encanta el hip hop en vivo, generalmente no lo escucho en casa. También mi relación directa con los artistas, dígase poetas, actores, pintores o cualquier otra manifestación, ha influido directamente en mi trabajo. 

Musicalmente hablando, mi línea de influencias es larga y variada. Recuerdo que en primero y segundo grado andaba con un casete del General en el bolsillo; no tenía grabadora en casa, lo escuchaba en casa de mis amigos y me aprendí todas las canciones. Recuerdo, además, que en la radio me encantaba sintonizar la 90.5 FM de los Estados Unidos, que en Alamar se escuchaba perfecto en ocasiones. Mis primeros casetes eran una mezcla de Enya, Technotronic, Ace of Base, Vico C, Laura Pausini (que acompañó mi primer amor) y sobre todo, música electrónica.

Ya en la secundaria empiezo a sentir predilección por estilos y grupos específicos: Prodigy, Fatboy Slim, The Crystal Method, The Chemical Brothers, y todo el fenómeno del Eurodance que inundó los años 90. 

Al terminar la secundaria me cogió la fricandá. Me hice adepto al Patio de María y no había concierto de rock and rollque me perdiera en La Habana. En esos tiempos disfruté de bandas como Zeus, EscapeJockerAgonizer, THC y una larga lista de agrupaciones cubanas. En casa escuchaba Cradle of Filth, Cannibal Corpse, Metallica, Morbid Angel, Obituary, Samael, Sepultura, Tiamat, Children of Bodom, Moonspell, Rage Against the Machine, Marilyn Manson y, por supuesto, iba a las peñas de rap.

En el año 2000 entro en el proyecto OMNI-ZonaFranca. Como todos sus miembros eran mayores que yo, tuve acceso a música de otras generaciones: Aretha Franklin, Deep Purple, Janis Joplin, The Police, The Doors, Bob Marley, Burning Spear, Ernest Ranglin. Empecé a despertar un apetito por la música que culminó en una colección que hoy poseo y que no creo pertinente exponer aquí, porque es enorme. Incluso si me pongo a enumerar mis bandas favoritas sería una lista enorme. 

Para hacerlo más fácil, lo resumo en diez de las más escuchadas por mí en diferentes etapas de mi vida. Espero esto te aclare, al menos parcialmente, mis influencias. Las diez bandas son: Lázaro Ros, Steel Pulse, Dead Can Dance, Radiohead, Alpha Blondy, Pantera, Vico C, Manu Chao, Sigur Rós y Ali Farka Touré. Fueron las diez primeras que me vinieron a la mente. Me faltan una inmensidad de artistas y agrupaciones que también me han influenciado, desde todo el movimiento New Age hasta el World Music, pasando por la música tribal y tradicional, que me encanta, ya sea celta, latina, oriental o africana. 

Realmente le he dedicado muchas horas de mi vida a escuchar música, y cuando digo a escuchar no me refiero a poner música de fondo para hacer otras cosas, sino a escuchar música y nada más. Aún lo hago muchísimo. Antes de acostarme, en ocasiones escucho algo como el Bolero de Ravel o alguna pieza de Keith Jarrett, y cuando estoy de viaje, con Internet a full, dedico larga horas a explorar y expandir mi biblioteca musical.

En el caso de mi último álbum, se puede decir que me medí un poco en cuanto a música: quise hacer algo sencillo para que el público general digiriera más fácil las líricas, que me parecen lo más importante en este fonograma; por eso el nivel de fusión es menor al de mis álbumes anteriores. En este se pueden escuchar cosas bastante sencillas como un reggae o un trap, aunque la fusión no es ausente. 

¿Por qué Contraindicado?

Contraindicado es un personaje extraído del argot popular, que este a su vez lo extrajo de la farmacología. Como todos sabemos lo que es un medicamento contraindicado, es fácil saber qué sería una persona contraindicada. Un ejemplo que describe esto: Fulano está tan molesto con Mengano que Siclano le dice a Mengano: “Mengano, no vayas a casa de Fulano, que está contraindicado”.

En el caso particular de mi personaje la contraindicación surge del descontento social, de lo frustrante que es ver un futuro en Cuba para nuestros hijos, de la molestia que causa ver las ganas de trabajar y prosperar de un campesino que no es dueño de su vaca y no puede vender directamente su queso o su leche al ciudadano común, de las detenciones arbitrarias a los pensadores libres, de ver erigirse un reinado de mediocridad y una crisis de valores casi inextinguibles, de vivir en dictadura y verla apoyada por la cobardía popular. 

La lista de causas que han provocado esta contraindicación es larga, y el álbum viene a ser las reacciones adversas. 

Apelas repetidas veces al pensamiento y los pensadores libres. ¿Qué es para ti un pensador/pensamiento libre? ¿Qué relevancia puede tener en estos momentos de pandemia, donde se revelan con más nitidez algunos mecanismos de bio y necro políticas?

Primero, empiezo por cuestionarme qué es la libertad. Uso la palabra “libre” porque somos seres lingüísticos y nos entendemos a través de palabras a pesar de la relatividad de las cosas. Personalmente, no conozco un ser totalmente libre. Desde que nacemos, en la casa, en la escuela y en la sociedad, nos atiborran el intelecto con conceptos, tabúes e ideas, hasta el punto de que una vida entera se hace corta para liberarnos de tales ataduras.

Para mí un pensador libre es alguien que se arriesga, se reinventa y transgrede, sobre todo a sí mismo. Esto trae como consecuencia incontables errores, y hablo de error como hablo de libertad: teniendo en cuenta la relatividad de las cosas. Para mí, pensador libre puede ser un científico, un mecánico, un político o un artista, solo lo distingue el hecho de traer lo nuevo.

Gracias a estos librepensadores hoy sabemos que vivimos en una pequeña esfera flotando en un vacío enorme, tenemos estilos arquitectónicos, tecnología, géneros musicales y somos lo que somos hoy. Gracias a estos librepensadores, tendremos un mañana que hoy nos resulta difícil imaginar.

Las sociedades que estimulan este librepensar, evidentemente, son sociedades líderes en nuestra historia. Desde los filósofos griegos y los científicos que ardieron en la hoguera hasta los físicos cuánticos de hoy, esto ha sido una constante. El caso de la Cuba revolucionaria es un claro ejemplo de liderazgo en cuanto a pajas mentales e ideales impracticables. Cuba, junto a Corea del Norte, Venezuela y dos o tres países más, son líderes mundiales del fracaso, la mediocridad y la falta de libertad.

Ahora voy a referirme al problema cubano, que es lo que a mí me atañe. Nuestra historia se ha caracterizado por ser madre de grandes librepensadores. Voy a referirme solo a uno, ya que veo en él un claro ejemplo: el padre Félix Varela, quien nos enseñó a pensar. Félix Varela tenía un pensamiento reformista. Él lo creía así, y yo comparto su creencia en cuanto a que cada ser humano es distinto y que en las escuelas deben estimularse las ideas propias de cada estudiante, ya que en esto radica la evolución y los avances humanos. Tenía bien claro que llenar las cabezas de los estudiantes con conceptos preestablecidos, sin dar margen a la creatividad, el cuestionamiento y la inventiva, atentaba contra el bien común. Ese pensamiento reformista es el cuerpo de un librepensador.

Queda claro que vivimos en una sociedad antirreformista, ya que nuestro sistema se sustenta en la formación de valores, o sea: todo lo contrario. En las escuelas se les enseña a los niños cómo pensar, qué ideales practicar, y no es un secreto que el gobierno cubano está en constante guerra con quien asome una vaga idea de cambio o reforma. 

¡Qué pena, qué vergüenza y qué impotencia se siente el saber que andamos así! ¡Y que un esquizofrénico con complejo mesiánico haya convertido a toda una sociedad en clones de sí mismo durante tantas décadas!

Me parece que persistir en la búsqueda del bien común, bajo la luz de la reforma, es una práctica noble y necesaria, imprescindible e inevitable, que trasciende el hecho de vivir en pandemias, bajo sistemas totalitarios o sociedades democráticas.

Libertad.




Una tarde de rabia con Carlos Manuel Álvarez - Carlos Lechuga

Una tarde de rabia con Carlos Manuel Álvarez

Carlos Lechuga

“Yo sé que si un día me meten preso, o me detienen cuando vaya de nuevo a Cuba, son mis amigos los que me van a sacar de la cárcel o del apuro. Mis amigos y la derecha, mis amigos y Miami, mis amigos y el exilio. La izquierda me va a hundir más. De la izquierda cubana, hasta ahora, no se puede esperar más que complicidad con el represor”.