La casa editorial Lexington Books publicó en 2020 A Bristol, Rhode Island, and Matanzas, Cuba, Slavery Connection. The Diary of George Howe, de Rafael Ocasio. Como el título indica, el libro es un análisis del diario de un norteamericano que administraba, en la provincia de Matanzas, un ingenio azucarero llamado New Hope (Nueva Esperanza). El ingenio pertenecía a uno de los tratantes de esclavos más conocidos de Rhode Island: el negociante y político James DeWolf (1764-1837), a quien servía George Howe en Cuba.
En el tiempo que estuvo en la Isla, Howe escribió cartas y un diario y realizó numerosos grabados que hablan de la vida en el ingenio, la fauna y la flora que lo rodeaba, así como de los estancieros que vivían cerca. En su libro, Rafael Ocasio analiza en detalle y con erudición estos textos y pinturas hasta ahora desconocidos por la crítica, ya que los manuscritos de George Howe (1791-1837) siguen guardados en la institución que patrocina el Bristol Historical & Preservation Society, de Bristol, Rhode Island.
El libro se divide en cinco capítulos, introducción y conclusiones. En el primer capítulo, Ocasio traza el origen del ingenio y la participación de James DeWolf en la trata negrera legal e ilegal de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Habla del desarrollo de la esclavitud en Cuba, y particularmente en Matanzas, después de que los hacendados cubanos apostaron por desarrollar la agricultura, modernizar la economía y aumentar el número de esclavos en las plantaciones.
En el segundo capítulo, titulado “Memorializing the Province of Matanzas”, Ocasio muestra cómo Howe mostró interés por el paisaje que rodeaba el ingenio, y dejó muestra de ello en sus notas, cartas y diario; lo cual se une también a sus apuntes de administrador, como si fuera un inversionista interesado en las oportunidades de explotación de los recursos naturales de Matanzas. En este análisis, se conjugan la mirada del aventurero asombrado por la fauna y la flora de la isla, y la del administrador que pone el ojo en las oportunidades de hacer dinero.
En el tercer capítulo, Ocasio analiza los apuntes del diario, enfocándose en las tareas específicas que Howe describe como una especie de “narrativa de plantación”. Esta narrativa conectaba a Cuba con el mercado internacional, el mercado interno de la tierra y la venta de productos agrícolas y tecnología, sin perder de vista a los habitantes del lugar, como los mayorales y estancieros, y varios tipos de negocios relacionados con las plantaciones de café y los trabajos mecánicos.
En el capítulo cuatro, Ocasio analiza los apuntes de George Howe sobre los esclavos que trabajaban para él, o que él debía supervisar como parte de su contrato. Destaca los silencios en su narrativa; comenta que se conocían los maltratos que recibían los esclavos en otras plantaciones de Matanzas, pero Howe, sin embargo, se cuidaba de entrar en detalles. Ocasio contrasta estos apuntes con los que tomaron otros viajeros que fueron a Cuba durante esta época y sí hablaron de los castigos.
Finalmente, el capítulo cinco analiza el ingenio como lugar de inspiración y el trabajo de George Howe como artista, ya que en el tiempo que vivió en la Isla, también escribió poemas y pintó cuadros de costumbres que representaban la fauna y la flora que rodeaba la plantación (ranas, palmas reales, pájaros) así como la estructura física del ingenio y uno de sus esclavos, llamado Peter.
Para Ocasio, la pintura y la caracterización literaria de este esclavo fue pionera, dada la representación tan positiva que hizo de él, y la tradición de enfatizar prácticas escatológicas en las plantaciones. No obstante, creo que podría leerse también dentro del gusto por lo raro, lo insólito y lo monstruoso que se hizo tan común en la literatura de los siglos XVII, XVIII y principios del XIX.
En Cuba este tipo de imágenes tendrían su antecedente en las láminas que publicó el naturalista Antonio Parra Callado en Descripción de diferentes piezas de historia natural las más del ramo marítimo, representadas en setenta y cinco láminas (1787), entre las que incluye el retrato del negro Domingo Fernández, a quien una hernia le había producido una deformidad en forma de saco a partir de la ingle.
En la imagen de Peter, que reproducimos aquí por cortesía de la Bristol Historical & Preservation Society, se ve un esclavo con las piernas deformadas, seguramente consecuencia de algunos de los trabajos que realizaba. Según mostraba Henri Dumont en Antropología y patología comparada de los negros esclavos, las cargas que tenían que soportar niños y adolescentes en los ingenios eran tan excesivas que producía este tipo de malformaciones.
Interpretación de Howe de Pedro, un trabajador esclavizado que sirvió como cocinero de Ingenio New Hope. Imagen utilizada con permiso y cortesía de la Sociedad Histórica y de Preservación de Bristol, Bristol RI.
Rafael Ocasio ha escrito un libro que atrae, no solo por su lenguaje accesible y ameno, sino también porque nos permite profundizar en cada uno de los importantes aspectos que discute. Es un libro que nos provee con una amplia información histórica, tanto de la literatura cubana como de los negocios esclavistas en los Estados Unidos durante aquella época. Y la conexión entre ambos es fundamental porque, a pesar de que esta relación es conocida, son pocos los ensayos sobre el tema. Señalar en detalle este vínculo, convertirlo en una cuestión principal, es uno de los aportes más importantes del libro de Ocasio, que debería ser una lectura obligada para cualquier interesado en el tema de la esclavitud en Cuba.
Para que nos hable un poco más de su investigación, le he pedido a Rafael que responda algunas preguntas para Hypermedia Magazine. Algo que él ha aceptado hacer con gusto desde Puerto Rico.
Este no es tu primer libro sobre la esclavitud en Cuba. ¿Puedes hablarnos de tus proyectos anteriores y de cómo te interesaste en este tema?
Gracias mil, Jorge, por ofrecerme esta oportunidad de compartir mi investigación. Mi interés sobre el siglo XIX cubano comienza con mi libro Afro-Cuban Costumbrismo: From Plantations to the Slums (UP of Florida, 2012), en el que documento los cuadros costumbristas (hechos por escritores criollos, mayormente cubanos) sobre algunas de las costumbres negras de la época. Ya sabes: las calesas manejadas por negros caleseros vestidos en relucientes uniformes, las comidas y bebidas negras, sus bailes y canciones.
Me pareció de mucho interés un dato en particular: hay muy pocos cuadros costumbristas publicados en la isla inspirados en las costumbres negras de las plantaciones azucareras. Con excepción de los de Anselmo Suárez y Romero, cuyos cuadros escaparon la censura, las escenas costumbristas inspiradas en los cañaverales se mantuvieron asociadas a las novelas abolicionistas, que como sabes, fueron fuertemente censuradas en Cuba.
En este libro analizas el manuscrito de George Howe, quien fue el administrador del ingenio New Hope o Nueva Esperanza, en la provincia de Matanzas, a principios del siglo XIX. ¿Cómo llegaste a este manuscrito y qué te llevó a dedicarle un libro?
Fue literalmente un golpe de suerte. A raíz de la publicación de Afro-Cuban Costumbrismo, durante una conferencia organizada por Brown University conocí a la Sra. June Truitt, quien hizo la transcripción del diario. Mi discusión sobre la poca información de tipo personal sobre trabajadores esclavizados en plantaciones de azúcar cubanas llamó mucho la atención a Truitt, quien me presentó el dibujo que Howe hizo de Peter, el cocinero de la plantación de New Hope.
Decir que ver este dibujo fue electrificante, es poco decir. De inmediato supe que tenía que rescatar la historia de Peter, ese personaje que también había impresionado a Howe. Este proceso me llevó a una larga investigación sobre la relación entre cubanos (dueños de plantaciones y esclavistas) y esclavistas norteamericanos de Rhode Island, particularmente aquellos establecidos en Bristol como James DeWolf; una compleja historia que desconocía totalmente.
En tu análisis, destacas los silencios de George Howe en relación a varios temas, entre ellos los castigos y la malnutrición de los esclavos. Hablas de “autocensura”. ¿Cómo llenas estos silencios y por qué crees que Howe se autocensuraba?
Quizás este punto fue el más difícil de manejar, ideológicamente hablando.
Howe pertenece a una larga tradición de administradores que trabajaban directamente para DeWolf, quien fue dueño de varias plantaciones azucareras y cafetales en la provincia de Matanzas. ¿Cómo podría Howe oponerse ante semejante personalidad multimillonaria, con fuerte arraigo en la economía y la política de Rhode Island? Llegó a conocer íntimamente la operación de New Hope, ya que sirvió como su administrador por un período extenso, entre mayo de 1832 y febrero de 1834. Obviamente, algunos de estos silencios fueron una omisión destinada a proteger legalmente a DeWolf, quien se encontraba involucrado en la trata ilegal.
Otros silencios los atribuyo al fuerte espíritu romántico de la época, de evitar detalles escabrosos relacionados a prácticas esclavistas (como los castigos físicos). Sin embargo, hay muchos momentos en los cuales Howe lamenta abiertamente la horrífica vida del trabajador esclavizado en New Hope. Es un sentimiento que se comunica, además, en tono religioso.
¿Qué impresión tiene el lector de la personalidad de este administrador norteamericano?
A diferencia de otros administradores, Howe buscó la compañía de los negros trabajadores; el cocinero Peter casi se convierte en su única compañía. Me impresionó este detalle: un americano que apenas hablaba español a su llegada a Cuba (aunque al final de su estadía termina escribiendo largos párrafos en español), ignora la compañía de otros americanos y extranjeros (quienes vivían también en New Hope) en favor de una relación con el cocinero negro.
En esa fuerte relación personal veo un emergente sentimiento abolicionista, que ya se venía reflejando en la literatura esclavista cubana y norteamericana durante la década de 1830.
Comparas los apuntes de George Howe con la literatura costumbrista y abolicionista cubana. ¿Qué tienen de semejante y en qué se diferencian?
Mi comparación fue mediante los cuadros costumbristas de Suárez y Romero. En común: Howe y Suárez y Romero escriben sobre costumbres negras. Howe aprende a comer y escribe sobre el funche (crema de maíz), el boniato, los plátanos; ambos están obsesionados con la belleza salvaje alrededor de los ingenios. Suárez y Romero tiene un compromiso nacionalista que Howe, como norteamericano, no tiene. Sin embargo, ambos comparten un interés por incursionar en la literatura de la plantación mediante el uso literario de los elementos naturales y de personajes icónicos asociados a la plantación (los trabajadores esclavizados) o el campo cubano (el campesino o guajiro).
Por momentos parece que hay una mirada ecológica y otra utilitaria en el texto de Howe. ¿Cómo crees que se conjugan estas miradas?
Howe llegó a Cuba con un interés fuertemente comercial; al igual que muchos inversionistas norteamericanos, quería hacer dinero y salir de la isla (para posiblemente regresar) como un comerciante próspero. Sin embargo, la belleza de Matanzas lo cautivó. Sus escritos sobre la naturaleza revelan una gran admiración por el estilo romántico, donde el espíritu se desdobla en exóticos objetos tropicales. Y aunque tiene interés en la tala del monte (con la intención de exportar maderas a Rhode Island), Howe también siente pena por la erosión que causa esta práctica desenfrenada.
Dices que George Howe describe a uno de los mayorales del ingenio New Hope como un “individuo refinado”, cuando sabemos que los mayorales tenían fama de ser despiadados con los esclavos. ¿A qué atribuyes este tipo de comentarios?
Howe es un caso excepcional. Sabemos que se graduó en Middlebury College y que persiguió con ahínco una carrera literaria (publicó varios poemas en periódicos en Bristol). Las referencias literarias en su diario son extensas; cita frecuentemente (de memoria) tanto a autores norteamericanos como ingleses, además de los clásicos griegos y romanos. También conocía muy bien la Biblia, y sus citas revelan a un hombre con grandes inquietudes espirituales, especialmente cuando hace referencia a la muerte de algunos de los trabajadores esclavizados en New Hope. Howe sintió profundamente la muerte de estos hombres negros, a quienes dedicó profundos elogios funerarios.
Dices que, a juzgar por los apuntes de Howe, en el ingenio New Howe faltaban medicinas y no había buenas medidas sanitarias, ni siquiera un médico que cuidara de los trabajadores, los esclavos, o de él mismo. Estos descuidos, ¿qué imagen nos ofrecen del dueño y de la administración del ingenio?
El escaso presupuesto para la manutención de los esclavos, y para su propia persona, inspira a Howe a escribir sus cartas más negativas a los administradores del conglomerado de DeWolf, quienes vivían cómodamente en Bristol. Como sabemos, en el caso de las plantaciones cubanas, esta escasez era muy común: de acuerdo a las memorias del trabajador esclavizado Esteban Montejo, en Biografía de un cimarrón, la dieta se complementaba mediante el cultivo de tubérculos en sus propios conucos.
Howe supervisó también plantíos de maíz, que producían la harina para platos criollos como el funche, y se preocupó por las condiciones médicas de los trabajadores; preocupación que incluía su temor por la epidemia de cólera que estaba afectando severamente a Cuba y a Rhode Island. Me pareció extraño que prefiriera utilizar las pocas medicinas procedentes de Bristol, cuando sabemos que en Cuba existían prácticas naturalistas entre los trabajadores esclavizados.
En tu análisis de la representación del esclavo Peter en el diario, dices que podemos ver un “sentimiento abolicionista” por parte de Howe. ¿Por qué?
Como he indicado, el retrato de Peter es verdaderamente impresionante. Una pieza a color, de cuerpo completo que, aunque muestra a un hombre con las piernas deformadas sosteniendo su peso con un bastón, celebra a un individuo aguerrido que mira directa y atrevidamente a su audiencia. Como el mismo Howe indica, este retrato funciona, literalmente, como la presentación formal al lector de su diario no solo de Peter, sino del arte en tanto “apoyo visual” para un poema inspirado en las actividades de este como cocinero de la plantación.
No me fue difícil imaginar lo que habrían sentido los lectores de Howe al ver este retrato, porque la sensación que yo tuve, unos 180 años después, fue algo impactante. Me causó mucho sentimiento ver con mis propios ojos a un individuo con nombre propio que había sufrido vejaciones (muchas de ellas innombrables, incluso hoy en día,) en una plantación de caña de azúcar.
¿Crees que será posible que en algún momento se publiquen el diario y las cartas de este administrador, para que el resto de los investigadores y el público en general tengan acceso directo a los documentos?
El manuscrito del diario está disponible, mediante permiso, en Bristol Historical & Preservation Society, Rhode Island. Sé que la institución está muy interesada en su publicación. Si alguno de los lectores (o tú mismo) estuviera interesado en proseguir con este proyecto, yo con mucho gusto podría servir de intermediario.
Terminas la introducción de tu libro haciendo un llamado a reflexionar sobre el lugar que le corresponde a los ingenios hoy día en Cuba. Te preguntas si estos deben servir de recuerdos geográficos del horror del sistema, o si pueden ser celebrados por ser la cuna de la híbrida cultura cubana. ¿Por qué crees que esta es una cuestión importante que todavía nos acompaña?
La historia de la esclavitud cubana (como la caribeña) se encuentra fuertemente relacionada con el desarrollo de grandes plantaciones de caña de azúcar. Mientras hacía la investigación sobre el cultivo de la caña en Cuba, descubrí que en las plantaciones de DeWolf el azúcar se refinaba en melazas y estas eran transportadas a Bristol, donde se refinaban en ron. Una gran parte de este ron se destinaba al intercambio financiero, para la compra de trabajadores en los mercados de esclavos en África.
Ahora estoy trabajando (junto a Angela Willis y Sandro Barros) en los toques finales de un libro que examina la producción literaria de Reinaldo Arenas. Hemos analizado su poema épico El Central, un libro excepcional que pone la mirilla en el impacto de la plantación: desde los tiempos de la colonia hasta la financiación de la Revolución cubana mediante la producción azucarera. Es una historia cíclica cuyas complicadas ramificaciones sociopolíticas y económicas aún estamos debatiendo y, en muchos casos, sufriendo en carne propia.
Memorias de otro diálogo… con Fernando Rojas
Treinta años después, la historia se repite. Ahora con una juventud más empoderada, más exigente, más visible gracias a Internet, y con un Rojas cada vez más cansado. Esperamos que el gobierno cubano respete las vidas de estos jóvenes y atienda a sus demandas. De lo contrario, estoy seguro de que no serán los últimos que reclamen sus derechos.