Asistir a la gestación, parto y desarrollo de un proyecto resulta por lo general un ejercicio placentero; mucho más cuando es único en su tipo. Nacido de un mero deseo inicial de engendrar, ha ido creciendo, teniendo su propia autonomía, multiplicando sus sueños y haciendo amigos. Enfocado en tribus urbanas, subculturas y contracultura, ha trascendido el tatuaje para indagar de refilón en la antropología cultural.
Con esa curiosidad nata por lo otro, lo diverso, que nos caracteriza en Hypermedia Magazine, conversamos hoy con La Tinta, la primera y única revista sobre arte corporal y cultural alternativa hecha de principio a fin desde Cuba.
¿Cómo surge y se materializa la idea de una revista como La Tinta Magazine?
La Tinta surgió de modo casual. Ninguno de los que comenzamos haciendo la revista nos conocíamos en un inicio. Básicamente éramos personas que teníamos en común el querer hacer cosas desde nuestras profesiones y que no podíamos hacer en otro sitio. Los diseñadores querían incursionar en un diseño menos institucional y académico; los que llevaban las redes sociales querían ensayar cómo crecer y experimentar muchísimas cosas dentro del mundo digital; asimismo, se tenían inquietudes desde el periodismo y la edición que se querían desarrollar.
El hecho es que todos teníamos interés en hacer algo y La Tinta se volvió esa posibilidad sin que nadie nos tuviera que decir qué, cómo y cuándo hacer. Apenas teníamos experiencia en la temática del arte corporal y en lo que era una publicación independiente. La nuestra fue una publicación que nació desde cero y nos sentimos muy satisfechos con el camino que hemos recorrido desde entonces. La Tinta fue el primer y único nombre que pensamos y defendimos siempre: tinta para el cuerpo y para la escritura. Cuando comenzamos, el mayor de nuestro equipo no superaba los 25 años.
Si bien en sus inicios nació como una publicación sobre arte corporal, los temas se fueron ramificando hacia lo que puede llamarse “cultura alternativa”. ¿A qué se debió esta expansión en el foco? ¿Se incluye el propio tatuaje dentro de la cultura alternativa? ¿Cuáles son los criterios de arte corporal y cultura alternativa que se manejan en la revista?
La Tinta fue y sigue siendo la primera revista cubana de arte corporal. Este es un término que proviene del arte conceptual y nos interesaba explorarlo desde sus modificaciones estéticas (tatuajes, escarificaciones, perforaciones) y, ya desde un punto de vista más teórico, todo aquello que contemplara el cuerpo como soporte, objeto, sujeto con todas sus implicaciones socioculturales; todo lo que tenga que ver con el cuerpo como primer territorio libre que tiene uno mismo.
Sin embargo, en nuestra segunda colección, que iniciamos en 2021, decidimos ampliar algo que ya habíamos ensayado desde la primera, aunque no lo veíamos en ese momento muy manifiesto: incluir la cultura alternativa. Bajo este término decidimos englobar todas esas prácticas asumidas como un estilo de vida fuera de la cultura mainstream sin perder su gran conexión con el mundo del tatuaje. Fue entonces cuando empezamos a abordar temas como el grafiti, las prácticas de skate o surf, la música “friki”, porque todo convergía en el mismo espíritu. Nosotros solo decidimos hacerlo más visible en esta segunda etapa.
El próximo año La Tinta cumplirá un lustro, ¿cuáles son los retos más complicados que ha tenido que enfrentar hasta ahora?
Este 20 de abril hace justo cuatro años desde que publicamos el primer número de la revista. Muchos han sido los retos en todo este tiempo. Pero el más importante y sostenido sigue siendo mantener la revista desde la autogestión para que económicamente supla las necesidades de su producción. Defender el proyecto y materializarlo de sueño a industria creativa, donde cada día es más difícil llegar desde el texto y el periodismo porque nuestro mundo cada vez se vuelve más visual, y nosotros con él. Hemos ensayado todo tipo de variantes para lograr esa autogestión y que a la vez eso tribute al crecimiento de la marca creando diseños para textiles, por ejemplo.
Dentro de ese mundo de menos letras y más imágenes, ¿puede decirse que el diseño de La Tinta va más allá de su mera función informativa para volverse también arte visual en sí mismo?
Siempre quisimos, desde que comenzamos a pensarla, que la revista fuera muy visual, que tuviera impacto desde la ilustración, el diseño, la fotografía. Y desde el primer número trabajamos muy duro para lograrlo, al punto de no utilizar imágenes de terceros ni libres de copyright en Internet, sino que todo el apoyo visual y el diseño es nuestro, de principio a fin. Ese ha sido nuestro sello distintivo dentro del amplio espectro de las publicaciones independientes similares, sean o no de factura nacional. La importancia que le otorgamos es tal, que, dentro de un equipo de solo cinco personas, tres se concentran en el aspecto visual: diseño, fotografía e ilustración y gráfica.
Nos atrevemos a decir que sí, que hasta cierto punto y dentro de este mundo se nos puede interpretar como arte. Y es que justamente nuestra idea es que nuestras portadas pudieran ser carteles, que nuestras ilustraciones puedan sacarse de la revista y tengan autonomía propia sin estar amarradas en sí mismas al texto. De hecho, nos ha pasado que muchas de las fotografías e ilustraciones que hemos publicado se han resemantizado de una forma tremenda y las hemos encontrado como fotos de perfiles en redes sociales o en sus feeds, o incluso las han impreso en diversos formatos y soportes. Al final hemos logrado que nuestras imágenes comuniquen por sí solas muchas de las cosas que queremos transmitir sin necesidad del texto.
Con una comunidad diversa y abierta en las redes sociales, ¿cómo ven desde la revista el impacto digital que tiene?
No vamos a decir que tenemos muchísimos seguidores (+4k en Instagram, nuestra red principal), pero sí tenemos una comunidad bastante grande para lo que consigue un medio de comunicación alternativo en Cuba. Pero, claro, en cuanto se compara con medios de comunicación de otros países sí es una cifra pequeña. No obstante, sí agradecemos mucho y nos ufanamos de que nuestra comunidad de seguidores es muy fiel y estable. Asimismo, tenemos un engagement real bastante alto; o sea, la mayoría de las personas que nos siguen interactúan con nosotros directamente. Además, a través de nuestras redes sociales nos han escrito muchísimas cosas sobre la revista o de tatuajes, por lo que nos ha servido también como una plataforma de retroalimentación.
Esto, a pesar de que siempre es una grata sorpresa, es también producto del empeño puesto desde el primer minuto para nuestros lectores. Las redes sociales son nuestra herramienta más importante para tener el pulso de las preferencias del público y de los contenidos generados que más impacto han tenido en las diferentes personas. Incluso hemos recibido a través de Instagram y Facebook propuestas de colaboraciones, textos para publicar; muchas personas nos han mandado perfiles o nos han etiquetado, lo cual nos ha llevado a nuevas comunidades, seguidores, informaciones, modos de arte. Y esto ha sido posible gracias a nuestras redes sociales. Instagram, por ejemplo, es una herramienta imprescindible de trabajo que nos ha servido para contactar a muchísimos de nuestros entrevistados.
Y es que todo el tiempo estamos trabajando estrictamente, sin dejar nada al azar o para después, para que funcione así e ir superando las deficiencias que podamos encontrar. Lo más lindo y lo que sí nos ha sorprendido ha sido experimentar la fidelidad de esa comunidad que luego incluso hemos conocido personalmente en muchos casos. Esta es una relación que nos gustaría ir estrechando con el tiempo para lograr establecer un diálogo de igual a igual con todas las personas y sus opiniones.
¿Es La Tinta una publicación que solo escribe desde afuera o sus integrantes han sido permeados por los temas que centran su atención?
Aquí ha sido parte y parte. Muchas veces los temas han partido de nosotros, de nuestros intereses personales, de lo que nos ha aparecido en nuestras investigaciones. Pero otras veces son temas que nos llegan desde afuera, de seguidores en nuestras redes sociales; incluso hay gente que nos ha contactado para contarnos sus experiencias personales como tatuadores fuera de La Habana o prejuicios que han enfrentado.
Nosotros siempre quisiéramos que la construcción viniera de afuera hacia dentro porque es lo más certero, real, a la hora de hacer una publicación. Pero, lamentablemente, no siempre sucede así. No obstante, en los temas que han surgido desde nosotros siempre hemos tenido en cuenta hasta dónde son historias que impactan en la vida real porque tenemos muchos intereses y vivencias comunes con nuestros seguidores. Muchas de las temáticas que abordamos o parten de nuestras mismas historias personales (también tenemos tatuajes o perforaciones, y los que no los tienen son frikis en otros sentidos) o de nuestros amigos se parecen mucho a ese lector en el que siempre pensamos a la hora de hacer una nueva edición. Puede decirse que somos un organismo simbiótico.
Más allá de letras e imágenes, ¿cómo ha convivido La Tinta dentro de sus tribus urbanas?
Al igual que muchas de las personas que nos leen, somos jóvenes y por eso tal vez nos ha sido menos difícil llegar a esas tribus urbanas y establecer relaciones con ellas. Al final somos un grupo de personas que compartimos los mismos gustos y podemos dialogar con suficiente horizontalidad entre ambas partes. A veces nos sucede que el hecho de que ya conozcan o sigan nuestra publicación resulta en una familiaridad en el trato que asumimos con mucha humildad y agradecimiento. Esto nos ha permitido participar en varios eventos (Havana Tattoo Expo, Tatuarte en Romerías de Mayo, I Bienal de Diseño) e incluso organizar los nuestros para estar en consonancia con todos ellos.
De hecho, el que seamos autogestionados y produzcamos absolutamente todo nuestro contenido nos ha permitido apoyarnos en esas propias tribus urbanas. Por ejemplo, se ha dado el caso de que hemos necesitado algún modelo o algún tatuaje en una zona determinada del cuerpo y no hemos conocido personalmente a nadie con esas características; pero entre ellas se han pasado la voz y en el momento que menos lo esperamos nos contactan para decirnos que han encontrado a esa persona que necesitábamos. Esa red de relaciones de ayuda suya que se va tejiendo a nuestro alrededor para soportarnos es invaluable y las alianzas van creciendo cada día un poquito más.
Creemos que, mientras seamos capaces de generar contenidos que los toquen de cerca, esa red no solo se va a mantener, sino que seguirá creciendo de manera orgánica.
¿Cómo se inserta la revista dentro de estos mundos en el espacio internacional?
Dentro del ecosistema de publicaciones sobre esta temática en el espacio internacional hemos tratado de insertarnos poco a poco. Cuando analizamos las métricas de desde dónde se está consumiendo, aunque no es una información cien por ciento fidedigna por el uso de los VPN en Cuba —si bien no es necesario para acceder a nuestro contenido—, nos ha sorprendido ver la cantidad de países desde donde se descarga la revista: México, Estados Unidos, Alemania, etc. Y, una vez descargada, la probabilidad de consumirla es alta.
Nosotros la concebimos como una revista hecha desde Cuba, pero no la etiquetamos como completamente cubana porque tiende mucho a confundir. Desde el primer número la pensamos para que pudiera consumirla también un público internacional y con el fin de ser un medio de información para nuestra comunidad de seguidores sobre estas temáticas en otras partes del mundo; no solo para tatuadores y lectores cubanos. Por eso se pueden encontrar entrevistas a personajes internacionales (Steve Butcher, Don Kunto, Sztuka Wojny, Edit Paint) o artículos sobre técnicas que se ven más en otros lugares fuera de la Isla. Es una oportunidad que tenemos de acercarnos no solo a las historias nacionales, sino acercarnos también a historias en otros sitios del mundo o más globales.
Con temas un tanto específicos, ¿hasta dónde llegar y cómo reiventarse para no morir?
Reinventarse es la palabra de orden que tenemos en todo momento, no hay día en que no pensemos en ella o no la digamos. Hasta ahora hemos llevado a cabo todas las ideas que se nos han ocurrido para lograr una autogestión exitosa porque eso forma parte del ser independientes; no es solo ser nuestros propios dueños, sin nadie que nos esté diciendo qué, cómo y cuándo hacer, sino que implica también el estar por nuestra propia cuenta y asumir todas las responsabilidades que conlleva. Y eso nos impulsa constantemente a pensar en otras muchas nuevas formas de hacer, de interactuar.
Ahora mismo tenemos nuevos planes acerca de cómo extendernos y pasar más allá de un PDF colgado en la web. Dentro de poco, por ejemplo, estaremos estrenando nuestro propio sitio web, que era una de las cosas que más queríamos hacer.
Cada día estudiamos y vamos profundizando más en las temáticas potenciales, así como en aumentar la interacción con la comunidad de seguidores que hemos logrado generar. Todo el tiempo nos vemos obligados a pensar y a trasladar lenguajes para ver de qué forma llegamos a más lectores. Y al final ha funcionado, permitiéndonos ni aburrirnos ni agotarnos.
¿Qué sueña La Tinta?
Hay varias cosas que soñar y cada día las aumentamos. Pero entre todas tenemos dos muy grandes. Una de ellas es lograr la versión impresa, distribuirla, que la gente la pueda ver, oler, manosear en los estudios de tatuajes, en el formato que siempre la hemos pensado. El otro es que todas esas investigaciones en las que nos hemos volcado realmente tengan un impacto en las personas porque arte corporal y cultura alternativa son dos conceptos que todavía se prestan mucho a simplificaciones, prejuicios y estereotipos.
Queremos explicar que no pretendemos cambiar la opinión de nadie; pero sí nos hemos abocado a la misión de tratar, al menos, de romper esos estereotipos y que se pueda ver una imagen otra de esa persona que uno está mirando. O sea, que la gente entienda que hay distintos tipos de puntos de vista y que todo el mundo tiene derecho a asumir y a expresar su individualidad de la manera que quiera, para lo cual hay que aprender a ser inclusivo. No se trata de una cuestión de tolerancia, sino de aceptación de la individualidad ajena.
Es algo que toma mucho tiempo, o no, procesar. Todos los días lo vemos, por ejemplo, con el tatuaje, que a pesar de ser un arte milenario todavía hoy siguen relacionándole muchos signos negativos que nada tienen que ver con su origen. Y eso nos lleva a un tercer gran sueño: levantar toda la información que existe sobre la historia del tatuaje para que la gente al menos no se quede solo con la microhistoria de cuando lo ostentaban los carcelarios; lo cual es un ángulo muy estrecho desde donde mirar las modificaciones corporales y toda la historia sociocultural que las originó. Es muy triste que la gente lo simplifique y peor aún que lo estereotipe. Por eso soñamos que, aunque de manera mínima, podamos hacer que una persona reconozca el punto de otra y lo considere válido.
Galería
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