Cuando Enrique Vila-Matas llega a Grand Central Station, en Nueva York, con un ejemplar de En Grand Central Station me senté y lloré, de Elizabeth Smart, y decide sentarse y llorar, ¿está haciendo arte contemporáneo?
¿Y si en vez de Vila-Matas, la llorona fuera Marina Abramovic?
¿Por qué el escritor argentino Patricio Pron titula sus libros —El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia; La vida interior de las plantas del interior; No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles; El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan; Lo que está y no se usa nos fulminará— con frases que parecen sacadas de un breviario budista?
¿Son menos impactantes los reportajes del periodista Claas Relotius para la revista alemana Der Spiegel —aquel artículo sobre un yemení que pasó 14 años preso en la Base Naval de Guantánamo sin ningún motivo y que acabó volviéndose loco y sin querer abandonar la base estadounidense en el momento de su liberación—, ahora que sabemos que son inventados?
¿Claas Relotius destrona a Gay Talese y a Roberto Saviano como los reyes del embuste periodístico de prestigio?
¿Por qué Anthony Burgess creyó que era buena idea titular 1985 su libro-homenaje a George Orwell? ¿Se imaginan un homenaje a Gabriel García Márquez titulado Ciento un años de soledad?
En Japón se publicó Por qué Haruki Murakami no ganó el premio Akutagawa; los españoles tienen Por qué Javier Marías no debe ganar el premio Nobel. En Cuba, ¿sería admisible un libro así? ¿Un título como: Imposibilidad de que Mirta Yáñez sea Premio Nacional de Literatura?
A propósito de Murakami: en De qué hablo cuando hablo de escribir el japonés confiesa que empezó a escribir en inglés y luego se tradujo a sí mismo a su idioma materno. “El resultado era considerablemente tosco”, leemos, “pero avanzar con esas dificultades dio lugar a una especie de ritmo en las frases que constituía un estilo propio”. ¿Algún novelista cubano, algún día, iniciará algo semejante en busca de un estilo?
¿En Cuba o en los Estados Unidos?
Entre todas las cosas que murieron el año pasado en Cuba con Rafael Alcides, ¿habrá muerto también la palabra insilio?
Los libros de 2018
Seleccionamos nuestros 25 libros de este año.
¿Por qué, en comparación con exilio, el llamado insilio tiene tan poco valor de cambio?
Pero, ¿de qué valor estamos hablando?
¿Existe todavía el exilio cubano?
¿Por qué no se ha patentado todavía, a manera del Fantasy Football, un juego cubano que se llame Fantasy Democracy?
¿Un juego —online & offline— donde podamos conformar parlamentos o gabinetes de gobierno, administraciones de distintas tendencias y partidos políticos, usando figuras reales de la oposición cubana, tal vez incluso combinadas con figuras del actual gobierno?
¿Programación en 3D? ¿Distribución clandestina?
¿Cómo sería, o cómo tendría que ser, pensando en los potenciales usuarios, la narrativa de ese videojuego?
Vista la popularidad alcanzada por Fortnite: ¿lanzarlo en modo Battle Royale?
El hecho de que para el 99% de la oposición cubana activa y militante —no: para el 99% en general— todo esto sea chino ilegible —hablamos de Hypermedia Magazine—, ¿qué nos dice del futuro?
(Continuará…)
Hypermedia interroga (V)
¿Volverá a publicarse algún libro del dominicano-estadounidense Junot Díaz, acusado de acoso sexual en los tribunales del MeToo?