Ruinas en bucle


Jorge Cano Febles.



& desesperación, rabia & melancolía
 —pero sin los majestuosos placeres de la mente

& con los días
                  quemados
atenuados
—pero con destrucción comparsa

& con un hoyo voraz
      imitado
(entre otros experimentos)

en la fábrica de las palabras
              aparentemente nada
—por su ombliguismo

& además
                la oblicuidad
(vieja & en decadencia)
aunque la catástrofe ya no intercepte
sobre todo, después de la magnitud de las picadas
en los contornos

& saludados con el insecticida
pero solo tropezando en una pequeña distorsión

o como si ellos no tuvieran esqueletos en el closet
ni temores anexos de estatuas 
ni esparcimientos —que no reclamaran

& los artefactos que casan carne
& el halo del aniquilamiento
que canta a la sangre, las ruinas, el dinero & los huesos
en donde todo se torna infamemente
grava & noticia 
             interpretada en parejas

como cuando vuelo
&, desde las nubes, noto las miniaturas
& de tanta pobreza de imaginación
—o de otra palabra decrépita—
—o por otro texto perfecto e innecesario—
o más estupideces que me restan fuerzas
entre las precariedades de mi ponencia
& contendiendo

porque yo, libre de terror,
por cuestiones de nervios
& verdades de barro & parámetros de ilusiones
& tantos debates sobre fracturas meticulosamente diseñadas
& que alberga 
propiedades

como una tonta fiera recién liberada
un solo preponderante por qué

como un vampiro promedio
perdido en su absurda & opresiva residencia

era demasiada gente, demasiado alarido, me sentía salvajemente drenado
& para eso ya había encontrado una palabra magnífica
en los elementos de una cerrazón dada
—como en otras épocas de hielo—
por el pedestre ímpetu de las estrellas

& el otro apocalipsis cognitivo

comí rocas, perdí un diente
(una duda, un hueco)
sobre todo, después de despistarlos
para que entregaran toda su viscosa ira
a un muñeco falso & poseído
con medio brazo en la tierra

gritos, heridas, espejismos:
solo breves interrupciones en mi Edén metafísico
solo breves interrupciones en mi Edén metafísico

sobre todo, después de la cama loca
& otros factores gracias a los cuales me convertí (por un momento) en Rey del Mundo

& todo circulando infinitamente entre tensiones, agencias, confusiones:
                  Redirecciones

o las paradojas de los deformes elegidos
para ahorrarse el purgatorio
& silbando

la misma casa —pero ya sin aullidos
o insaciables abismos
aunque esta vez no me fragmenté tanto
ni suplicando por su aquiescencia

la verdad pensaba que ya estaba totalmente acabado (& ya en inevitable decadencia, en insalvable podredumbre) —pero solo era una punzada de cabeza

un tonto cansancio & no más
una innecesaria sobrexplotación pasajera
una caída sin método (de escalofrío a escalofrío)

por lo que me repuse punzando botones 
leyendo
                      me

o esperando 
preponderante

percibo, ahora, murmullos, desplazamientos, fricciones 
artefactos sin relación, materia de un no-mundo
—ya irrelevante—
porque ya ni a gritos gobiernan

como personas 
pero con todo su contorno descompuesto

como malentendidos
emanados de otro dios bizco

con toda su rabia sísmica puesta a contraluz
para nada hacer con los escombros
en una descolgada producción 
de deteriorados juramentos

desde hace tiempo que quería escribir este poema
sobre mis disfraces, mis arengas, mis cadenas

para retornar —después de tanto ausentarme—
como una nada tensa
—benevolente & ecuánime—
entre otros rencores análogos

porque uno es una ilusión (divisible, maleable) 
un recoveco de una formula 
podrida & olvidada 
en una pinche esquina

hasta que mi cuerpo es puesto un espacio alterno
hasta que mi escritorio es puesto en un espacio alterno
hasta que mis manuscritos son emitidos desde un espacio alterno

por la eternidad desmembrada

por un mañana ya demasiado minuciosamente saqueado

& aunque ya no me detengan
ni detonando acertijos

porque vistos desde el gran esquema 
de las cosas & los montes & los siglos
& lo que sucedió con la invención de las palabras
preferiblemente

& aunque, multiplicándose en las sombras, dirimieran
& mis manos (mis hermosas manos) se resquebrajaran
& mis demonios, otra vez, por la pared treparan
(como asquerosas & voraces bestias
atontadas por un infame fulgor adyacente)

& el placer de la destrucción & la adicción a las ruinas

& toda esa corrosión en nunca-mundo 

& el otro apocalipsis cognitivo

que no tuviera ni pensándolo demasiado pronto 

tomos
pastillas
puertas
combates
proyectos
trenes
estallidos
retornos



Sobre el autor:
Jorge Cano Febles (Chetumal, 1989). Es escritor y politólogo. En 2023 fue becario Jóvenes Creadores (antes Fonca) en la categoría de Ensayo Creativo. Es coautor, junto con Anuar Portugal, de Cartas a un joven diseñador (RRD, 2020) y autor de Sopa de huesos (RRD, 2022) y Terciopelo negro (Editorial Gato Blanco, 2024).






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