Spassky, a la derecha, y Fischer, en Montenegro durante su revancha en 1992.
El 13 de julio de 2004, Bobby Fischer fue detenido en Japón por portar un pasaporte estadounidense inválido. Así comenzó una odisea de nueve meses bajo custodia japonesa. Uno de los partidarios que lucharon por su liberación fue el ex campeón mundial Boris Spassky, a quien Fischer había destronado treinta años antes. Spassky, fallecido la semana pasada, llegó incluso a escribir una carta personal al presidente George Bush pidiendo ser encarcelado en la misma celda que Fischer. “Y dennos un tablero de ajedrez”, añadió.
En 2004, Bobby Fischer fue detenido en el aeropuerto internacional de Narita, en Japón, por intentar abandonar el país con un pasaporte estadounidense inválido. Intentaba tomar un vuelo con destino a Filipinas cuando fue arrestado por funcionarios de inmigración japoneses. El gobierno estadounidense le había revocado el pasaporte al considerar a Fischer un fugitivo: era buscado por violar las sanciones económicas impuestas a Yugoslavia, al haber disputado allí una partida de ajedrez en 1992 contra Boris Spassky.
Los cargos contra Fischer consistían en haber infringido las sanciones económicas de Estados Unidos contra Yugoslavia al disputar ese encuentro, desobedeciendo una orden oficial de “Cese y Desista” que le prohibía participar en actividades comerciales con dicho país, según un decreto presidencial emitido por George H. W. Bush.
Spassky, a la derecha, y Fischer, en 1972.
De haber sido condenado, Fischer se enfrentaba a una pena máxima de diez años de prisión, una multa de 250.000 dólares y la confiscación de sus ganancias (unos 3,35 millones de dólares). Estos cargos lo convirtieron en un prófugo, incapaz de regresar a Estados Unidos sin ser arrestado y procesado.
El mundo del ajedrez —y en especial ChessBase— se movilizó rápidamente. Publicamos docenas de artículos sobre la situación del ex campeón mundial encerrado en una celda japonesa y sus intentos por escapar a un país neutral sin tratado de extradición con EE. UU. Fischer mostró gran agradecimiento por nuestros esfuerzos y llamó muchas veces desde su posterior refugio en Islandia.
Otro ferviente defensor de Fischer fue su antiguo rival, Boris Spassky, quien escribió la siguiente carta al presidente George W. Bush:
Señor presidente:
En 1972, Bobby Fischer se convirtió en héroe nacional. Me aplastó en el match en Reikiavik. La hegemonía ajedrecística soviética colapsó. Un hombre venció a un ejército entero. Poco después, Fischer dejó de jugar. Repitió la triste historia de Paul Morphy. A los 21 años, el legendario Paul había vencido a todos los maestros europeos de élite y se convirtió en campeón no oficial. Dejó de jugar y terminó su trágica vida a la edad de 47 en Nueva Orleans en 1884.
En 1992, veinte años después de Reikiavik, ocurrió un milagro. Bobby resucitó y jugamos un match en Yugoslavia. Pero en ese momento había sanciones contra Yugoslavia que prohibían a los ciudadanos estadounidenses cualquier tipo de actividad en territorio yugoslavo. Bobby violó las instrucciones del Departamento de Estado. Se convirtió en sujeto de una orden de arresto emitida el 15 de diciembre de 1992 por un tribunal de distrito norteamericano. En cuanto a mí, en tanto ciudadano francés desde 1978, no recibí ninguna sanción del gobierno francés.
Desde el 13 de julio de 2004, Bobby está detenido en el aeropuerto de Narita por violación migratoria. Los acontecimientos posteriores han sido cubiertos por los medios.
Está claro que la ley es la ley. Pero el caso de Fischer no es cualquiera. Soy un viejo amigo de Bobby desde 1960, cuando jugamos en Mar del Plata y compartimos los lugares 1 y 2. Bobby tiene una personalidad trágica. Me di cuenta de esto desde entonces. Es un hombre honesto y de naturaleza bondadosa. No socializa en absoluto. No se adapta a los estándares de vida de los demás. Tiene un altísimo sentido de la justicia y es incapaz de hacer compromisos, tanto con su propia conciencia como con las personas a su alrededor. Es alguien que ha hecho casi todo en contra de sí.
No quisiera defender ni justificar a Bobby Fischer. Él es quien es. Solo pido una cosa. Misericordia, caridad.
Si por alguna razón esto es imposible, quisiera pedirle lo siguiente: por favor, corrija el error del presidente François Mitterrand en 1992. Bobby y yo cometimos el mismo crimen. Imponga sanciones también contra mi persona. Arrésteme. Y póngame en la misma celda con Bobby Fischer. Y denos un juego de ajedrez.
Boris Spassky,
10º campeón mundial de ajedrez
Agosto, 7, 2004.

“Frente a Trump, León XIV será un papa contra el americanismo”, una conversación con Pasquale Annicchino
Por Gilles Gressani
«Si la Iglesia buscaba un escudo frente a Trump, el que ofrece hoy un papa estadounidense es una oportunidad única».