Miami, febrero 20, 2025
Hoy cumples un mes en el Despacho Oval y parece que son 65 años.
Me es difícil seguirte. El ritmo de tu Sharpie es muy superior a mi capacidad de asimilar la información.
Tengo un cansancio agradecido, muy distinto al agotamiento que me produce el castrismo, que es hastío, decepción, precariedad. El cansancio de estos días es el del campeón al cruzar la meta, el orgullo y la esperanza que comparto con mis conciudadanos de este gran país, de la democracia que venero y la certeza de que juntos haremos a America rich again.
Hace solo un mes la nación te felicitaba o se felicitaba, que para tal caso es exactamente lo mismo. Un mes, y has estremecido este planeta. Has arrinconado a los parásitos y humillado a los plebeyos.
En treinta días has puesto en evidencia la fragilidad de la democracia y el valor de la palabra dada. No entiendo la queja de algunos que te acusan de traición, no comprendo aquellos que te reprochan ahora haberles dado la espalda. Son falsos, interesados, malos ciudadanos de dónde quiera que sean.
Me molesta e irrita porque lo que quieren de ti es que resuelvas lo que ellos han sido incapaces de lograr. Ni Maduro ni Ortega, mucho menos Díaz-Canel o la saurocracia castrista son tu responsabilidad.
En eso venezolanos y cubanos se parecen mucho a los dictadores que dicen combatir. El castrismo cultural ha construido su narrativa sobre la base del enemigo común: los Estados Unidos, y al gritar a viva voz que los has traicionado, demuestran la ignorancia política y la poca capacidad de entendimiento ciudadano. Y son ingratos.
No son tú, ni mi patria de acogida, los culpables del fracaso de mi Isla. Somos nosotros, pueblo incapaz, mediocre y pendenciero que ante el espejo de nuestra propia miseria nacional echamos mano del culpable eterno: los Estados Unidos de América.
Por primera vez en muchos años tenemos un presidente que cumple lo que promete, eso debería bastar. Por una vez se hace lo que se dijo. Se eliminan programas y se deportan paisanos, se hacen redadas y se suprimen patrocinios, y aun así hay quien votó por ti y hoy te reniega.
Nadie puede afirmar que no lo dijiste, que no formaba parte del programa que votaron los Estados Unidos. Deberían estar contentos.
La ingratitud te acecha, y no solo en los que te votaron ignorando nuestro principio America first. La traición la tienes a tu diestra y a tu siniestra, ante la propia Resolute desk, y al permitir que te usen debilitas tu liderazgo, nos dejas indefensos.
Te adulan, te mienten, te usan. No es con los fuertes con quienes debemos darnos la mano, es a los débiles a quienes tenemos que tenderla. No es Putin un amigo de América, no es Maduro nuestro socio. Ucrania era con orgullo nuestra frontera más firme ante el zarismo imperialista de Rusia. Al dejar con el culo al aire a Zelensky, conseguirás que el mejor aliado posible ante Rusia se convierta en nuestro peor enemigo.
Para volver a ser el líder del mundo libre, Estados Unidos no puede estar solo. En este mes agotador, muchas de tus palabras y órdenes ejecutivas apuntan hacia un aislamiento contraproducente con nuestra misión como primera potencia mundial. Soledad no es sinónimo de libertad.
Hoy te ríen y celebran los errores los mismos que mañana te darán la espalda.
El peor de tus problemas se llama Elon Musk, esa suerte de Rosario Murillo que escogiste, proteges y permites. De verdad que quisiera equivocarme, de veras que anhelo no tener que gritarte en unos meses “te lo dije”. Sé que me repito, pero también sé que me lo perdonarás.
Me duele ver a Marco Rubio, el mejor de todos los cubanos, desfaciendo entuertos allá donde llega, suavizando y matizando tus discursos, acallando los ecos de Elon, dañino, mezquino y mentiroso. No me oculto para decírtelo, Donald, contigo no me callo.
Siento que lo mejor de tu gabinete intenta conciliar el exabrupto de tu liderazgo con la institucionalidad gallarda de este país. Temo que por su dignidad o por tus arrebatos termine dimitiendo o despedido. Ojalá que no.
Te dije que los Estados Unidos necesitan recuperar el liderazgo, la hegemonía y el respeto. Pero no a toda costa. La hegemonía, entendida como el ejemplo que todos quieren seguir, no se consigue a pescozones. No seremos líderes de la libertad con amenazas y metiendo miedo, solo lograremos unir al mundo en nuestra contra.
Algunas de tus decisiones han favorecido el discurso tradicional de la izquierda. Sé que no te importa, y sé que tampoco debería importarle a nadie, tú eres mi presidente.
Hoy la prensa cubana independiente se ha quedado sin voz. Yo, que he sido afectado, lo entiendo y lo celebro. Como pueblo, no hemos sabido darle valor a la información, no hemos comprendido que sin prensa opositora la dictadura está más suelta, menos vigilada, más libre para reprimirnos y sobrevivir.
Como gremio, hemos descansado en la precariedad de un modelo de financiamiento que renuncia a la necesaria raíz empresarial de la prensa y se instala en la comodidad de la dádiva ajena. Quizás sea culpa de periodistas y editores, pero nunca tuya o de los Estados Unidos. La información, al igual que la libertad de Cuba, son responsabilidad única y exclusiva del pueblo cubano.
Sé de la fuerza interior que te acompaña. Sé cómo te impones a las adversidades y a los enemigos. Recuerdo cómo me estrechaste la mano en el Trump National Doral Golf Club, y superando tu germofobia, la apretaste con fuerza y me miraste a los ojos. Supe de inmediato que mis esperanzas estaban en el sitio correcto.
Te dejo, estoy realmente agotado después de este mes intenso e interminable.
God bless America.
Mi mejor abrazo para ti, mi presidente.
Tu Jorge
P.D.: Ayer soñé contigo. Llegabas al aeropuerto internacional José Martí, en La Habana, y nadie te recibía. Estabas allí, junto a Marco Rubio, al pie de la losa, mientras miles de banderas batían ante un viento fuerte y renovador. Entonces levantaste la mano y ordenaste cambiar inmediatamente el nombre del aeropuerto. Desperté, agradecido. Supe que podía regresar a cualquier lugar donde nada se llamase José Martí, incluso si ese lugar fuese Cuba.
N.B.: El original en inglés de esta carta fue enviado al correo oficial del 47º presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
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