Corazón que reclamas los sueños para hacer una fiesta mejor, convirtiendo los años vividos en eterno mensaje de amor.
La vida es brutal.
Unos cuerpos llegan al mundo, anunciando sus desbordamientos de deseo. Otros caen en plena decadencia asexual y terminan siendo menos que un niño. Se atrofian, como nunca estuvieron atrofiados desde el feto.
No es justo que coexistan personas de diferentes edades. Es como un bofetón en el rostro de quienes van a morir antes. Y los nuevos nunca se dan cuenta de nada.
Si compartes mi oculto secreto, te diré que esta fiesta es de él.
Pequeño diccionario indecoroso:
¿A qué edad Fidel Castro perdió su virginidad con el
cuerpo de una mujer?
¿A qué edad tuvo su primer derramamiento seminal,
dormido o despierto?
¿Cuándo fue la última vez que conoció el éxtasis sexual,
en la soledad del baño o su cama presidencial?
Las fotos de políticos con niños son pedofilia permisible. Tanto las sociedades libres como las tiránicas consideran esto como algo positivo para los dos implicados.
El menor es manoseado por el adulto, no solo en lo físico sino en su futuro. El viejo aspira a rejuvenecerse. De hecho, muchas veces el viejo huele a la criatura con que posa.
Siempre hay flores involucradas, sea o no en la cultura occidental. Son un símbolo de la desfloración omitida. También, de lo funerario.
Las flores son un antídoto para la peste. Y su anunciación.
Pero no siempre muere el político primero. A veces, los niños son asesinados por su familia o sucumben a enfermedades súbitas.
Muchos creen que se trata de actos de sustitución satánica. Que esos menores mueren la muerte que debieron morir los adultos que los abrazaron.
Tú no dejes que tus hijos se retraten con un adulto. No solo es obsceno, sino ominoso.
Una fiesta de todos los niños, los que saben querer su corazón.
Pequeño diccionario indecoroso:
¿Cuál fue la menor edad de una mujer penetrada por Fidel
Castro?
¿Cuál fue el número máximo de mujeres con que Fidel
Castro pudo simultanear el acto sexual?
¿De manera secuencial o en simultáneo?
Una abejita es una abejita es una abejita.
Las rodillas incipientemente dobladas. Alas a la espalda para despegar. Sus sartorios y femorales en tensión pospúber.
Las manos de Raúl Castro crispadas sobre sus genitales de “hombre de familia”, como insisten en llamarlo quienes lo conocieron en vida.
La sala cundida de escoltas, con sus sonrisas falsas. Cada uno de esos abejorros es capaz de crear un cadáver de la nada. Con las mismas manos de alcanzarle a su jefe un bebé del sexo contrario.
La ternura en los ojos de todos, la tontería que hace invisible el micrófono fálico a ras de la barba y baba de Fidel. Lo invivible de una escena que se quedó en el milenio anterior.
Dos hermanitos sexagenarios entonces, rodeados de aquella infancia insular. Los dos fallecidos en el siglo XXI, tan pronto como dejamos de mirar la foto. Hoy.
La instantánea incesante de una niña cubana que se hace mujer casi entre las piernas del Premier. Si uno inclina a la derecha la imagen, la adolescente parece estar posada sobre sus cuatro patas.
Debajo de ella, los pétalos verde olivos de su papá. Del papá de todas las abejitas, que visten el clásico uniforme a rayas de los presidiarios. El polen de la patria en sus antenas atentas.
Pues su vida es un sol repartido en las notas que hacen mi canción.