Bodil Joensen
(1944 –1985)
la que sólo se une con su perro
decía Nicanor Parra
es la historia de Bodil Joensen mujer jabalí
historia de un deseo
del toro al cerdo
al caballo al perro al gato
a lo que el calor de un roce
puede domesticar
deseo donde se pueda decir que algo es puro
si alguna vez ha existido algo como lo puro
donde se le concede al cuerpo
la libertad de no buscar solo lo semejante
es la historia de Bodil Johensen
de su madre amargura por la ausencia de un padre de familia
de una granja donde se rezaba en cristiano
se iba al colegio a pie
se sacaba con leña costra para el invierno
un día especialmente escandinavo
pocas horas de luz que extraen lo inicuo de las piedras
a Bodil Joensen la violaron
y ya en la casa le contó a la madre
y la madre culpó y latigó
al gusto del contacto del cuero con la carne
Bodil Joensen juró que cuando fuera grande
tendría sexo con jabalíes
y la madre a la hija respondióle que solo
se podía hablar así si se estaba saliendo de un demonio
Bodel Johansen niña de doce años
entregada a su perro en sexo y alma
a su perro, cuya imagen conservó hasta la muerte
en una cadenita alrededor del cuello
de ahí salió la voz
que respondió Sí, una vez, y me decepcionó
cuando le preguntaron si había estado con hombres
su cuidado, su afecto por lo vivo
su amplio dejar estar
encuadra con el tono
de la sexta sinfonía de Beethoven
del documental donde la vemos en los colores porosos
de los sesenta daneses y rurales
Bodil Joensen
viva
dos conejos
siete perros
gatos esporádicamente
un cerdo de guinea
una yegua
y un semental negro llamado Luz del Sueño
entre animales humanos y no humanos
sabe distinguir la confianza
la entrega jabalí
de lo salvaje al instinto y así cumpliole promesa a la madre
Inseminación Central, llamó a su reino
entonces la gloria del turismo sexual con animales
más tarde arruinado por no saber manejar el dolor por la muerte de su perra
con la misma firmeza
que requiere dejarse penetrar por un caballo
comió
engordó
tomó
y se preguntaba
¿cuándo tocaré fondo?
30 días en la cárcel por negligencia animal
no hay héroes sin cansancio
dirá un proverbio griego
Bodel Johansen mujer de la naturaleza
tersura de inocencia
simpatía tubércula
rostro incapaz de revelar
que alguna vez ahí cupo la infancia
Tardígrados
aquí sangre azul
es hablar de un tiempo en que la sangre
no conocía el rojo
tiempo sin ovulación
manera de ser
de una flecha engruesándose
o ganas de ser contundente
ir más allá del puño
y curvarse hasta la expresión
de lo que no parece un cuerpo
el desagüe
es la raíz cuadrada
de surcos de intestino penetrarse analmente
porque anal es la evolución
dice la ley tardígrada
ahí, en la cloaca
sucede el encuentro de la forma intestina con la luz
la cáscara la milenaria
la indestructible forma del gritico con patas
en gesto de expulsar
como quien habla del paso terrestre
como quien habla de poner un huevo
Alimentar a los caballos
similus cum similibus curantur,
que quiere decir que los burritos se juntan para rascarse
las montañas de Catskill
el establo
un caballo marrón
él le dice
si fuera animal
sería un caballo
como el caballo marrón
que ella mira y dice me excita
cómo la excita
pregunta él
ella responde
como si las cosquillas quisieran reemplazarme, muy aquí, con la escasa noción que pueden tener las cosquillas del aquí
seguramente el caballo la sepa abarcar bien
dice él
pero, advierte
si alguna vez ella se acuesta con un caballo
no volverá a tocarla
ella no está diciendo con perros
con gansos con cabras
dice con caballos
pero No es un músculo enfático
y ella comprueba cuando toca su mano
el No mayúsculo
impregnado de lomo
y dice no me acostaré con un caballo
para que siga tocándome
lo dice en serio
sabe
no existen otros caballos como él
las montañas de Catskill
se hacen las que no oyen que no saben
y rodean un lago antes un pueblo
removido del núcleo para contener
la reserva de agua de la ciudad donde él y ella
toman agua de la llave como si no estuvieran lejos
de lo que alguna vez los hizo cerca
de qué han estado cerca
no del futuro
pero existe
dónde
en el agua de la llave tal vez
si la mirada estuviera hecha para extraer lo otro
de lo uno
pero el ojo no ablanda
el cuerpo allá
marrón con la sustancia de lo vivo
su cola espanta moscas
sabe producir mirada
comer cagar ver oler una hembra
abalanzarse incrustarse
lastimar el reflexivo
solamente en comer
comiendo buscando más comida
gerundios del potrero
pero si hay una hembra
tumbar
arrasar
he ahí una palabra
he ahí una función
en contraposición las hojas
su postura de otoño
caen como si de caer hubiera adentro un canto
inspección del nosotros en la caída
el yo se instala en ella
él muta en otro
donde hay un yo y un tú hay un lugar donde crecen
y se ajustan y se enquistan las expectativas
alerta no quedar
en ese ahí de nos
qué hacer luego con esa pulsación
frente al semental jamás castrado
el espacio entre
se cubre de atmósfera
la visión declina
es ahora un asalto relinchante
y ella ya no está con una persona, ni con un caballo
está con la sensación de esa persona, de ese caballo
dirían que no se desea un objeto sino un conjunto
no me acostaré con un caballo
dice ella
pero cómo sabemos
los que pronunciamos palabras
y escuchamos promesas
los que creemos en mundos naciéndose
y otros acabándose
el mundo de las moscas, por ejemplo
el sexo con caballos, por ejemplo
de tanto desear que de ahí surja materia
no como pus
no como llaman los espíritus a lo vivo
materia como un colgar
de la firmeza de un caballo
la firmeza en que la forma encaja
formas colgantes que se parecen a aquello que las desea
¿qué se siente penetrar?
pregunta ella
debe ser, pero dígame usted
sabe más de esas cosas
debe ser apretar
que flujo se haga súbdito
materia que habla sobre cómo siente su materialidad
¿humedad? ¿barro? ¿qué?
Poder, dice él
poder sacar de un cuerpo donde el otro no es posible
el talón del amor
se podría hacer cuero de este momento
un cinturón de mirar un caballo
un cinturón marrón jala con su hondo animal
un cabalgar tal vez hacia un futuro
mejor hacia un presente
con anteojeras blindada la ansiedad de ser otro
tomados de las manos
la cabeza de ella descansa en la de él
y ella lo rascará, le dará guayabas, alfalfa
zanahorias
Casa paterna
esta cosa liberada de formas
parece a simple vista
la casa que todos quisiéramos tener
el centro de toda lejanía
más cerca
no es pared
es cáscara de un orden
los objetos contra los pobres rincones
las pobres ventanas
los pobres estanques
y la vida de los peces
no sabemos dónde va a parar
expulsada de sus formas redondotriangulares
por la ira de un padre
que no se quita nunca el sombrero
eso de allá soy yo
esa manera de acercarme al pan
no podríamos llamarla hambre
es la manía de buscar dictados en las formas del brócoli
lo heredé de los que dijeron: si reconozco la planta venenosa de la no venenosa sobreviviré y hasta revelaré el desastre por venir
si el olfato me basta para seguir el transcurrir de la zanahoria
y morderla para cerrar los ojos
ante el flujo del naranja
la absorción del naranja
a la altura de una hormiga
ahora quiere ponerme a trabajar
si ella tuviera mi tamaño
haría conmigo a la cruda
lo que hago yo con esta carne desmechada
sin darnos cuenta el refugio huye
sin más pared que los deseos
de un padre
que no se quita nunca el sombrero
repetición del día martes una y otra vez
repetición del día domingo una y otra vez
si nos acercamos
podemos ver
lo blando saliendo del horno
aroma del miedo a la una en punto
Esta palabra
esta palabra puesta aquí
no servirá
para que duerma tu madre
al menos los antiguos dueños
dejaron un comedor
Ahí tampoco
puede dormir
ninguna madre
Mira
estas paredes
parecen las primeras paredes
en hacerse pared
Y esta mesa
un escalón a algo que puede ser
Lo que más te gusta ¿Qué es?
Dormir y no soñar
Dormir y no soñar
este cuchillo
el primer cuchillo
en sentir el tacto de la carne
dos tenedores
tres colchones
con sospechas de
chinches y uno inflable
hacen casa
las tías las abuelas las primas
no crecen en los árboles
las ardillas
son el lugar lo que antes
pesaba con asombro
menos mal
los niños
cada mañana
ven una ardilla
y gritan
Mamá, una ardilla
menos mal
el afán por la nieve
a qué sabe
cómo se siente
las promesas
de la guerra y los muñecos
el árbol
los regalos
Santa Klaus
sustituyen
la incertidumbre
de un bolsillo seguro
sustituyen
el temor a la tos
cada vez
que el aire
entorpece
su salida
dentro del pecho
del niño
de la niña
bien aprendida la lengua del polvo
la llevas en tu respiración
y si en una estación del metro
estornudas
alguien
con buenos modales
te dirá
bless you
Diario 1
la luz sobre las piernas
la nitidez con que la imperfección entra en el cuarto
también a la nada le cuesta pasar
de semilla a tronco a rama a hoja
Ilustración
uno de los personajes del libro es una tostada con ojos, sonríe
el niño pregunta si los humanos del libro pueden verle la sonrisa a la tostada
la mamá responde que no
si se la vieran no se la querrían comer
no se come carne de aquello que sonríe
Lugar común
en la ciudad donde crecí
le dicen ñufla
al mugre que se queda
atascado en el diente
después de comer
ñufla
suena horrible
como un hombre con sonrisa de topo
más color de la cuenta
de dudosa procedencia
sin corbata
y zapatos mal embetunados
la poesía se reserva
el derecho de admisión
para esa rima y esa clase de sujetos
también
para la palabra alma
y ni se le ocurra
que la palabra vida entrará aquí
cuidado con el llanto
que inunda a las sirenas de la Séptima
y si dios aparece
-peor si lo hace con mayúscula-
amordácelo
lo más pronto posible
métalo en un baúl
que se lo coma el comején
antes de que se haga palabra
antes de que
un nudo ciego
ahorque
con el más común de los lugares
Ahorrar
pan nuestro
acera nuestra
no debe
desperdiciar dinero
no debe
enamorarse
no debe
decir de más
y la mamá
su tragedia de inmigrante ilegal en Arizona
y el papá
sus mujeres de quince tetas grandes uniforme católico
las estrías
y las revoluciones de nariz aguileña
apellidos judíos
bañados en grasa de marrano
café negro
sin leche y sin azúcar
guaduales mulas ríos
remolinos y primas
terratenientes de sombrero
trajes y educación en Londres o París
la muerte se abalanza
entre generaciones
escarba en las muelas de los nuevos
por ahí cuando los borrachos
salen y miran recostados en postes
se aprende entonces a querer a las ratas
qué valientes
arriesgar su vida
por un pedazo de periódico
para alimentar quién sabe qué vientre
qué óxido
y la gente al lado
contando
que un cadáver
tres días
eso le pasó por fumar crack
aunque no ha visto una cobra
sabe que tiene sus ojos
aunque no ha olido un zorrillo
su almizcle ya está aquí
la muerte de los otros
aún no la ha tocado
espera no invocarla
¿y si le hace una propuesta?
diría su papá
que se está prostituyendo
porque eso o lavar platos
es lo único
que se puede hacer
allá tan lejos
pronto le escribirá una carta
le dirá que hay peores
que tiene amigas que se acuestan con sus editores
que más de una vez
han quedado
atascadas en la uña de un topo
entonces
muerte
qué opinas
si te hace cositas
y por la mañana te lleva el desayuno
de jugo de naranja
y huevos con cebolla y tomate
muy a la colombiana
¿prometes una tregua?
¿cómo te gustan los huevos,
muerte querida?
© Imagen de portada: Fátima Vélez Giraldo.
Sobre la autora:
Fátima Vélez Giraldo. Manizales, Colombia. Poeta, narradora, madre, profesora y estudiante eterna. Ha publicado los libros de poesía Casa Paterna (2015), Del porno y las babosas (2016 y 2022), Diseño de interiores (2019) y la novela Galápagos (2021). Vive en Nueva York, donde está haciendo un doctorado en Estudios Culturales hispánicos.
Ana Varela Tafur
Ana Varela Tafur (Perú, 1963). Poeta, docente y activista cultural. Ha publicado, entre otros títulos, ‘Lo que no veo en visiones’ (1992), ‘Voces desde la orilla’ (2000), ‘Dama en el escenario’ (2001) y ‘Estancias de Emilia Tangoa’ (2022).