Chapapote en las manos, en el pelo, en la ropa, en el balcón, en mi cama. Mi sangre es de chapapote, marcada. Renegada por el sistema y por la todopoderosa comunidad artística. Antes de la cuarentena ya me habían confinado, me habían condenado a hacer arte sola.
Dosieres HM
Una sección dedicada a la Investigación, el Análisis Sociocultural, el Periodismo, las Ciencias Sociales y la Documentación Política. Porque creemos en otra forma de leer. En otra manera de entendernos.
Man on the Moon
La televisión dando el parte diario de nuevos contagios. La gente buscando comida en colas cada vez más largas. Mi esposa averiguando dónde hay pollo para el niño. La angustia de saber que, por un buen tiempo, no veré a mi hija que vive en México. La incertidumbre de si me alcanzarán este mes los datos móviles para hablar con ella.
Trabajo de archivo
De cara a lo que vivimos, lo que más sentido tiene para los artistas es defender una actitud. Está por verse aún cuán herido o cuán sabio se va a levantar el mundo de este embate. Las maneras de producir objetos artísticos, las maneras de ser un artista, van a cambiar y no sabemos cómo ni cuánto.
Cibersociedad, I love you
Mi perseverante autoaislamiento comenzó en 1972, cuando tenía 11 años de edad. En paralelo a un enquistamiento insular, ya que por muchos años a los cubanos se nos prohibió viajar a otros países, es decir, fuimos sometidos a una cuarentena de fronteras sin piedad y sin nasobuco: un castigo sin culpabilidad.
Libros viejos y porcelana
A Jaime lo expulsaron de la Universidad de La Habana el cinco de febrero de 1980 y ya para entonces había perdido el contacto con Sonia. En Matanzas vagaba inútilmente buscándola, pero no había casa que se llenara de mercancía pirata, ni donde comprar una bailarina de porcelana.
La tierra intermedia
La filosofía taoísta plantea que todos los eventos negativos vienen acompañados de algo positivo. Si bien la situación es lamentable, este tiempo “congelado” se puede convertir en algo provechoso y que contribuya a nuestro bienestar.
Serpientes
No llevo un diario, no sé escribir. Una témpera de cada lata que abro es la alternativa. Ganas de pintar, ningunas. Cloro. Se resecan las mucosas, la piel se pone escamosa. Se acaba el aceite. Incertidumbre. Duermo de día. El horror de los medios: las redes, la televisión, la radio. La noche es lo único.
Módulos
Tomo el overol y el nasobuco. Aún no sale el sol: 6:35 a.m. Me visto, voy al parqueo a buscar la moto: 7:10 a.m., y salgo hasta San Agustín, allí recogeré al electricista: 8:05 a.m. Vedado, llega el albañil en una bicicleta: 8:45 a.m. Comenzamos sobre las 9:00 a.m. Trabajo como ayudante de ambos.
Notas de confinamiento
La cancelación de todos mis proyectos hasta nuevo aviso me pone frente a un dilema. Sin embargo, no soy el único en medio de esta transformación: allá afuera existen millones de personas que han quedado desempleadas y de alguna manera estamos colocados en una misma disyuntiva.
Profilaxis y normalidad
Estamos ante un conflicto global que plantea una visión mucho más restringida de las libertades ciudadanas. El Estado socialista de la República de Cuba hace décadas viene instrumentando tales restricciones. Desde antes de esta crisis, la ciudadanía cubana vivía bajo sus signos; desde allí, pacientemente observaba la futura y venidera normalidad.









