Austin Llerandi Pérez es profesor y escritor. Nació en La Habana en 1990. Actualmente cursa la licenciatura en Español-Literatura en la Universidad de Ciencias Pedagógicas y trabaja en la misma niversidad. Ha obtenido varios reconocimientos, entre ellos: Premio Especial de la AHS, 2014; y el Premio Internacional de Poesía Letras como Espada, 2016.
Like
Karl Krispin
Con el escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) sucede que, dada su extraordinaria obra que lo hace ver como un escritor entre escritores, nadie quiere dejar de admirarlo; pero a la vez, cada quien desea con vocación de avaro reservarse su interpretación muy personal de su obra.
Nguyen Peña Puig
Debes aprender a controlar la ira, eso me dice el Innombrable. Claro, él no tenía que lidiar con la flaca. Pero algo se logró, hasta ahora al menos. Aprendí que era preferible contar hasta diez, hasta quince, hasta treinta; terminar dándole un beso en la frente a la flaca, antes que incrustar contra la pared su preciosa cara de ausencia.
Milena V. Hidalgo Castro
A las nueve de la noche ya estaban ebrios, sentados en el piso siguiendo los patrones circulares dibujados por mí, embarcados en un debate sobre su relación con Dios, a la espera de su turno para hablar.
Manuel Pereira
24 horas más tarde aterricé en La Habana y le entregué ese texto clandestino (no anunciado) a Carlos Rafael Rodríguez. Poco después Crónica de una muerte anunciada fue publicada simultáneamente en Colombia, en España, en México y en Argentina. Obviamente el Gabo había obtenido el imprimátur de Fidel Castro, como compete a toda alta autoridad eclesiástica o ideológica. La Edad Media casi en estado puro.
Iris Rosales
En el otro lado de la casa construí un refugio. Te dejé la tapa abierta para que puedas encontrarlo fácilmente. Si algo llega pasar, escóndanse allí. También puedes usarlo como celda de castigo para ella. Mi hija tiende a ser muy fuerte y testaruda, pero recuerda: todavía es una niña, la clave está en no demostrarle miedo.
Amaury Pacheco
Un policía
golpea con su tonfa la cabeza de un opositor:
la sangre brota, baña su rostro. Y con técnica de inmovilización
le fractura el hombro, lo asfixia hasta el marrón.
Barbarella DʼAcevedo
Yo estuve ahí. Llámeme si quiere la mujer sin nombre. Ninguna de nosotras tenía nombre cuando estaba a su lado. Y estuve para llorar su muerte en día que debió ser de fiesta y gozadera.
Román Gutiérrez Aragoneses
Ella lanza violenta un ensarte de malas palabras zurcidas con hilos plateados de babaza que aseguran la refriega. Hilos brillantes. Nudos de espuma ballestrinque. De aquí no hay quien salga.
Ylena Zamora-Vargas
Soy comunista y capitalista,
soy comalista,
reparto comas,
y hago listas,
y hago listas con comas,
porque me encantan las pausas
indefinidas…