Hypertexto

Juan Belmonte

Escribir es torear (erótica del casi-cadáver)

Entiendo la escritura no como una operación de guerra ni como un discurso de la beligerancia. Estas ideas que escribo al vuelo no son una operación de guerra ni un discurso de la beligerancia. Rebelarse se ha revelado inútil. Estas ideas son un deseo desarmado que goza estando indefenso.

Lynn Cruz

Lynn Cruz en una estación novelada hacia ninguna parte

Terminal (Editorial Hypermedia, 2020), libro con el que debuta en la narrativa la actriz y dramaturga cubana Lynn Cruz, es un relato cortante y apurado sobre los deseos humanos. La novela transcurre en la sección de lista de espera de una terminal, donde el personaje central, traza los tejidos de las vidas que tiene a su alrededor.

La Revolución que nos quedaba. Nota al realismo sin magia

“Un bodrio jacobino”, eso es lo que representa poner a la patria en una encrucijada entre la vida y la muerte, entre lo que nace y aquello que será decapitado sin derecho a la palabra. Añadiré solo una imagen al concepto: guillotina, tijera a la francesa puesta al servicio de la comuna; himno estrepitoso, altisonante, delirante, bizarro, soso…

Carlos Lechuga

En brazos de ese país llamado Carlos Lechuga

Cuando una comienza a envejecer entiende que el único país posible, habitable, es aquel que se arma de fragmentos. Así me acerco a la no-novela de Carlos Lechuga En brazos de la mujer casada (Hypermedia, 2020), con esa candidez que acompaña al realmente no saber qué me espera.

Daniel Díaz Mantilla

Está en mí, va conmigo

Todas mis patrias arraigan en mí. No hay bandera, himno o geografía que las nombre completas, ni frontera que alcance a limitarlas. Dos patrias tuvo el poeta. Mas no eran menos por ser más de una, ni eran mejores, ni más puras, ni exclusivas. Patria es también la poesía. Patria es también el horizonte.

Gertrude Stein

La llave perdida de Gertrude Stein

La otra Gertrude, vestida con batón negro y pañuelo blanco en el cuello, la mira desde la pared de la chimenea. Cuando Picasso terminó el retrato, luego de noventa días de trabajo, Gertrude quedó insatisfecha. “¿Nos parecemos?”, preguntó. “No te preocupes, con el paso de los días te le irás pareciendo”, respondió el artista.