A Duannis León lo sostiene Cuba

Duannis Dabel León Taboada está preso, pero es un hombre libre. Eso es lo que se siente al hablar con él por teléfono o recibir sus cartas desde el Combinado del Este, la prisión de máxima seguridad donde lo han recluido por ejercer su derecho constitucional a la protesta en el espacio público. Duannis no solo ha decidido asumir y mantener una actitud de irreverencia ante el poder despótico que lo castiga, sino que siente alegría por ello, por lo que él llama cumplir con su deber de cubano.



Homenaje familiar a los presos políticos (11J, 2024). Imagen: Cortesía de la familia.


Vecino de la Esquina de Toyo, en el Municipio de 10 de Octubre, fue detenido el 16 de julio de 2021 y conducido a 100 y Aldabó, donde permaneció aproximadamente tres semanas. En ese momento tenía solo veintidós años. Su madre y una hermana, que lo habían buscado de manera frenética por todas las estaciones de policía de la ciudad, lograron saber su paradero por un compañero de celda que tuvo la suerte de ser liberado; entonces comenzaron a ir diariamente al centro de detención con la esperanza de que les permitieran verlo. Cada día les prometían y dilataban el encuentro justo porque, como a muchos de los manifestantes, a Duannis lo habían golpeado brutalmente. Debía desinflamarse.

Su traslado a la prisión de Valle Grande fue igual de turbio. Yenisey Taboada solo supo porque su vecino, Elier Padrón, lo vio llegar a la cárcel y le avisó a la familia. Sin embargo, no duró mucho tiempo en ese centro penitenciario. Al inicio, Duannis fue acusado de Propagación de epidemias y Desorden público, pero en octubre de 2021 su madre recibió la noticia de que la Fiscalía había cambiado esos delitos por el de Sedición, y que su petición fiscal era ahora de veintiún años de privación de libertad. Yeni pensó que era el final de su vida. Llorando, y por teléfono, tuvo que darle la noticia a su hijo, quien por una vez no fue capaz de animarla. 

Como único hijo varón, Duannis se acostumbró desde muy niño a defender a sus hermanas y a su madre y a buscar vías para aportar a la precaria economía familiar. Sin embargo, siempre le gustó leer, algo que lo ha salvado de tanto tiempo inerte y que lo motiva a escribir dentro de la prisión.



Duannis durante su jornada como barbero (2020). Imagen: Cortesía de la familia.


Después de varios juicios, Duannis resultó condenado a catorce años de privación de libertad por un tribunal que no contempló las más mínimas garantías procesales. En consecuencia, fue trasladado al Combinado del Este. En ese destino las vejaciones a su cuerpo solo aumentan. La soldadesca se ensaña, incómodos ante la dignidad de quien se niega a admitir una culpa que sabe no tiene. No quiere vestir el uniforme de preso, no acepta ninguna prebenda, incluso en ocasiones se opone a salir al patio o permanece en su cama. Las golpizas y los periodos en celdas de castigo comienzan a acumularse y tanto su salud, como la de su madre, se resienten aceleradamente. 

A partir de argumentos como el visible desgaste de su mamá, su sentido de responsabilidad familiar y la fe en un futuro nacional de libertad han conseguido que Duannis adopte una estrategia de resguardo y de espera. No obstante, es siempre claro en lo que lo guía: “Es preferible vivir en una celda inhabitable, enfrentando torturas, que con los pensamientos encadenados por la injusticia”.



Yenisey Taboada a las afueras del Combinado del Este (2024). Imagen: Cortesía de la familia.


“Mi alma es libre en mi pensar”.

Duannis León Taboada comenzó a pelar cuando todavía estaba en la secundaria, motivado por la necesidad de aprender un oficio que le permitiera llevar dinero a su casa. Unos años después inició sus estudios de Metrología, Normalización y Control de la Calidad en el Instituto Tecnológico René Ramos Latour. Realizó el servicio social en la empresa Suchel Camacho S.A.

Durante todo ese tiempo mantuvo como pudo su vocación artística. Iba dejando parte de sus ingresos para comprar materiales con que dibujar y pintar lienzos. Era consciente de que aquello no podría pasar de ser un hobby, aunque sus cuadros fuesen usados por su escuela para emular con otras o se presentasen algunos en la Casa de Cultura de su localidad. 

En la cárcel, Duannis a veces dibuja, sobre todo postales o cartas coloridas para regalar a su madre, sus hermanas o su novia. Un día le dio a Yeni la sorpresa de un certificado a la mejor madre del mundo. Pero su mayor desahogo consiste en leer y escribir, sobre todo prosa poética donde narra sus sueños o describe el porvenir como si fuese un hecho en el cual su cuerpo ya no está entre rejas.



Diploma de Duannis para su madre (2024). Imagen: Cortesía de la familia.


“Sueño gritar, correr, en una pradera de flores. Quisiera sentirme libre como el viento, mi cuerpo está encarcelado pero mi alma enérgica es libre en mi pensar. Me encuentro en una burbuja oscura en las mazmorras que en ocasiones me traicionan y caigo en estados depresivos, pero lo que me da fuerza es mi propio enemigo. Todo está en la mente, la respuesta se encuentra en luchar con alma y corazón por nuestra causa, una causa que nos da vida y que nos guía. Ser fuerte y nunca rendirse hasta la libertad”. 

En no pocas ocasiones es Cuba la protagonista en la escritura de Duannis, como mismo ocurre con la poesía del también muy joven preso político José Alejandro Rodríguez Gelín. Es Cuba personificada tal vez para poder alcanzarla, sostenerla, acompañarse con ella. Cuba, adolorida, pero viva.

“Da pena verla pendiente a cada grito de ayuda que desprende, de su vientre nutrido tanta hambre muda. Es azúcar lo que suda. Muchos secretos esconde. Me plantea mil preguntas que con silencio responde. Es invisible a las dudas, nadie conoce su nombre, todos le decimos Cuba”. 

Hoy Duannis se encuentra de nuevo en celda de castigo, golpeado e incomunicado. Alguien llamó para avisar que había salido al patio del penal gritando “¡Patria y Vida!”, además de “¡Libertad para todos los presos políticos!”. El día de su juicio de casación, en mayo de 2022, Duanni perdió la paciencia ante las mentiras del juez y gritó con todas sus fuerzas; “¡Abajo la dictadura! ¡Abajo Díaz-Canel! Ustedes son unos corruptos. Por eso esto es Patria y Vida”.  

Su madre esta vez no pudo aguantar la mala noticia sin desmoronarse, por lo que sufrió un accidente cerebrovascular y se encuentra hospitalizada en el Clínico de 26. A esa condición la ha llevado la violencia de Estado contra su hijo, al que sabe inocente e indefenso, pero insumiso ante la miseria moral de sus captores.





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