Ariel Ruiz Urquiola: el camino de la protesta holística

“… un gobierno es solo un reflejo de la sociedad, que es un reflejo de nuestra propia conciencia. Para crear un cambio fundamental, nosotros, los miembros de la sociedad, tenemos que transformarnos”.
Thich Nhat Hanh.


El próximo lunes, 29 de junio, Ariel Ruiz Urquiola, ciudadano cubano, se dirigirá en audiencia directa, sin intermediarios, al pleno del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Ginebra. 

La audiencia ha sido conferida después de que el pasado lunes 22 de junio, el biólogo, medioambientalista y activista por los derechos civiles, entregara una carta en dicha sede dirigida a la Dra. Verónica Michelle Bachelet Jeria, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, y comenzara acto seguido una huelga de hambre, sed y medicamentos que fuera depuesta este viernes, una vez acordado su pedido de audiencia directa. 

En la vista del lunes, Ariel Ruiz Urquiola presentará su caso, así como el de su hermana, Omara Ruiz Urquiola, en tanto víctimas de crimen de lesa humanidad por parte del gobierno cubano. 

Si bien el hostigamiento a los hermanos Ruiz Urquiola por parte del régimen cubano ha sido sistemático a lo largo de los años, privando a los mismos de libertades inalienables como el derecho a la libre expresión, el derecho al trabajo, la atención médica, la libertad personal y de justica, la intervención de este lunes se centrará en el ataque por armas biológicas al cuerpo de Ariel Ruiz Urquiola, al habérsele inoculado ex profeso el virus del VIH por vía intravenosa (a través de un suero de dextrosa concentrada) en 2018, mientras se encontraba en la Sala K de Penados y Cuidados Especiales del Hospital Abel Santamaría, de Pinar del Río. 

Para entonces, el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria había reconocido la detención y encarcelamiento del irreductible activista y ambientalista cubano como arbitraria, y Amnistía Internacional le declaraba Preso de conciencia.

La Sociedad Internacional para los Derechos Humanos (ISHR, por sus siglas en inglés) hizo público el caso el 1 de diciembre pasado, Día Internacional de los Derechos Humanos, explicando en su carta abierta cómo “el corto tiempo entre la hospitalización y la enfermedad con un alto inóculo (material infeccioso o uno como antígeno que actúa como parte de un germen), por ejemplo, de un virus de laboratorio, puede ser explicado”. 

La comparecencia de Ariel Ruiz Urquiola, directa y sin intermediarios, frente al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos marca un hito en la denuncia de crímenes de lesa humanidad de carácter sistemático por parte del régimen cubano contra sus opositores pacíficos. Consciente de ello y haciendo énfasis en la continuidad de estas denuncias ante el comisionado, el activista invitó a Rosa María Paya, hija del prestigioso activista político cubano Osvaldo Payá, fundador del Movimiento Cristiano de Liberación y del Proyecto Varela, y fallecido en 2012 en un pretendido accidente automovilístico, a hacer pública la noticia de la presentación de Ariel en la ONU y consecuentemente su deposición de la huelga por inanición entrada ya en su quinto día.

Tras su denuncia, donde lo personal adquiere un halo simbólico esencial, está la denuncia de las muertes de otros opositores pacíficos al régimen cubano que no han podido ser demostradas, como son los casos de Harold Cepero Escalante, Oswaldo Payá y Laura Pollán, por tan solo mencionar los más recientes. 

Ariel ha manifestado en repetidas ocasiones que no teme a la muerte. No hay en ello ningún martirologio, sino un ser de una convicción y una serenidad admirables para muchos, desconcertantes para otros. Tampoco le atribula el apego a bienes materiales. A pesar de haber sido expulsado de la Universidad de La Habana y de su trabajo como Doctor en Ciencias Biológicas, Ariel optó por reinsertarse en la sociedad cubana como campesino (de hecho, su carta a la ONU está firmada como campesino arrendatario). No le interesa tampoco la opción política. 

Su lema, “Libertad o Libertad”, se acompasa orgánicamente con la filosofía de meditación vipassana que está en el centro de la existencia de Ariel y que asoma, cada vez más, como alternativa global efectiva contra los mecanismos del poder moderno. Un poder que regula, controla y decide la vida del individuo a partir tácticas y normativas (Biopolítica). 

La meditación vipassana implica un cambio epistemológico, a partir de la práctica personal, que conlleva a la esfera social extendida. La conciencia individual debe ser pues entendida como microcosmos de la esfera política, capaz de generar una cadena renovadora que influye en la conciencia colectiva y global. 

Esta ontología relacional contiene en sí misma a la ontología del inter-ser (ontology of interbeing) y al ser ecológico (ecological self), que propone una relación horizontal y de integración plena con el mundo, diluyendo el antropocentrismo basado en un dualismo enfermizo y de dominación, típico de las nociones modernas del yo, que contrapone a humanos y no-humanos, el yo y el otro, naturaleza y cultura.

La transgresión de estos paradigmas de poder, generadores de divisiones artificiales, implica, en su entendimiento simétrico y sincrónico del mundo, una revisión de los presupuestos judeocristianos, marxistas y humanistas, que han demostrado ser estructuras de dominación; y abre una brecha sin precedentes que resquebraja esas propias estructuras de dominación.  

Supone también la destitución del hombre humanista o del homo Clausus por el hombre poshumanista o los homines aperti. Nótese el cambio de singular a plural, porque ese yo arrogante y egocéntrico deja de tener sentido. 

Este entendimiento holístico del mundo, que es asumido cada vez más como único modo de vida y protesta efectiva frente a los mecanismos de poder, tiene en Cuba a Ariel Ruiz Urquiola: una semilla que desde la total libertad del individuo dueño de sí, irradia como estrella desde la práctica personal hacia la esfera social extendida. Imposible de encasillar en las categorías duales tradicionales. El poder no encuentra clasificación para el descrédito y se descredita a sí mismo ante un ser que es paz, comprensión, convicción y empatía.

Este año marca el 75 aniversario de las Naciones Unidas. La intervención de Ariel Ruiz Urquiola, programada para el próximo lunes en audiencia directa, significa además la denuncia ante esa entidad del gobierno cubano, que busca su reelección como miembro del Consejo de Derechos Humanos de dicha Asamblea. 

Ariel no irá solo. Como bien acota su hermana Omara Ruiz Urquiola, en conversación con Rosa María Payá, tras serle conferida su audiencia sin intermediarios ante el órgano rector de los derechos humanos:

“En el sacrificio de Ariel, en la constatación de este crimen que él puede demostrar, va implícito el sufrimiento de tantas familias por crímenes no demostrables (…). Con Ariel, ese día en el Alto Comisionado de Ginebra, vamos a estar 14 millones de cubanos”.

#LibertadoLibertad


* Imagen de cubierta: Cortesía de Remy Philippoz.




¡No Fidel, no ahora! Otra economía poética - Juliana Rabelo

¡No Fidel, no ahora! Otra economía poética

Juliana Rabelo

En un bodegón, una mujer se asoma desde la puerta y grita: “¡Se acabó el picadillo, caballero!”. Por suerte, quien esto escribe solo quería lentejas. El número seis de la cola no lo tomó tan bien: “¡Si Fidel estuviera vivo estas cosas no pasarían!”. Ahí mismo llegó mi primera tesis cuarentenal: Fidel es un progenitor de estoicos.