También en Cuba llueve una lluvia ácida esperanzadora, un tiempo tormentoso que se recrudece, una lluvia constante que no se acaba de llevar lo malo, ni la mala.
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Mucho ‘pride’ el año entero
La pinga de los poemas de ‘Hilo+Hilo’, escrito entre 2011 y 2012, ha desaparecido de mis poemas actuales. Es la misma pinga, pero flácida. Pronunciada en un susurro. Pronunciada cuando mi hijo se duerme, para que no me oiga.
¿Cómo sería la vida si estuviéramos tuguéderes?
Escribo la promesa de que cuando estemos al fin tuguéderes, vaciaré los libreros y desapareceré los libros. Las novelas de Bernhard, las pajas de Bataille, los estornudos de Beckett. Los poemas de los más de cien poetas que prefiero y no prefiero, la poesía que odio si no estamos juntas.
Un cuento para los hijos por el Día de las Madres
¿Cómo decirle a Domingo que él también era Domingo? ¿Cómo decirle a Domingo que Domingos eran ellos? Domingo casi entendió lo mismo que no entendió. Pero ya estaban tan lejos que casi nada importaba. ¿Cómo decirle a mamá la verdad de los Domingos?
Abajo Constantinopla (feliz cumpleaños, mi amor)
Imagínate que tienes una novia en Cuba que sueña que la policía viene a llevársela. Imagínate que tienes una novia en Cuba que sueña que la persiguen. Yo no me lo puedo imaginar. Yo no quiero que mi novia, ni que ninguna novia del mundo, sueñe que la policía viene a buscarla.
Quiero ver esa película
Lo que sucede con Quiero hacer una película es que no puedo contarla. Identifico el lenguaje con el que ha sido narrada como mi propio lenguaje; reconozco en las escenas cada una de mis palabras en cada uno de los libros que escribí en La Habana y que sigo escribiendo fuera de La Habana. Me llamo Yimit Ramírez y estoy enamorada.
Literatura cubana: Japi Fébruari Fourtín
Los vapores indiscriminados del amor hacen estragos en los libros de mis escritores cubanos pornográficos, conocidos y menos conocidos. No sé si eso sea bueno o malo, pero es una verdad amorosa y caliente, como un tragamonedas oscuro en una carretera oscura del sur caluroso de la Florida.
Ministerio sin cabeza: ¡Que la saque, que la saque!
La mejor forma de anular la violencia de un Ministerio de Cultura triste, enfermo, en agonía perenne, es poniendo amor en cada uno de sus puestos ministeriales. Cuando digo amor estoy hablando de besos, abrazos, caricias, mordidas, pellizquitos y succiones. Que el ministro sea noviecita del viceministro, que se quieran y se casen. ¡Que la saque, que la saque!