“En Cuba está de moda el efecto ‘Ai Weiweiʼ: algo muy parecido al realismo socialista, pero a la inversa. Es una ecuación fácil: si haces comentarios en contra del gobierno cubano, automáticamente estarás en todos los medios internacionales; esto quiere decir más fama, lo que se traduce en más mercado, más dinero”.
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#reinicioenfrío con Leonardo Luis Roque
“Pintura política intenta ser todo el tiempo un ejercicio pictórico, más allá de lo que proponen sus títulos. Lo que sí te puedo decir es que pintar es un acto 100 % político. En cuanto a las ventas: no te dejes engañar, todos están paʼ tener balas, el que te diga lo contrario te está tomando el pelo”.
El Apartamento ¿del MINCULT? y otras habladurías
“Ahí está el factor El Apartamento, los machetes sin filo, la pérdida de foco, la chusmería, el penquerismo, y mi nombre. Ponlo así. Y la catarsis, la soga, Trump 2020, la opción cero es importante, ya no hay válvula de escape, ni líder ni liderazgo”. “¿Trump 2020? ¿En serio?” “¿Y Díaz-Canel 2022? ¿En serio?”
Ofill Echevarría en la grieta de la multitud
Durante las últimas décadas, las multitudes han venido construyendo, de forma paradójica, una metáfora visible de la soledad; Ofill Echevarría ha penetrado por esa grieta para explorar, a través de cada pintura, cada fotografía y cada video, este fenómeno que en gran medida testimonia el estado actual de la condición humana.
El funcionario totalitario
Críticos de arte y cuadros políticos convergen instituyendo un imaginario coactivo: lo que el cuadro prescribe y violenta en su función de gestor cultural, el crítico lo omite en su escritura de la historia. Las dos acciones reforman continuamente el mecanismo victimario; ambas se vuelven artífices de la culpabilidad del violentado.
La envidia del pene de las críticas cubanas. El caso Sandra Ceballos
Denunciar sin fundamento ni argumento (porque ha sido eso: una vendetta donde solo interesaba poner la frase en blanco y negro) a Sandra Ceballos como “la peor mafiosa y mercenaria de las artes en Cuba”, es ponerle una diana en la frente a una artista que siempre ha estado en la mira de los estamentos represores cubanos.
José Franco: “Ya veremos qué queda del arte cubano contemporáneo”
“En esta época de pandemia el arte ha demostrado su verdadero valor. Todas las artes han ayudado a las personas que se encontraban en confinamiento. Internet ha permitido que se puedan ver películas, oír música, leer libros, visitar museos, y también que el arte juegue un papel educador” .
Un Miami apócrifo y una Habana mentida: ¿dónde está la diferencia?
Janet Batet y Andrés Isaac Santana comparten más de un criterio y una admiración confesada. En cambio, no logran ponerse de acuerdo cuando se trata de enjuiciar el arte producido en la Isla. Donde uno prodiga dádivas, la otra se muestra reacia y llevada por el sarcasmo. Si se tratase de hallar un criterio de verdad, ¿dónde encontrarlo?
¿Frankenstein versus Drácula?
“¿No crees que el Ministerio del Interior construye mejor a sus ‘artistas’ que los galeristas o los espacios supuestamente destinados a cimentar una red comercial capaz, estimulante y rentable? Los agentes de la Seguridad del Estado son los mejores publicistas del arte cubano…”.
José Bedia: “Los curadores quieren pasar como los verdaderos artistas”
“Yo ya estaba exiliado mentalmente antes de irme de Cuba, aunque nadie se enterara. Esto sucedió, paradójicamente, encontrándome fuera de Cuba: en Angola, en 1985. La decisión se produjo después de que impedí, a punta de fusil, que los compañeros de mi camión violaran a una mujer local enfrente de sus tres hijos”.