La guerra que se hizo sin la guía del demócrata, con demócratas menores reducidos a soldados, con formas republicanas pero sin espíritu de democracia, dio origen a una República repleta de aspirantes a dictadores.
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¿Piensas ya en el amor?
Quiero ejercitar mi memoria con estas fotos. La sensualidad deforme de mis tetas, mis nalgas, la boca entreabierta, hongos, familia de opiáceos… La dilatación del tiempo en el fotograma.
El Paraíso se derrumba
¿El Paraíso se derrumba? Sí. Entre Cuba y la Noche, lo que va quedando es la Noche.
Adiós a la mujer casada
Cuba es un país extraño, un país que hace daño, pero hay que ser fuerte. Engañarse, inventarse algo para avanzar. Ya tengo una edad: o construyo o me muero.
#MeToo or not #MeToo
Si el #MeToo te pone la cabeza mala, ¿el falso feminismo también? ¿Se trata de un puritanismo extremo, del totalitarismo de una militancia férrea? ¿Dónde comienza la cacería de brujas?
Ojo por ojo: imaginar y ver pornografía
¿Por qué aparece el cine porno con el cine? Por las mismas razones por las que, cuando le regalas un celular a un joven, enseguida ya está queriendo probar la eficacia de la cámara y filmar sus desempeños sexuales.
De la palabra pública
En lo que a mí respecta: progreso me sobra, me faltan ganas de matar al policía, por ser escritor soy un perpetuo desclasado, y el sexo lo tengo bajo control a mi edad.
Esfínter interior. Un no-performance con Javier Marimón
Allí donde lo pulcro sistémico sucede, no permitiremos que entre un culo. Esto diría un inspector del Decreto Ley 349. La distracción que genera un culo sabroso, un culo desnudo, un culo altoparlante, vociferante, celulitoso, sería demasiado libertaria (todo lo libertario debe ser censurado). Quizás el no-performance debería suceder en mi esfínter.
Visibilia de visionarios
Alguna sospecha tiene uno, cuando vive mucho tiempo en La Habana, que la ciudad, supongo que como la mayoría de las ciudades, se levantó sobre la pobreza lo mismo que sobre la riqueza. Pero la pobreza, que es como una mujer fea, es difícil que no deje su huella en siete u ocho generaciones siguientes.
La naranja de Felipe Dulzaides
Felipe Dulzaides vive en La Habana y acepta responderme un cuestionario: “Yo trabajaba para la cámara. Un trabajo que, irónicamente, refleja el drama existencial de ser un individuo culturalmente fuera de lugar. No puedo dejar de reírme: creo que siempre lo he sido, no importa el contexto”.









