Ante una catástrofe, la política de desclasificar da al traste con la reticencia de los organismos militares. El ICRT, concatenado a este gobierno, sabe más de cuatro cosas. La población está muy susceptible. Es el momento adecuado para “des-clasificar”. Porque ahora, más que nunca, es conveniente persuadir.
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Alamar, cenotafio de poetas suicidas
La conjunción de la poesía y la estadística de contagios y muertes: ¿una complicidad? Imaginaba el ingreso hospitalario y la atención médica al esquizofrénico y al suicida, y me vi de cara a ese escenario de poesía y delirio en grado sumo, erigido en la ribera opuesta de mi terraza: Alamar.
Uber Cuba 0115
Todo el mundo solo. Todo el mundo triste. Todo el mundo desesperado, al borde de la autodestrucción. De ahí salieron las ráfagas semiautomáticas de Alexander Alazo en contra de la embajada cubana en Washington, DC. De esa soledad, de esa tristeza, de esa desesperación. Tedio de una muerte masificada. Paranoia sin contenido, esquizofrenia inercial.
En el sofá, pero sin Netflix
Vivir en confinamiento es caótico y emocionalmente agotador. Cuba nos ofrece un nuevo nivel de complejidad, donde la confusión es la única certeza. Aquí, mucho antes de la pandemia, ya conocíamos la escasez, la distancia, el silencio y el confinamiento. Aquí la supervivencia siempre ha sido una máxima.
El sigilo de los hombres-sin-sonrisa
“A todos los que estamos confinados aquí nos ponen nombres de puta hambrienta con guion bajo, para mantener nuestra identidad siempre a raya”. (Una distopía sexual pospandémica, doscientos años después del primer brote de COVID-19, en una institución penal para mutantes gays que suspiran por un beso).
No molesten
Les voy a decir lo que pienso: la gente se cree que con esto del confinamiento vamos a alcanzar la paz interior. La gente se cree que, a pesar de la precariedad económica que se avecina, una parte de nosotros se va reconstruir, va a entender el sentido de la soledad y nos reconciliaremos con espacios que antes significaban solamente descanso y enajenación.
Autorreclusión y masturbación
Para articular bien la arbitrariedad de lo real con el sentido del aburrimiento, debería crearse una fluidez contextual respecto de la autorreclusión pandémica. Películas lentas, medio adormecedoras (que se ajusten al confinamiento deliberado), pero que tengan un punto de color en el erotismo y el sexo. Ahí empieza todo.
Ana Mendieta, Anthony Fauci y el terreno perdido entre las bestias
El virus (y su efecto mediático) está haciendo estragos desde hace meses, pero seamos justos: este microorganismo nos ha traído beneficios a algunos mortales: sosiego, permanencia en el hogar, preparar con calma los alimentos, dormir lo necesario, pasar más tiempo con quienes amo… Y he aquí que de pronto estoy pensando en animales.
Nasobuco, no mordaza
Las respuestas a la epidemia ponen en evidencia las fantasías inmunitarias de cada sociedad, las ficciones de control, superioridad e invulnerabilidad, en unos casos, y de minusvalía o precariedad, en otros. En palabras de Paul B. Preciado: “Dime cómo tu comunidad construye su soberanía política y te diré qué formas tomarán tus epidemias y cómo las afrontarás”.
Chic(a)
Desde que nací sueño con una revolución chic(a), algo que parece imposible porque han creado la grandeza revolucionaria: big show machista que adopta muchas formas: la marca de un auto, los puños de un tipo, la ley mordaza, el viento agitado de la precariedad y el abuso de poder fálico, que te escupe en la cola: “Ciudadana, no pregunte más”.