“El sacrificio de mis padres nos proporcionó a mi hermana y a mí la oportunidad de vivir en total libertad, sin represión y con la posibilidad de alcanzar nuestros sueños”.
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Presos políticos en Cuba: números y juicios en torno al 11J
La cantidad de presos políticos cubanos a partir de enero de 1959 ha sido un eje fundamental para definir el totalitarismo en Cuba.
Darcy Borrero: “La prensa oficial es una hidra que se come sus propias cabezas”
“Me expulsaron del diario ‘Granma’ por haber ganado un puesto en el concurso de reportajes de ‘Hypermedia Magazine’ por mi artículo ‘Misioneros… Huecos negros en sus batas blancas’, y porque ya les era incómodo mi trabajo en medios independientes”.
Me pidieron que abriera la boca
Una publicación así me iba a dejar expuesta al acoso (“Hola, linda”), al juicio (“¿A ella no le da pena eso?”), al machismo (“¿Viste a fulanita encuera?”), al intrusismo (“¿El novio no le dirá nada?”), a la hipocresía… Y hasta al absurdo de que vinculen las nalgas a la “credibilidad” profesional.
¿Y tú, soportas el frío?
Mis habilidades, avaladas por un título en Periodismo sin revalidar en el exterior y sin validez dentro de mi país, donde me incluyen en una lista de mercenarios-pagados-por-el-imperio, se resumen en facilidades de comunicación, buen dominio del idioma español y cacharreo del inglés. El resto es globo.
El manotazo (poema en un solo acto)
¿Quién ha visto a un Ministro de Cultura dando manotazos a un joven al que se debe? —Nosotros, los cubanos. —¿Cuándo? —El 27 de enero de 2021 —¿Y quién ha visto a ese ministro, después de todo, ser reivindicado por un sistema de prensa estatal que presume de pública? —Nosotros, los cubanos, que nos merecemos un mejor ministro que ese que pega un manotazo y queda impune.
Yo, puta (ve a hacerte tu paja en otra parte)
Todavía hay quienes emplean los mismos trucos para hacerse pajas mentales. Cuando le conté esto a mi amigo, me reprochó que no hubiera “leche” en toda la historia. Quería detalles de mis relaciones y de mi vida privada. Ahora, varios años después, puedo reconocer sin tapujos la violencia que ejercí y la que ejercieron sobre mí.
Benzodiacepinas en la lengua para olvidar el aborto
Tengo 26 años y cuatro abortos. La primera vez que oí a una muchacha decir que se había hecho cuatro abortos, me alarmé y pensé lo peor de ella. Yo no tenía entonces ni quince años. Ni número de seguridad social, ni una casa propia, ni otras propiedades a mi nombre. Tampoco los tengo ahora.
Algo cambió cuando me toqué el clítoris
¿Será cierto aquello de que “hay cosas que nunca cambian”? Irse de Cuba, o quedarse, sigue siendo una decisión política. ¿Cambiará eso mientras yo esté viva? ¿Será antes de mis 40? ¿Lo verá mi generación? Una voz me recomienda que, entretanto, mientras se alarga la espera, siga en lo que estaba: con mi clítoris.
No les digan que de este viaje no regreso
No tiene por qué ser un año especial. No empezaré a publicar en los medios que me deslumbran. No voy a escribir los artículos que me interesan. Este año, cuando pase lo que debe pasar y el coronavirus sea historia, a mí me tocará buscar un trabajo que me dé dinero suficiente para sobrevivir como migrante.