Un policía
golpea con su tonfa la cabeza de un opositor:
la sangre brota, baña su rostro. Y con técnica de inmovilización
le fractura el hombro, lo asfixia hasta el marrón.
Etiqueta: Literatura cubana
Barbarella DʼAcevedo
Yo estuve ahí. Llámeme si quiere la mujer sin nombre. Ninguna de nosotras tenía nombre cuando estaba a su lado. Y estuve para llorar su muerte en día que debió ser de fiesta y gozadera.
Mariela Varona: “Entre café y café y cigarro y cigarro”
“La gente de la Generación Cero le dio la vuelta a los temas realistas: se habían explotado tanto que, para ellos, ya era más atractivo imaginar un futuro distópico. Cualquier cosa que no fuera la realidad. Como yo misma hago a veces”.
Dame limbo
Ven, vamos a reírnos de los especialistas: cubanólogos, de la literatura femenina y negra y blanca, queer y de frontera, latinoamericana entera, incapaces de imaginar chuparle el pirulí a un perro, y cómo escribir bien sin disposición semejante. Los escritores, casi todos aburridos, pesados, les falta un vínculo entre esferas, un inspirar y un expirar correctos.
Carlos Esquivel
Me iba mal en La Habana y fui a Miami para que mi vida cambiara y empecé a lavar platos en un restaurante hondureño y una noche tuve problemas con un gringo y le llevé la mitad de una oreja con una navaja…
Debe haber un sentido para todo esto
Hace muchos años, Raúl Flores Iriarte me soltó una pregunta: ¿Cómo se siente ser un escritor consagrado? Después de tanto tiempo leyendo, escribiendo, hablando de literatura, un escritor (consagrado o no) empieza a decirse: Debe haber un sentido para todo esto. Hablemos de lo que significa soltarlo todo y largarse.
Ariel Maceo Téllez
“Papa, estas pálido”, me volvió a decir. Entonces fue cuando reaccione. Revisé el bolso y me puse un pulóver seco. Todos bajamos de la grada y nos acomodamos en los bancos que tiene el Saborit. Aún no llegaba ninguna noticia del hospital.
Virgilio Piñera: las fábulas, la tumba, los graznidos (II)
Desde 1959 no han faltado en Cuba funcionarios tocados por la soberbia, ensombrecidos por el ejercicio del desprecio, y, al cabo, por una confusión épica consagrada a la “corrección política” y a las tonterías de la idea del compromiso social inmediato de la literatura.
Virgilio Piñera: las fábulas, la tumba, los graznidos (I)
Hace 40 años a Virgilio Piñera le dio un infarto y se murió un día como hoy: 18 de octubre. Estábamos en 1979, a un paso del Gran Éxodo. El Viejo Papagayo Graznador, la criatura enjuiciadora de “Grafomanía”, emitió, como aquel personaje de Samuel Beckett en Cómo es, su último cuac. Dijo cuac-cuac y dejó de respirar.