No hay una única forma de lucha feminista. No hay ninguna florecita del día de la mujer, de la FMC, de lo que sea, que yo asocie al feminismo. Como mismo no asocio menstruación, vulva o clítoris, al feminismo. Las feministas, la única cabeza que compartimos son las cabezas de las muertas.
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Los duros del 26 de Julio
Inspirado en Fidel Castro y en el glorioso asalto al cuartel Moncada, reuní a 30 socios para asaltar la estación policial de la calle Zanja en la madrugada del 26 de julio. El objetivo era hacer prisioneros para cambiar por champú y aceite. Y negociar la entrega pacífica a cambio de tarjetas con moneda libremente convertible.
Trágica que soy
Ahora que ya sé pedalear, puedo escribir de Si esto es una tragedia yo soy una bicicleta, de Legna Rodríguez Iglesias. Cuando veo a mi novia irse en bicicleta y le digo adiós desde el balcón, pienso que Legna ha escrito sobre momentos así: imprecisos, inexactos, rastros que pasarán fácilmente desapercibidos en un país con ulceraciones.
Carlos Lechuga: “No hay Ley ni Decreto que me pare”
A propósito de su libro debut: En brazos de la mujer casada (Editorial Hypermedia, 2020), provocamos al cineasta Carlos Lechuga: “Me siento como un turista en este mundo, y me gusta, porque el cine me tenía agotado. Entiendo que muchos escritores no me vean como un escritor, a pesar de que les gusten algunos de mis textos”.
Yo no tengo dólares
Si no eres economista, no opines de las medidas económicas. Levanto la mano: ¿Puedo al menos decir que no tengo dólares? No los tengo, baby, no los tuve. ¿Los necesitas? ¿Qué tú crees? A ver, déjame medir mi respuesta. Si no eres objeto de medición, no opines de ninguna medida política, social, cívica, espacial… Es decir, no opines.
La foto del hijo muerto
De máquina respiradora a máquina respiradora, una muerte lenta. Nadie sabe por qué se muere el hijo que soy. Que nadie diga nada. Los médicos chocan entre ellos a la hora de decir cuál es el estado del paciente. Lo saben, pero no lo dicen. Tocan mi cabeza, pero no confiesan. De muertes a muertes, lo que aprendí no se lo digo a nadie.
Everglades: la literatura no importa
Everglades: salvajismo, histerización, excentricidad. Everglades: lo único que me enloqueció durante una cuarentena en La Habana, y que verdaderamente definió mi training de lengua, mis fiebres de hembra. Es una suerte que Everglades todavía sea literatura: la necesaria, la enloquecedora.
Puriales de Caujerí: un tajo de sangre
Cuba es una isla hostil para las mujeres, no importa donde una nazca. Como el chicle pegado en la madera, nos metemos en nuestra propia boca y vivimos con el aguante, salivando, soñándonos en tantas vidas que ya no son. Quiero pensar que el espíritu de una mujer nacida en Puriales está entre las mujeres de mi familia, y nos cuida.
Vuelvo a la playa
No sé cuándo pueda volver a la playa. La última vez que fuimos a Guanabo, mi mamá se puso un biquini que yo nunca me atrevería a usar. Mi mamá es un personaje obligatorio en esta columna. Se ha especializado en comprender mi realidad. Ella escribe mejor todo esto, metaboliza mejor la mierda que es todo esto.
Una tarde de rabia con Carlos Manuel Álvarez
“Yo sé que si un día me meten preso, o me detienen cuando vaya de nuevo a Cuba, son mis amigos los que me van a sacar de la cárcel o del apuro. Mis amigos y la derecha, mis amigos y Miami, mis amigos y el exilio. La izquierda me va a hundir más. De la izquierda cubana, hasta ahora, no se puede esperar más que complicidad con el represor”.