“Cuba está presente en el espíritu. Me llevé a Carlos Enríquez, a Amelia, la luz de la playa en Varadero, los recuerdos de mi familia, que luchó por la libertad de esa isla. Lo que no me llevé conmigo fue ese Partido, ese director de la Escuela de Arte, ese ministro de Cultura, ese espía del G2 que vigilaba los muros de Arte Calle”.