La primera vez que vi una eyaculación no fue en una manoseada revista pornográfica, ni en una postal ‘vintage’. Fue mi propia eyaculación a los diez u once años, tras un juego del cual nadie (absolutamente nadie) me había hablado.
La primera vez que vi una eyaculación no fue en una manoseada revista pornográfica, ni en una postal ‘vintage’. Fue mi propia eyaculación a los diez u once años, tras un juego del cual nadie (absolutamente nadie) me había hablado.