Una joven (Neisy Alpízar) sale de su casa a encontrarse con unas amigas. Sale a las calles de lo que ella consideraba un país tranquilo. Era el 11 de julio. Su vida dio un vuelco.
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‘Anestesia en junio’ (segundo episodio)
Una actriz (Lynn Cruz) ha sufrido un trauma debido al internamiento involuntario y la posterior pérdida de su padre. Paradójicamente, su propio internamiento en una institución para enfermos mentales, ahora, también es involuntario.
Rainer Hernández: “El teatro para mí significa encontrarme conmigo mismo”
“En la vida muchas veces no somos fieles a nosotros mismos y el teatro te pone en la situación de desnudar esa superficialidad”.
Daisy Forcades: “Sentir que entras en otras vidas”
“Me atrapa el lenguaje del teatro, el sentido de las palabras, a dónde van, el porqué de quien las escribe, el tránsito que hay de lo escrito a lo imaginario”.
Eugenio Torroella: “Un teatro sin pretensiones y sin censura”
“Un teatro de grupo donde se respire la comunión, donde no exista el ‘No se puede’, el ‘No se debe’. Un teatro sin pretensiones y sin censura es lo que más añoro. Hace falta un cambio”.
‘Abril sin carne’ (primer episodio)
Una joven (Evelyn Corvea) se encuentra bajo un estrés provocado por la separación de sus padres. La ausencia hace mella. La joven tiene hambre y sed. La joven demanda atención especializada.
Tony Alonso: “Me interesa el teatro como estilo de vida”
“Al teatro cubano actual le hace falta salud. Es increíble que una potencia médica deje que se enferme la cultura… El teatro nuestro a veces tiene cojera, miopía, sed, hambre, y quizás hasta miedo. No sé por qué hay tan poquitos grupos de teatros saludables. Hay que acercarse a ellos”.
Ana Flavia Barrios: “Que la obra nunca muera cuando baje el telón”
“El teatro es sinónimo de libertad total. Los parlamentos estarán justificados mientras se defiendan con bomba y corazón. El teatro te da la fuerza para desinhibirte y decir todo lo que te has reprimido por muchísimo tiempo. Encima de las tablas es donde te lanzas sin medir las consecuencias, porque sabes que estarás a salvo”.
Mariela Brito: “Nunca estoy sola en el escenario”
“Para mí el escenario incluye al público. No tengo percepción de fronteras entre vida y trabajo. Para mí todo es significativo y se retroalimenta, simbólica o concretamente. Destupir la taza del baño todas las mañanas puede ser un gesto muy poético: hay tantas cosas que destupir”.
Roberto Romero: “Los actores tenemos una misión”
“Talento sobra en las tablas cubanas. Lo que viene faltando es el hecho de arriesgarse y de no acomodarse. Falta más libertad creativa. Valentía para lanzarse y explorar. Romper con los esquemas y encontrar nuevas maneras de hacer. Me gustaría ver una obra en donde sienta que hay algo en juego”.