Ana Flavia Barrios: “Que la obra nunca muera cuando baje el telón”

Serie de presentaciones de actrices y actores jóvenes coordinada por la dramaturga Daniela Alí y el artista Eldy Ortiz.





Ana Flavia Barrios, por Eldy Ortiz.


¿Cómo llegas a la actuación?

Pura casualidad. Antes de 2014, lo más cercano que estuve del arte fue ser atleta de Gimnasia Rítmica, ya que en la Escuela de Deporte en la que estudié durante ocho años entraba en el marco de Arte Competitivo; o sea: vínculo como tal, muy poco. No tenía mucho conocimiento al respecto, ni mi familia tenía algún vínculo artístico, pero siempre estuve activa en todo movimiento cultural cercano a mí, en el barrio, en la beca, en mi casa… 

Mi padre, con el fin de complacerme, hacía cualquier cosa (se dejaba maquillar y peinar por mí, me inventaba miles de historias y situaciones). Me fascinaba escuchar las novelas de radio junto a mi abuela materna, imaginarme cada personaje, sensibilizarnos con algo que no veíamos; era algo mágico. Así comenzaron mis inquietudes, que poco a poco se fueron haciendo gigantescas, y finalmente la curiosidad mató al gato. 

El mérito es todo de mi madre. Cuando yo cursaba noveno grado y tenía que hacer cambio de carrera, me dijo: “Cualquier decisión que tomes, si realmente lo deseas, lucha por ello y cuenta con el apoyo de tu madre. Tú decides si corres o te escondes”. Y corrí y aún sigo corriendo, desandando sin parar, y aquí estoy.



Ana Flavia Barrios, por Eldy Ortiz.


¿Quiénes dirías que son tus principales maestros?

Mi maestra de siempre será mi abuela Carmen, maestra de profesión durante muchos años, y ejemplar para mí y para mi hermano. Ella siempre hacía énfasis en las buenas lecturas, los buenos modales, en trasmitir su sabiduría; fue quien me enseñó a leer y a escribir, a manejar la disciplina con respecto al estudio, el trabajo en grupo, hasta mis primeras inclinaciones artísticas fueron incitadas por ella; en fin: todo.

Le agradezco a Lisandra López Fabé, mi coterránea, por toda la información que me facilitó sobre el teatro, sobre cultura general, y por darme riendas para confiar en mí y poder concretar muchas cosas que desconocía sobre este mundo.

He tenido muy buenos profesores, de los cuales aprendí tanto en lo teórico como en lo práctico: Jorge Enrique Caballero, Osvaldo Doimeadiós y Carlos Díaz.

Tengo que mencionar a Uta Hagen, que ha sido un gran referente para mí en el trabajo individual, y su método ha sido base para desglosar y entender algunos personajes.

Podemos tener distintos referentes y llevar a la práctica otros métodos; para mí lo importante es que estos me aporten algo real, me revolucionen y me saquen de la zona de confort. Creo que cuando pasa esto todo lo demás fluye por sí solo: el quid está en permanecer vivo en escena siempre.



Ana Flavia Barrios, por Eldy Ortiz.


¿Por qué te interesa el teatro como lenguaje?

El teatro fue lo primero que me recibió, por decirlo de alguna manera; a lo primero que me enfrenté, incluso sin saber nada de él, y donde único he tenido la dicha de experimentar largos procesos creativos. Mis primeros descubrimientos en la actuación fueron a través de él; en fin, he tenido muchas primeras veces en el teatro y eso me ha dado un arraigo inquebrantable. A diferencia de otros medios, sé que en el teatro puedo defenderme un poco más y disfrutar lo efímero de cada puesta en escena; la tristeza, el dolor, el deleite, el regocijo, se viven en cada puesta de manera diferente (es un acto irrepetible). 

Para mí el teatro es sinónimo de libertad total. Los parlamentos estarán justificados mientras se defiendan con bomba y corazón, gusten o no, ya eso depende de la perspectiva de cada espectador. El teatro te da la fuerza y el metal suficiente para desinhibirte y decir todo lo que te has reprimido por muchísimo tiempo y no dices por mantener cierta cordura, o por evitar contradicciones. Encima de las tablas es donde te lanzas sin medir las consecuencias, porque sabes que estarás a salvo.

No hay cosa más placentera que desbordarse frente a un público que te observa en cada instante, en cada transición. Todo lo que ejecuta el actor es recibido sin filtros. Conexión directa: esa es mi experiencia personal.



Ana Flavia Barrios, por Eldy Ortiz.


Háblanos de tu proceso en la creación.

El inicio de un proceso creativo me resulta complicado y tedioso, sinceramente; no por falta de entendimiento ni compromiso con la obra, sino por la inestabilidad de tantear para ver qué queda al final. Las propuestas sujetas a cambios me desestabilizan un poco. Algo contradictorio, porque reconozco que para lograr un buen resultado no se debe imponer, atropellar, ni tronchar nada en el proceso creativo del actor. Los cambios bruscos y los comienzos son mi talón de Aquiles; los que han trabajado conmigo en varios proyectos lo saben. 

Lo único que me ayuda a compensar esa carga es la búsqueda de información teórica, ver documentales, películas relacionadas con el tema, prepararme físicamente, en resumen, todo el trabajo individual, para fusionarlo después con los demás actores. La parte que más disfruto es cuando se arma el muñeco completo, y a partir de ese cimiento crear de manera despampanante y rellenar todos los espacios en blanco, desmenuzar lo rebuscado y tratar de humanizar al máximo al personaje, siempre partiendo de mí.

No recurro a un método en específico: busco referentes que me respondan a mis inquietudes con respecto al trabajo, aunque Stanislavski siempre ha sido mi principal maestro en esta búsqueda. 



Ana Flavia Barrios, por Eldy Ortiz.


¿Qué crees que le está faltando al teatro cubano?

Hay que reconocer que se está haciendo buen teatro, cada grupo con su estética. No solo los directores ya asentados se han mantenido activos: también los directores jóvenes se han lanzado con propuestas muy convincentes y auténticas, con las cuales han tenido grandes logros.

A modo general, se deberían hacer talleres con más frecuencia, donde los actores puedan pulir y entrenar las emociones a través de distintos métodos de actuación.

Se necesitan actores con mejores condiciones físicas, para que puedan resistir la obra completa sin fatiga y no se queden en la media, sino que puedan resistir varias funciones sin dañarse.

En estos tiempos de pandemia, ¿cómo crees que debe reinventarse el teatro?

Desde mi punto de vista creo que hay bastante movimiento en el ambiente, no se han apagado esas ansias de crear y crear sin cesar, para cuando todo se restablezca reiniciar con buenas propuestas en la escena y no estancarnos ni nublarnos con los revuelos del exterior. Aprovechar el tiempo al máximo, para reinventar todas las propuestas posibles, arriesgarse más, tocar otros puntos. En estos tiempos todos los sucesos, tanto políticos como sociales, están brindando un buen material para fortalecer los discursos teatrales.

Espero que este stop nos comprometa de a lleno con nuestra profesión: a necesitarla, a sentirla, a sostenerla con garras para que no desvanezca, y sobre todo a respetarla y tener presente que ese espacio es sagrado para todos nosotros. 



Ana Flavia Barrios, por Eldy Ortiz.


¿Qué quisieras ver próximamente en las tablas cubanas?

Siempre he querido disfrutar en de un teatro en verso (español o cubano), un Lope de Vega, un Joaquín Lorenzo Luaces. De esto no se ha visto mucho movimiento en Cuba hace unos años, o por lo menos no ha estado a mi alcance; solamente lo recibí siendo estudiante, en uno de los semestres.

Quiero ver más de Tennessee Williams, los grandes clásicos de Shakespeare, todo sobre Chéjov, más de Lorca, Abelardo Estorino, Héctor Quintero… Empaparme de todo lo bueno del teatro universal, que sería mucho pedir, pero no imposible. 

Anhelaría tanto que se maneje un lenguaje más desgarrador y conmovedor; huir de lo desechable, lo banal, y que la obra nunca muera cuando baje el telón, sino que siga, latente y eterna.




Roberto Romero

Roberto Romero: “Los actores tenemos una misión”

Daniela Alí

“Talento sobra en las tablas cubanas. Lo que viene faltando es el hecho de arriesgarse y de no acomodarse. Falta más libertad creativa. Valentía para lanzarse y explorar. Romper con los esquemas y encontrar nuevas maneras de hacer. Me gustaría ver una obra en donde sienta que hay algo en juego”.





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