Esta ha sido una semana vertiginosa y desconcertante en la diplomacia internacional, con implicaciones profundas para Ucrania, el futuro del papel de Estados Unidos en el mundo y el legado del presidente Trump.
Trump tiene toda la razón en querer poner fin al derramamiento de sangre en Ucrania. El sufrimiento ha sido atroz y el estancamiento, brutal. Pero en medio de la vorágine de opiniones que se han expresado esta semana, desde la Casa Blanca hacia abajo, hay al menos 10 verdades que todo votante estadounidense debe tener presentes.
En su prisa por terminar con la violencia, estas son también las verdades contra las que se juzgará cualquier acuerdo y que definirán a Trump cuando los libros de historia sean escritos.
Ignorarlas o no tratarlas con la seriedad que merecen tendrá, además, enormes consecuencias durante décadas:
Verdad n.º 1
Vladímir Putin inició esta guerra, pese a lo que dijo Trump hace unos días.
En febrero de 2022, tras una masiva acumulación de tropas en las fronteras de Ucrania, el ejército de Putin lanzó una invasión a gran escala. No existe un argumento racional, fuera de la propaganda rusa que pueda culpar a las supuestas acciones “agresivas” del presidente ucraniano Volodímir Zelenski o de la OTAN, para justificar tal acción militar. Esto ocurrió después de que Putin ya se hubiera anexado Crimea en 2014 y hubiera iniciado una guerra en el Dombás, en el este de Ucrania.
Y eso sin contar las otras guerras que ha comenzado, como la que libró contra la pequeña nación de Georgia en 2008.
Trump tiene razón al decir que la guerra “nunca tuvo que empezar”. Es posible que, de haber estado en la Oficina Oval, no se hubiera producido. Pero fue Putin, no Zelenski, quien inició la guerra.
Verdad n.º 2
Rusia lucha por la conquista.
La Federación Rusa invadió Ucrania en 2022. Independientemente de lo que se piense sobre el país o su liderazgo, Ucrania es una nación soberana reconocida internacionalmente. Putin invadió con la intención de devorar el país por completo. En contraste, Ucrania no tiene ninguna ambición territorial sobre Rusia.
Y hay que recordar la brutalidad de las acciones rusas. Entre las innumerables atrocidades y crímenes de guerra cometidos por el ejército de Putin está el secuestro de unos 20.000 niños ucranianos. ¿Quién quiere vivir en un mundo donde los fuertes pueden simplemente devorar a los débiles y secuestrar a miles de niños? ¿Por qué Estados Unidos no ha puesto su liberación en la cima de su lista de demandas en las negociaciones?
Verdad n.º 3
Ucrania lucha por su independencia.
La mayoría de los ucranianos no quieren formar parte de Rusia. No quieren ser gobernados desde Moscú. La gran mayoría desea vivir en un país independiente y soberano que controle su propio futuro.
Verdad n.º 4
Los ucranianos no son rusos.
Ucranianos y rusos no son “un solo pueblo, una unidad indivisible”, como escribió Putin en un ensayo en 2021. También miente cuando afirma que “la Ucrania moderna es enteramente un producto de la era soviética”.
Los ucranianos y los rusos son dos grupos étnicos distintos. Hablan diferentes idiomas y tienen historias separadas.
Verdad n.º 5
Putin es un dictador.
Putin ha gobernado Rusia con puño de hierro y métodos del KGB desde que llegó al poder en 1999. Ha sofocado brutalmente a los medios de comunicación independientes, eliminado elecciones libres y justas, aplastado la sociedad civil y asesinado a sus opositores políticos. Y no solo dentro de Rusia, sino en todo el mundo. Cualquier persona dentro de Rusia que exprese oposición a la guerra es encarcelada.
Verdad n.º 6
Zelenski no es un dictador.
Ex ajeno a la política, Zelenski ganó las elecciones presidenciales de 2019, que fueron relativamente libres y justas. Tiene un índice de aprobación del 57 %, no del 4 % como afirmó Trump.
A diferencia de Rusia, Ucrania cuenta con medios independientes vibrantes que fiscalizan al gobierno, pese a lo que afirman ciertas criaturas del subsuelo de internet y los bots rusos.
Muchos ucranianos critican libremente la forma en que el gobierno ha manejado la guerra. Cuando el Reino Unido luchaba por su supervivencia contra los nazis en la década de 1940, tampoco celebró elecciones.
El embajador ruso en el Reino Unido declaró ayer con tono triunfal que “no está seguro” de que Zelenski sería reelegido si hubiera elecciones hoy. Pero hay algo que todos sabemos con certeza: independientemente de si Zelenski sería reelegido en Ucrania, Putin siempre lo será en Rusia. Porque sus elecciones son farsas, espectáculos teatrales. Putin nunca ha ganado una elección libre y justa. Porque simplemente no las celebra.
Verdad n.º 7
Rusia no es amiga de Estados Unidos.
Es un estado hostil, con armas nucleares, que resiente el poder estadounidense y el orden global construido por EE. UU. Mantiene relaciones cada vez más estrechas con China, Irán y Corea del Norte. De hecho, todos sus principales aliados son los mayores enemigos de Estados Unidos.
Verdad n.º 8
Ucrania es amiga de Estados Unidos.
Ucrania quiere ser parte del orden liderado por EE. UU. Su pueblo y su gobierno son profundamente proestadounidenses. Desde el inicio de la invasión rusa, los hombres y mujeres ucranianos que he visto luchar en el frente lo hacen para proteger a sus seres queridos y a su país. También lo hacen con la certeza de que, si fracasan, otros países serán los siguientes.
Verdad n.º 9
Putin no es de fiar.
No es solo una afirmación, sino algo en lo que el 81% de los votantes estadounidenses está de acuerdo.
Putin ha invadido varios países en violación de todos los tratados internacionales. Ha interferido en múltiples elecciones de sus vecinos más cercanos. Ha incumplido acuerdos internacionales, incluido el Tratado INF con EE. UU.
Ha mentido a presidentes estadounidenses y a líderes europeos durante toda su carrera. Incluso ha engañado a Trump desde que este volvió al poder. Recientemente, Putin prometió que no atacaría la infraestructura energética de Ucrania.
Sin embargo, esta misma semana, llevó a cabo un ataque masivo con misiles y drones contra múltiples instalaciones energéticas en Ucrania. Es casi como si la palabra de Putin no tuviera valor alguno y no le importara que lo supiéramos.
Verdad n.º 10
La ayuda estadounidense a Ucrania no se está desperdiciando.
Nadie discutiría que Ucrania es un país sin corrupción. Pero eso no significa que su pueblo y su soberanía no deban ser protegidos.
También debemos recordar qué país en esta guerra es verdaderamente corrupto. Rusia es un vasto Estado cleptocrático, dirigido por Putin y un pequeño cartel de oligarcas que se han convertido en algunos de los hombres más ricos del planeta. Todo ello mientras mantienen a la mayor parte de la población rusa en un estado de pobreza que resultaría inimaginable para la mayoría de los occidentales.
Putin y sus cómplices han acumulado poder y riqueza a lo largo de toda su carrera. Y están dispuestos a torturar y asesinar a cualquiera que exponga su corrupción. Basta recordar a su opositor político Alexéi Navalni y al abogado Serguéi Magnitski. En Ucrania, es fácil denunciar la corrupción. En Rusia, hacerlo es una sentencia de muerte.
Además, según el Departamento de Defensa de EE. UU., de los 183.000 millones de dólares en ayuda a Ucrania, unos 58.000 millones se han gastado dentro de EE. UU. Ese dinero ha beneficiado a trabajadores e industrias estadounidenses.
La guerra también ha debilitado al ejército de uno de los regímenes más despóticos del mundo y ha reducido su amenaza no solo para Europa, sino también para Estados Unidos, sin que haya muerto un solo soldado estadounidense. Además, ha enviado un fuerte mensaje disuasorio a China, Irán y Corea del Norte para que no intenten hacer lo mismo.
Se puede criticar a Zelenski, se puede protestar. Pero no debemos tener ninguna ilusión sobre quién inició este conflicto y quién es el verdadero dictador o villano de esta trágica historia.
Trump tiene la oportunidad de poner fin a esta guerra, de detener la matanza. Quizá, incluso, de ganar un Premio Nobel de la Paz.
Douglas Murray es investigador senior en el Manhattan Institute.
* Artículo original: “Mr. President: Putin is THE dictator and 10 Ukraine-Russia war truths we ignore at our peril”. Traducción: ‘Hypermedia Magazine’.
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