Nota del editor: The Wall Street Journal no ha respaldado a un candidato presidencial desde 1928. Nuestra tradición es resumir las candidaturas de los nominados de los principales partidos.
Qué elección presidencial han ofrecido los dos principales partidos políticos de Estados Unidos. La demócrata es una progresista de California, elevada en el último momento, que parece no estar preparada para un mundo en llamas. El republicano es Donald Trump, quien aún niega que perdió en 2020 y ha hecho poco para tranquilizar a los votantes indecisos sobre si su segundo mandato será más tranquilo que su tumultuoso primero.
El mejor argumento a favor de una victoria de Trump es que sería una penitencia apropiada por los muchos fracasos demócratas en el ámbito nacional e internacional. Una inflación impulsada por el gasto que redujo los salarios reales. Adversarios en avance. Abusos de poder regulatorio y de la aplicación de la ley. Si Harris gana, los progresistas se sentirán reivindicados y buscarán más de lo mismo, aunque quizás con algunos límites impuestos por un Senado republicano. Una derrota de Harris frenaría el avance forzado hacia la izquierda, al menos por un tiempo.
Un segundo argumento es que el primer mandato de Trump fue mejor de lo esperado. Su liderazgo fue caótico y cáustico, y cambió múltiples jefes de gabinete y asesores de seguridad. Pero los votantes recuerdan que, a nivel nacional, presidió una economía sólida antes del COVID, impulsada por la desregulación y la reforma fiscal. Sus nominaciones judiciales fueron excelentes.
En el ámbito internacional, rompió muchas normas diplomáticas, y sus elogios a dictadores fueron desconcertantes. Pero los enemigos se mantuvieron tranquilos durante su gobierno, mantuvo a Irán controlado, y los Acuerdos de Abraham iniciaron una nueva era de cooperación entre Israel y los estados árabes sunitas. Renegoció el TLCAN en lugar de destruirlo como había amenazado.
El gobierno autoritario que los demócratas y la prensa predijeron nunca apareció. Trump era demasiado indisciplinado y su capacidad de concentración demasiado corta como para mantener un solo mensaje, y mucho menos para organizar un golpe de Estado. Los sistemas de controles y contrapesos de Estados Unidos se mantuvieron, y los demócratas se beneficiaron de la reacción política.
Ah, pero ¿qué hay de los disturbios en el Capitolio el 6 de enero de 2021? El intento de Trump de revertir la elección fue escandaloso y, para muchos estadounidenses, lo descalifica para un segundo mandato. Nosotros crremos que no debió ganar la nominación nuevamente.
Pero los demócratas ayudaron a revivir sus posibilidades con sus procesamientos sin precedentes y otros excesos. Los demócratas hicieron posible el “Trump II” tanto como los votantes republicanos en las primarias. Si Trump gana, será un regreso memorable, y testamento de su resiliencia y su capacidad para representar a los estadounidenses que no se sienten representados.
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Los opositores dicen que un segundo mandato de Trump representa un riesgo demasiado alto, dados sus defectos de carácter, y ciertamente no sería un retorno a la “normalidad”. No nos creemos los temores de fascismo, y dudamos que los demócratas realmente lo hagan. Nuestra preocupación es si podrá abordar con éxito los problemas urgentes del país. La mayoría de los segundos mandatos presidenciales son decepcionantes, o peor, y Trump no ha trazado una agenda clara más allá de controlar la frontera y liberar la producción de energía de EE. UU.
Un riesgo ahora, a diferencia de su primer mandato, es la falta de una plataforma doméstica unificada o siquiera coherente del Partido Republicano. Trump heredó la agenda de reformas de Paul Ryan en 2017, y sus éxitos políticos fueron prioridades tradicionales del Partido Republicano: desregulación, jueces originalistas y recortes de impuestos.
Trump tiene instintos, pero no una filosofía de gobierno clara, y su segundo mandato sería una apuesta incierta en términos de política. La mayor parte de su reforma fiscal de 2017 expirará a finales de 2025, y él ya ha complicado su renovación al proponer concesiones fiscales que dificultarán financiar las provisiones de crecimiento.
Está prometiendo más desregulación, lo cual es un gran plus. Pero quiere tarifas mucho más altas y generales, lo que generará incertidumbre y ralentizará el crecimiento. Su segundo mandato podría ser una lucha entre asesores de libre mercado como los de su primer mandato y las voces proteccionistas, pro-política industrial y pro-sindicatos, que rodean a JD Vance.
Si Trump elige a estos últimos, el Partido Republicano dejará de ser un partido de libre mercado y gobierno reducido. Esta es una forma en la que EE. UU. podría parecerse a la Europa de crecimiento lento, donde los principales partidos son todos estatistas.
En política exterior, ¿quién sabe? El expresidente comprende la disuasión mucho mejor que Harris y probablemente reviva la presión sobre Irán. Pero, ante todo, es un negociador y cortejará a Vladimir Putin, Kim Jong Un y Xi Jinping con resultados inciertos.
Mucho dependerá de los asesores que elija para Estado y Defensa, y de si pueden disuadir a Trump de malas ideas tras conversar con el senador Rand Paul. Pasamos gran parte de su primer mandato recibiendo llamadas del Congreso y de asesores de la Casa Blanca pidiendo editoriales para frenar las ideas impulsivas que Trump planteaba detrás de escena.
Trump también se rodea de estafadores y provocadores que lo adulan, y muchos tienen una nueva prominencia en el “Mundo Trump” mientras su hijo Don Jr. gana influencia. Piensa en Tucker Carlson en lugar de en su yerno Jared Kushner. Esto podría llevar a políticas destructivas. Se echará de menos la influencia de Mike Pence en la política y el personal.
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Esta elección debería ser una oportunidad para una barrida republicana al estilo de 1980. Las encuestas dicen que los estadounidenses quieren un cambio y están descontentos con los resultados de la gobernanza progresista. Pero si Trump gana, es probable que sea por un margen estrecho, y su campaña no ha hecho mucho para ampliar su coalición. Incluso después del primer intento de asesinato, no logró ofrecer un mensaje unificador en su discurso de la convención republicana. Un segundo mandato de Trump podría resultar en otros cuatro años de guerra partidista divisiva.
Los demócratas y la prensa avivarán el rencor, con la intención de barrer el Congreso en 2026 y recuperar la Casa Blanca en 2028, a medida que el país se canse del segundo interregno de MAGA. Este es el riesgo que los republicanos asumieron al nominar a Trump por tercera vez, en lugar de a un conservador más joven que podría servir dos mandatos y construir una nueva mayoría de centro-derecha.
Un segundo mandato de Trump plantea riesgos, pero la pregunta siempre es: ¿en comparación con qué? Los votantes pueden apostar por el tumulto de Trump o por el continuo ascenso de la izquierda demócrata. Ojalá fuera una mejor elección, pero así es la democracia.
* Artículo original: “How Risky Is a Trump Second Term?”. Traducción: ‘Hypermedia Magazine’.
La Cuba de hoy y de mañana
Por J.D. Whelpley
“Es difícil concebir una tierra más hermosa y más desolada por las malas pasiones de los hombres”.