Víctor Manuel Rocha: el tamaño exacto de una traición

Víctor Manuel Rocha, antiguo embajador de Estados Unidos y símbolo del sueño americano, ha sido detenido por cargos que incluyen actuar como agente secreto del gobierno de Cuba. Este acontecimiento supone una dramática caída en desgracia para Rocha, que ha sido una figura influyente en los círculos diplomáticos estadounidenses durante más de cuatro décadas.

Nacido en Colombia, Rocha emigró a Estados Unidos de niño y creció en un apartamento de Harlem con su madre costurera, un tío y dos hermanos. Superando estos modestos comienzos, Rocha siguió una impresionante carrera académica, obteniendo títulos de las universidades de Yale, Harvard y Georgetown. Su trayectoria profesional le llevó al Departamento de Estado, en 1981, donde desempeñó altos cargos diplomáticos en toda América Latina, hasta su jubilación como embajador en Bolivia, en 2002.

Tras su carrera diplomática, Rocha entró en el sector privado, donde ocupó puestos de alto nivel como la gestión de un fondo de inversión, la consultoría para bufetes de abogados y la dirección de una mina de oro en la República Dominicana. Su historia, hasta ahora, ha sido una historia de éxitos y logros.

Sin embargo, los cargos contra Rocha ensombrecen su ilustre carrera. Colegas y conocidos han expresado su conmoción por las acusaciones, y muchos son incapaces de conciliar al hombre que conocían con el espía acusado. Según Kevin Whitaker, ex embajador de EE.UU. en Colombia, Rocha era un ejemplo de la historia de un hombre que se hizo rico aprovechando todas las ventajas que le ofrecía Estados Unidos para ascender en el elitista Departamento de Estado.

La acusación de 15 cargos contra Rocha no incluye el espionaje, pero se le imputa actuar como agente ilegal de un gobierno extranjero, fraude de pasaportes y otros delitos. El fiscal general Merrick Garland ha descrito las presuntas acciones de Rocha como una de las infiltraciones más importantes de un agente extranjero en el gobierno de Estados Unidos.

La acusación de Rocha ha suscitado preocupación por los posibles daños a la seguridad nacional. Los expertos creen que su alto cargo podría haberle permitido acceder a información sensible, incluidas operaciones compartidas por la CIA. William Evanina, ex director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de Estados Unidos, especula con la posibilidad de que cualquier información obtenida por Rocha fuera compartida con la inteligencia rusa.

La acusación revela que la supuesta asociación de Rocha con la inteligencia cubana comenzó durante una estancia en Chile en 1973, el año del golpe de Estado respaldado por Estados Unidos, contra el presidente socialista Salvador Allende. Este periodo marca el inicio de su supuesta implicación en actividades de espionaje cubano.

La detención de Rocha se produjo tras una serie de reuniones con un agente encubierto del FBI, que él creía que era un emisario de la inteligencia cubana. Durante estas reuniones, Rocha presuntamente alardeó de sus servicios a largo plazo a Cuba, describiéndolos como “más que un grand slam”.

Agregando una capa compleja a su persona, Rocha, conocido dentro del Departamento de Estado como un conservador, surgió como un fanático partidario del ex presidente Donald Trump, a menudo chocando con colegas sobre sus opiniones políticas.

Mientras prosigue el proceso judicial contra Rocha, queda por ver el alcance total de sus presuntas actividades de espionaje y su impacto en la seguridad nacional de Estados Unidos.


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